
“Condena” es una serie sobre la culpa, los remordimientos, la imposibilidad que tiene de perdonarse a si mismo, Sean Bean, brutal y honesto, la mejor interpretación masculina que he visto en mucho tiempo, pero la serie también se revela como una crítica al sistema carcelario británico, ineficaz, inhumano, donde un preso que entra por primera vez en la cárcel como Mark Cobden (Sean Bean), profesor en su antigua vida, quien se enfrenta a una condena de cuatro años, es carne de cañón.
Craigmore. Bienvenidos al infierno. Sean Bean no tiene ninguna posibilidad como educado profesor de Lengua y Literatura al caer en una olla a presión donde el hombre es un lobo para el hombre. Acosadores de instituto aquí en formato de criminales acosadores de cárcel. Pero Sean es un hombre manso y no se defiende, lo que en la cárcel significa estar muerto. Carne de cañón.
Esta miniserie de tres capítulos de la BBC es de lo mejor que se puede ver en la televisión actualmente. Verdad y asfixia, líneas clásicas para diseñar y contar la historia, la interpretación impactante de Sean Bean y Stephen Graham, el funcionario de prisiones, y unos personajes muy vivos a los que comprendes y conoces, llenos de verdad y dolor y arrepentimiento. Hombres condenados que pagan con su vida las vidas que han arrebatado.

La vida anterior de Sean Bean se afantasma, pierde sustancia y realidad: su trabajo como profesor, su hijo, su matrimonio. El remordimiento y el arrepentimiento toman la forma de un flashback troceado que no completaremos hasta el final del tercer episodio de la miniserie británica: la carretera borrosa, demasiados vodkas en el cuerpo, una conducción confusa, la lluvia, y un atropello, la razón por la que Bean está en Craigmore.

Hay varios puntos originales y diferentes en “Condena· comparada con otras serie del género carcelario. Sean Bean no es inocente, ha matado a alguien, Sean Bean sufre por lo que ha hecho y está dibujado a la perfección como personaje, conocemos su interior, conocemos su miedo y su remordimiento, exploramos su desesperación, su pánico, y su depresión. Sean Bean no es solo es un personaje que sufre, no, es un personaje multidimensional, con alma, al que, haya hecho lo que haya hecho, atropellar a un hombre y matarlo, entendemos.
Pero aquí viene la radical diferencia con otras series carcelarias, no solo entendemos al preso que acaba de ingresar en una prisión, puro infierno de Dante, también empatizamos y comprendemos a Stephen Graham, quien interpreta a un funcionario de prisiones honesto y estricto al que todos los presos llaman “jefe”, y que se ve atrapado en un conflicto emocional brutal porque tiene ingresado a su hijo en prisión, amenazado por otros presos. Por cierto, vuelve un tema recurrente de las últimas series que he visto: un buen hombre que hace cosas malas por salvar a su hijo, por ejemplo, “Your honor” o “American Rust”, aunque en esta última se trate del hijo de la mujer que ama Jeff Daniels.
Nada es blanco y negro en “Condena”. Nada es un brochazo gordo. Nada es maniqueo, nada es fácil. Todo es complejo y contradictorio, propio de las sutilezas y misterios de la naturaleza humana.
Puedes ver “Condena” en Movistar +. Súper recomendable.
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Carne de cañón.

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Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.