El trasfondo de la serie “Mare of Easttown” va mucho más de la investigación del asesinato de la adolescente Erin, más alla de la eterna pregunta de quién lo hizo, más allá de desenmascarar al culpable, y restaurar la paz del pueblo. Porque “Mare of Easttown” es una historia de adicción. El demonio de la adicción.

El demonio de la adicción
Easttown es un pueblo azotado por la epidemia de los opiáceos.
El demonio de la adicción
La crisis de adicción a la oxicontina y heroína devasta Estados Unidos.

La pérdida, el dolor, el duelo y la adicción. Los cuatro jinetes dela Apocalipsis han llegado en formato serie policial de misterio a HBO. Nadie quiere vivir en Easttown, un pueblo varado en la parálisis y la melancolía.

La adicción es el mal, el diablo, Satanás. Te come la voluntad y el cerebro. Destruye tu vida, tus relaciones de amor, tu familia. Se cuela en todo lo bueno que hay en tu mundo y lo corroe como una termita perversa y maligna.

Trauma reprimido, apatía, abatimiento, y negación. Eso es la adicción. Se extiende por familias y comunidades. Es un cáncer que todo lo mata. Se enseñorea en su devastación.

El demonio de la adicción
Una familia devastada por la pérdida.
El demonio de la adicción
Todos quieren irse de Easttown. Pero ya es demasiado tarde porque están atrapados.

La adicción rodea a Mare, quien dice que ella investiga toda la mierda que hay en el pueblo, incluidos robos, sobredosis, y tráfico de drogas.

La crisis de la adicción a los opiáceos ha dado un duro golpe en Easttown. Durante el desarrollo de la serie, nos enteramos de que Kevin, hijo de Mare, tiene un pasado difícil, sabemos que el nieto de Mare tiene un retraso, y nos cuentan que Mare como madre lo ha pasado muy mal con su hijo. Una sombra aplastante de culpa y arrepentimiento gravita sobre la conciencia de la inspectora.

Me ocupo de toda la mierda que hay en este pueblo.

Mare

Depresión y adicción

A Kevin, le han diagnósticado todo tipo de problemas mentales desde la niñez, incluida la depresión, lo que le ha llevado a una sobremedicación, abuso de sustancias y al suicidio.

Mare confiesa que su padre también sufrió depresion como su hijo, cuenta que su progenitor se suicidó cuando ella tenía trece años y que ella también ha pasado por crisis depresivas, pero como no quiere darle la brasa a nadie, bebe.

Mare tiene un problema con el alcohol. Pero como el alcohol está más socializado que las drogas, pasa más desapercibido.

Pero la culpa es un vampiro ansioso y voraz que no deja nada bueno vivo, te chupa la vida y te deja sin energía. Evadirse a traves de la adicción es solo un entretenimiento, una dilación. Pero la final la culpa te busca y te encuentra. Sobre todo si tienes a un hijo muerto, y la depresión te persigue desde la adolescencia.

Una historia de adicción y pérdida tan real que duele.

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