
La historia de amor de Akiva y Libby.
Las relaciones padre e hijo no funcionan. Akiva y Shulem se quieren pero no se entienden. El mimo Akiva lo reconoce:
-Mi problema es mi padre.
¿No eres ya mayorcito para echar la culpa a tu padre?-le espeta Menukha, la casamentera.
Y tiene razón. Porque Akiva también tiene un conflicto interno muy potente que lo atormenta una y otra vez: hacer lo que le dicta su corazón en el amor y la pintura o hacer lo que le dicta la ley, y la ley la representa su padre.
En el amor y el arte
Si en la primera temporada de “Shtisel”, el mayor conflicto era sobre la mujer de la que se enamoraba Akiva, una mujer más mayor que él, viuda, a la que su padre no estimaba como candidata para ser su esposa, en la segunda aparece el conflicto de la vocación y el trabajo de Kive.
Al final Kive se marcha de casa de su padre, buen tipo pero muy dominante, amenazando con asfixiar a su hijo, quien está harto de la martingala de su papá, que quería que hiciese lo que él decía. No se juega con los asuntos de corazón. Ni con los del arte.

Para un rabino como Shulem, que ha dedicado su vida a la enseñanza talmúdica y al estudio de La Torá y el Talmud, el arte no tiene ningún significado, no es nada serio. El padre no valora ni el talento de su hijo Akiva ni la fuerza del arte dentro de la comunidad ultraortodoxa en la que vive.

De hecho cuando la casamentera habla con los padres de una candidata para casarse con Akiva, y les dice que Akiva trabaja como artista, cuando cuelga le reprocha:
-No digas que es artista. Queda mal.
En realidad el padre no acepta al hijo tal y como es, sino que lo acepta solo si es como él quiere que sea.
Atención spoiler
Atención spoiler de la segunda temporada.
En la segunda temporada de Shtisel, Akiva gana el premio Wasseman que supone gozar de 7.000 séquels al mes y un estudio en el que poder pintar durante un año. Un orgullo.
Pero su padre no aprecia la noticia cuando Kive se lo cuenta, y cuando su hijo recibe el premio y tiene que decir unas palabras, Shulem se sale por peteneras y avergüenza a su hijo. No da valor al talento y esfuerzo de Akiva.

Akiva es un artista hasta la médula, es un niño en su interior, sensible, auténtico, tierno y romántico. Ha nacido para pintar.
Akiva se enamora de su prima Libbi en gran parte porque ella comprende su alma de artista y porque le apoya en sus anhelos de convertirse en pintor, anima sus sueños juveniles. Y eso no tiene precio.
Puedes ver “Shtisel” en Netflix.
La historia de amor de Akiva y Libby.
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Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.
Una respuesta a “Akiva Shtisel. El conflicto multidimensional”
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