Robert McKee en su libro “El guión” habla de la figura del mentor, de la sombra, del archienemigo, del guía, ect… Son arquetipos que se repiten en el viaje del héroe, que es lo que cuenta cualquier película, o antihéroe, como prefiramos.

Al Pacino es un buen inspector de homicidios que se encuentra en un lío con asuntos internos porque están investigando sus casos, están analizando si hubo mala praxis en su labor profesional. Pacino llega a Alaska en compañía de su compañero para investigar el asesinato de una adolescente.
En la comisaría de un pueblo remoto y aislado de Alaska donde hay sol de medianoche, Pacino se encuentra con Hillary Swank, que le admira como inspector de homicidios. Pacino es su referente y modelo.
Mentor de la sombra
Sin embargo Al Pacino ha caído en el lado oscuro de la fuerza, que diría George Lucas. Se ha desviado. Y su mayor lección como mentor de Hillary Swank van a ser dos:
-Presta atención a los detalles porque los detalles importan en una investigación.
-No te desvíes.
A pesar de que Al Pacino es un mentor con sombras, es un buen mentor de Hillary. Al tiene su propio código ético y se atiene a él, enseña bien a su pupila, y le transmite lo que él ha aprendido durante el ejercicio de su profesión, pese a sus errores.
Hillary aprenderá gracias a la guía de Al Pacino a mirar cada insignificancia, cada detalle, cada diminuto indicio dos veces y con sus cinco sentidos, pero sobretodo su ‘profesor’ le enseña a no apartarse del camino recto, pase lo que pase.
Eso hace un mentor.

Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.