
La obsesión enfermiza de Woody Allen con su hija adoptada junto a Mia Farrow, Dylan, su concentración excesiva en ella, con exclusión de su mujer y el resto de los hijos, su atracción hacia Dylan se ponen sobre la mesa en el documental “Allen vs Farrow”. La guerra de Allen y Farrow.
-Solo existían ellos dos-cuenta Mia Farrow.
-En cuanto entraba en casa, yo atraía como un imán a mi padre-dice Dylan, quien sentía que su padre la monopolizaba y la apartaba del resto de su familia, como si quisiera tenerla solo para él.
Dylan también cuenta que su padre, Woody Allen, se acostaba en calzoncillos, con ella, siendo niña en la cama de matrimonio y la abrazaba, y que ella se sentía culpable, porque sentía que eso era raro, que era algo que no le gustaba, pero era su padre ¿no? Dylan se sentía culpable.
Desde luego, al margen de si ha habido abusos sexuales a su hija de Woody Allen, el ambiente familiar era raro raro, rarísimo.
-Cuando Woody estaba en casa, Dylan no jugaba con otros niños. Allen se la llevaba a dar un paseo o a leerle un cuento a solas. Seguía a Dylan-dice Priscilla, una amiga de la familia.
La presencia omnipresente , enfermiza del padre.
-Recuerdo estar en la cama, juntos, en ropa interior, abrazados, recuerdo sentir su aliento en mí-recuerda Dylan.
-Él se arrodillaba y apoyaba su cara en el regazo de Dylan. Yo sentía que eso no estaba bien- añade Mia Farrow.


Siguiendo un patrón clásico como víctima de presuntos abusos de su padre, Dylan cuenta que, de niña, la actitud de su padre le parecía normal porque era lo que vivía en su día a día en su casa. De hecho, una vez una amiguita invita a Dylan a su casa, y ésta descubre que su padre no está encima de ella todo el día y ese hecho le parece raro.
El mundo al revés.
La pregunta que late en el fondo de la historia es la siguiente: ¿abusó Woody Allen de su hija Dylan realmente?
Bueno, si te crees la versión de Farrow y Dylan, sí. Claro. Nadie puede afirmar que sea verdad lo que dice el documental porque la historia está contada desde un único ángulo y no hay pruebas y los tribunales han declarado inocente a Allen. La guerra de Allen y Farrow.
¿Cómo desbrozar la verdad tras un divorcio traumático, una infidelidad de Allen con la propia hija adoptada de ambos, con el rencor de Mia Farrow? Yo dudo. Luego creo a Dylan. ¿Por qué no iba a creer a Dylan? ¿Por qué iba a mentir Dylan? Luego dudo. La duda está presente todo el rato.
La guerra de Allen y Farrow
Mia Farrow dice una frase demoledora:
-Yo fui la que metí a ese tío en la familia.
Pero ¿quién sabe la verdad? Yo no. ¿Cuenta Mia Farrow la verdad? Más dudas.
Por otra parte, el documental es aburrido, tedioso, y sí, tendencioso. Empecé a verlo con ganas y poco a poco me fui desinflando. Todo el rato es lo mismo. La historia no progresa, no tiene giros, no hay versiones contrastadas. Cuenta la versión de la hija, Dylan, que es la versión de la madre, Mia.
Pero más allá de la veracidad de los abusos, más allá de la acusación de abusos sexuales por parte de Allen con su hija Dylan, “Allen vs Farrow” es el retrato de una familia muy peculiar: la que formaban Mia y Woody, con ese porrón de niños revoloteando a su alrededor. Niños que se sienten incluidos o excluidos, amados o no, favoritos o ninguneados, dignos de atención o no. Algunos de los hijos son más estrellas que los otros. Soon Yi aparece, con una cara de triste, que te mueres.
Como espectadora siento la necesidad de ir más allá de la versión edulcorada que da Mia Farrow de su familia al margen de Allen, porque no me parece creíble ese mundo feliz, ideal, de familia idílica criada en el campo. Mia todo el rato grabando a los hijos en plan obsesivo, en su versión más naif y rosa. Raruno.
Moses y Soon Yi han dicho que había maltrato psicológico, encierros, y que Mia aceptaba a unos hijos y rechazaba a otros.
Al final el documental, pesadote y aburridote, es sobre la naturaleza humana, sobre familias que sufren, sobre madres, padres e hijos, sobre relaciones complicadas y misteriosas.
Puedes ver “Allen vs Farrow” en HBO.

La guerra de Allen y Farrow.

Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.