«La asistenta»: la lucha por la vida

El surrealismo del sistema

Dice Pedro Almodóvar que la ficción es la mejor forma de conocer la historia de un país. Yo creo que una buena serie -y «La asistenta» lo es- es la mejor forma de conocer una sociedad, en este caso, la americana. Alex Russell, tras abandonar a su violento y alcohólico marido, se enfrente a todo tipo de trabas burocráticas, ignominias dementes, escenas surrealistas y nada compasivas, de papá Estado, porque si nos has nacido rica, que te den. El surrealismo del sistema.

El surrealismo del sistema

Alex Russell tiene malas cartas para sobrevivir y cuidar sola a su hija Maddy. En primer lugar, Alex no tiene apoyo familia, su madre Paula está pirada, su padre tiene otra familia y pasa de ella. Alex no fue a la Universidad y no cuenta con una habilidad específica. Además si trabaja ¿quién cuida a su hija de dos años? Un callejón sin salida.

Kafka está vivo

Para mí, Kafka es un genio atemporal. Su literatura, sus mundos kafkianos siguen vivos , por ejemplo, en una serie sobre una chica lista y buena pero pobre en el Estados Unidos de hoy en día. Y si no que se lo pregunten a Alex Russell, la joven madre en «La asistenta».

El surrealismo del sistema

Una trabajadora social trata a Alex de «basura blanca que solo quiere cobrar el cheque que le de el Estado». Un profesor de «Buenos hábitos» le dice que su hija tiene que comer más fruta, y que debe ingerir tres comidas saludables al día. Su marido, después de tratarla de pena, le pregunta por qué ya no le gusta. Su primera jefa no la quiere pagar después de que Alex haya limpiado su mansión porque es una jeta cruel.

Kafka sigue vivo. Marx y Engels también.

El sistema te aplasta si no tienes dinero ni colchón social.

El sistema es cruel y te roe las entrañas sin piedad.

El sistema te deja sin salida y luego te abronca por no espabilarte, por no trabajar, por no buscarte la vida.

Cuando es eso, precisamente, lo que hace Alex Russell cuando deja a Sean Boyd: luchar por su vida y la de su hija.

Sim embargo, hay algo cuya responsabilidad recae por completo en Alex Russell: su mal ojo para los hombres.

Si eres camarera, y ves a un chico guapo que está leyendo «El amor es un perro en el infierno» de Charles Bukowski en tu bar, no te enamores de él.

Bukowski es mejor para leerlo que para vivirlo.

Puedes ver «La asistenta» en Netflix.

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Nuria Verde, autora de "El verdadero tercer hombre"

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