Puntos de arranque traumáticos. «Cómo crear una serie» de Gonzalo Toledano y Nuria Verde

Buscamos la provocación y shock de tal manera que una situación perfectamente normal muta a una entropía caótica, un desequilibrio absoluto que descoloca al espectador y lo deja sin aliento.

¿Qué demonios está pasando? ¿A dónde quiere ir a parar esta serie?

El objetivo de los guionistas es crear emociones fuertes y giros sorpresivos, vueltas de tuerca inesperadas. Nuestra intención es romper por completo las expectativas del espectador.

Por ejemplo, la serie alemana Dark.

Baran Bo Odar y Jantje Friese crearon Dark. La serie explora las implicaciones existenciales del tiempo y sus efectos sobre los seres humanos.

Un niño desaparece en una cueva de un bosque. Agujeros en el tiempo, viaje a través de tres épocas de la Historia, venganzas, y apocalipsis con una fecha muy concreta: 27 de junio de 2020.

El arranque de Dark merece mucho la pena. No así su segunda temporada que no sabe adónde quieren ir.

Otras dimensiones, teorías científicas, dos familias conectadas a través del tiempo: la de Michael Kannwald con la de Ulrich Nielsen. Pero ¿qué papel juegan la central nuclear, las cuevas, el búnker, la partícula de Dios, la máquina del tiempo, la tabla esmeralda? Un caos de puro desconcierto que genera millones de interrogantes.

Accidente de avión

Otra serie cuyo punto de arranque es traumático es Perdidos. Un avión que se dirige a Estados Unidos cae en barrena en una isla desierta.

La serie explora la vida anterior de los pasajeros que han tomado el avión accidentado y están perdidos en la vida, sin ser conscientes de ello.

Los superviviente se encuentran en mitad del océano, sin comunicación con tierra, sin saber qué hacer y rodeados de cadáveres por todos lados. Si eso no te provoca un trauma es que estás hecha de hielo.

La competencia actual entre las cadenas y plataformas digitales ha provocado un hecho crucial respecto al desarrollo de un piloto de una serie. Hablo de los dobles y triples arranques. Ahora se busca tener un piloto, con dos o tres arranques impactantes.

En Perdidos no solo se estrella un avión en una isla desierta sino que, en ese remoto paraje, hay un terrible monstruo, una especie de oso polar que parece que se va a comer a los supervivientes, con patatas, y no va a dejar ni las raspas.

Con semejante alarde de medios, no es de sorprender que dicho piloto sea uno de los más caros de la historia de la televisión. Costó once millones de dólares. Pero el piloto de The Pacific lo supera, con 27 millones de dólares. Esta serie narra la intervención de las tropas norteamericanas en el Pacífico durante la II Guerra Mundial.

Terra Nova y Broadwalk Empire, con 20 millones de dolares por capítulo, la primera serie y 18 millones de dólares, la segunda, siguen a The Pacific.

En los próximos posts hablaré de los arranques más manidos. Hay que tener mucho cuidado con ellos. Se han explotado hasta la extenuación.

Extracto del libro «Cómo crear una serie de televisión» de Gonzalo Toledano y Nuria Verde (Ediciones T&B)

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