Lo que no conviene en Mare of Easttown

Mare, Lori, Ross y Billy, el hermano de Ross, beben cerveza y cenan pizzas mientras ven un partido de baloncesto en la tele. Justo lo que no conviene. Cuando Mare está de baja por mala praxis profesional e investiga por su cuenta, utiliza a su compañero Colin, que está colado por ella, para hablar del caso de las dos chicas desaparecidas y la chica asesinada. Justo lo que no conviene. Mare descubre un colgante de Erin, la chica asesinada, y oculta información y pruebas a Colin. Justo lo que no conviene. Mare se niega a hablar de la muerte de su hijo Kevin y se aleja de sus seres queridos porque dedica toda su energía a mantenerse en pie y no derrumbarse bajo el peso del dolor. Justo lo que no conviene.

Mare le da fuerte a su cigarrillo electrónico, como si apurase un porro.

Mare of Easttown es una maravilla de serie también porque la inspectora hace lo que no conviene.

Punto a favor

Una de los aciertos de Mare of Easttown es que incluso los personajes que son malos tienen un lado bueno, y juegan contra las expectativas de los espectadores. Por ejemplo, cuando Dylan coge la almohada mientras D-J. llora a lágrima viva en su corralito.

Otro punto a favor es que incluso los personajes que son buenos tienen un lado malo. Por ejemplo, cuando Mare pone las bolsas de droga en el coche de Carrie.

Incluso madres e hijas que se llevan mal tienen un punto de encuentro como Mare y su madre cuando a la inspectora la hieren la mano y su madre la cuida.

Giros de guion orgánicos

El personaje que interpreta Kate Winslet nos cae muy bien. Todas queremos ser amigas de Kate Winslet porque es de esas personas que cuando se hunde el barco te ayuda, otra cosa es que el barco se hunda de todas formas pero Mare está ahí en los malos momentos, y por lo tanto se merece también estar en los buenos.

Mare vive en una tensión constante, presagia el desastre. Cuando de noche vuelve a casa, y ve una ambulancia en su puerta le da un vuelco al corazón. Menos mal que es su madre, y no es su hija ni su nieto los que están dentro de la ambulancia.

Y sí, las tragedias y pérdidas siguen pasando, siguen pasando cosas malas y alguna buena. Hay giros de guion orgánicos que funcionan con su dosis de sorpresa y realidad, con su verdad y su honradez.

Mare of Easttown demuestra que estrenar un capítulo por semana funciona y también el hecho de que sea una miniserie, con principio y final.
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La crisis de los opiáceos

Easttown no es un buen sitio donde vivir. Es un pueblo donde desaparecen chicas, donde muchas jovenes se dedican a la prostitución para pagarse su adicción a la heroína. Tras el telón de fondo está la brutal y bestial crisis de los opiáceos que azota Estados Unidos, sobre todo las zonas más obreras, en la que médicos han prescrito a malsalva oxicodona y oxicontina a pacientes con dolores y han sido premiados por la farmaceútica Purdue Pharma que hizo una campaña de marketing engañosa en la que decía que dichos opiáceos eran eficaces para tratar el dolor, obviando que causan adicción. Llegaba un momento en que los pacientes no conseguían más recetas, en el mercado negro esos opiáceos eran muy caros, y la gente recurría a un sustituto más barato: la heroína. El resto es un relato de destrucción y muerte.

Gente normal se enganchaba a la heroína. Por ejemplo, la segunda chica secuestrada que era enfermera, sufrió un trauma de cadera, y un médico le recetó oxicontina. Luego vino la caída.

Todo Easttown está lleno de muertos vivientes heroinómanos que hacen cosas horribles para conseguir su dosis, chicos que en cuanto se levantan por la mañana sólo piensan en una cosa: pillar.

Craig Zobel dirige los siete episodios de la serie.

Madres por la droga

Las adolescentes que besaron la gloria en aquel partido de baloncesto en la que ganaron el titulo son ahora madres por la droga, sus hijos no puden hacerse cargo de sus propios porque son adictos. Son prematuras abuelas que cuidan de sus nietos a pesar de que ellas están hasta arriba de problemas.

Mare ha perdido a su hijo Kevin que se suicidó, se ha divorciado de su marido Frank y se ocupa de Drew, su nieto que tiene tics nerviosos y un retraso cognitivo.

Dawn, que tiene cáncer y trabaja en un super de barrio, cuya hija, prostituta y adicta a la heroína ha desaparecido hace un año, cuida también de su nieta.

Easttown es un pueblo que irradia desesperanza y pérdida. Está enclavado en la América de los desheredados.

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