
Durante este puente de diciembre me he tumbado en el sillón cubierta por una mantita escocesa de lo más reconfortante, he acariciado los tobillos a mi hijo Gonzalo, y me he visto, en plan maratón, una serie que me ha atrapado de principio a fin y que me da material para escribir muchos posts en este blog. Se trata de “La sangre helada” que cuenta la historia de Patrick Sumner, un ex cirujano del ejército caído en desgracia, que se inscribe como médico del barco en una expedición ballenera al Ártico en el siglo XIX. A bordo se encuentra con Henry Drax, el arponero, un brutal asesino cuya amoralidad ha sido moldeada para adaptarse a la dureza de su mundo. Tenía la esperanza de escapar de los horrores de su pasado, pero Sumner se encuentra con un viaje desafortunado y un psicópata asesino. En busca de la redención, su historia se convierte en una dura lucha por la supervivencia en el Ártico inclemente. La sangre helada es mejor que El Terror.

La serie rezuma una oscuridad ardiente en un entorno muy claustrofóbico y está teñida de un realismo palpitante. La historia nos recuerda mucho a “El Terror”, la ficción del Netflix. Marineros atrapados en el frío polar, enfrentados a un clima hostil y amenazas terroríficas que les llevan a la muerte. Sin embargo “La sangre helada” gana por goleada a la serie de Netflix. ¿Por qué?
Mejor que “El Terror”
Porque “La sangre helada” acierta, al evitar el elemento sobrenatural , mucho más a la hora de elaborar la trama, adoptando un código muy realista que favorece la historia. Aquí no hay monstruos ni criaturas sobrenaturales que siembran la devastación y el horror como pasaba en la serie de Netflix. En “La sangre helada” los únicos monstruos son los seres humanos.
Y se agradece.
Homo homini lupus
El hombre es un lobo para el hombre. Ese es el tema de la serie de la BBC, “La sangre helada”. Somos nosotros mismos los monstruos, tanto como para nosotros mismos como para nuestros semejantes. Somos nosotros nuestro mayor peligro, y nuestra gran amenaza, la más inquietante y letal devastación.
No busquemos fuera, busquemos dentro.
Un diez para este punto de vista.

Colin Farrell, este actor tan inquietante como ecléctico que hizo de un bizarro Alejandro Magno, para mi un error de casting, en este caso interpreta al psicópata Henry Drax, con quien no te gustaría encontrarte en la vida.
Patrick Sumner, un médico traumatizado por su infancia y la guerra colonial en La India, lo hace y se tendrá que medir con la sombra, la sombra que lleva dentro de si y la sombra que encarna Drax.

Es una serie de seis capútlos, formato miniserie, que concluye en esta única temporada producida por la BBC.
Puedes sentir la mordida letal de frío y sí, del terror, esta vez de verdad.
No te la pierdas.

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La sangre helada es mejor que El Terror.
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Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.