Todos conocemos a Betty Draper, la mujer de Don en Mad Men. Pero ¿quién es la actriz que interpreta a Betty, con esa mezcla de tensión, disgusto y frustración, esa mujer que solo florece en las fiestas y las vacaciones en Roma?

“Es un poco tímida”, dice Mathew Weiner, el creador de Mad Men, sobre ella. Lo único que está claro es que Betty, su personaje en la serie, es el que más filias y fobias despierta. Unas la ven como víctima, pobre paloma engañada por el halcón Don Draper, otras la ven como una acomodaticia ama de casa con posibles de las afueras. Su principal problema es el culto a la belleza sin significado vital en el que ha caído.

“Mi principal miedo era que me odiaran”, dice January, sin sonreír, presa de una seriedad que no es impostada.

el culto a la belleza sin significado vital
Su culto a la belleza será la maldición de Betty.

Solo la gente aburrida se aburre.

Betty Draper.

January mira a Betty con compasión. “Betty está buscando algo, pero no se conoce lo suficientemente bien a sí misma como para saber qué es la hará feliz”, dice.

Delicada e infantil

Para la actriz, Betty Draper tiene un lado infantil muy acusado, que hace que tengas que tratarla con mucha ternura y añade: “Betty tiene un lado huérfano”.

Lo que da la impresión a lo largo de las primeras temporadas de Mad Men es que Betty esperaba que Don fuera un padre que la cuidase y protegiese. Sin embargo su marido la ha decepcionado.

el culto a la belleza sin significado vital
La mejor época de la vida de Betty fue su de soltera cuando era modelo.

Betty tiene un lado secreto, introvertido, callado, una reserva bajo siete llaves, a veces algún pensamiento despectivo aflora en un fruncimiento de labios, en un rictus severo. A veces Betty parece deprimida, devorada por el tedio y la inutilidad de su vida.

Estoy harta de que todo el mundo me diga que me calle.

Betty Draper.

January Jones era una chica de Sioux Falls que se fue a Nueva York a hacerse un nombre. Es austera. “No crecí con dinero. Ahora nunca me gastaría cincuenta dólares en una camiseta. Soy del Medio Oeste”.

Su vida íntima la guarda con secreto y misterio, como si fuera un reencarnación del mismísimo Don Draper.

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