
Sinopsis
Málaga 82. Sara Rojas es una adolescente que no tiene amigos. La novela relata la historia de Sara y Margarita, alumnas de BUP en la “insignificante” ciudad de Málaga hace cuatro décadas. Margarita es extrovertida, popular y ha estado con innumerables chicos, pero encuentra su vida exasperantemente aburrida. Sara, por el contrario, es tímida y no ha conseguido tener ninguna relación desde que se mudó con su familia a Málaga hace un año. Vivía partida entre dos mundos.
Capítulo 9
Vivía partida entre dos mundos: uno, Madrid, el colegio Afuera, con su pinta de castillito menor de pastiche y su tejado empingorotado color azul, sus torretas y gallardetes de imitación, mis primas, Alicia y Gloria, cercada en un universo acotado, donde me pasaba más tiempo con chicas de servicio que con mis padres, y otro, el colegio León XIII, con una vida más salvaje, de playas, carreras a campo a través por los montes de olivos hasta Las Esclavas, donde el primer día los chicos me persiguieron y me lanzaron bostas de caballo secas al oír mi acento fino de la capital. Cielos abiertos, azoteas, extrañeza de estar en el mundo, sumergida en una identidad demasiado sensible e impresionable.
Pero ya viviera en la calle Sánchez Barcaiztegui de Madrid o en el Paseo Marítimo, mi ser íntimo, ese núcleo profundo y escondido, sentía el colegio como una cárcel, como una prisión macabra y grotesca. Prefería estar en el júbilo cálido y reconfortante de la casa de mi abuela, buceando en su corriente submarina de amor incondicional, y complicidad que ondulaba de risa y compañía. El piso de mi abuela en la calle Reding era mi Valhalla, con mis comic s de Tintín, El príncipe Valiente, Flash Gordon, Súperhumores, y periódicos ABC y El Mundo que sobraban de casa.
Hacía todo tipo de estratagemas que me había contado el runrún de radio macuto de las chicas para quedarme en casa y no ir al cole, a resguardo de la intemperie de aburrimiento, crueldades, y asperezas del León XIII, donde estudiar mucho y sacar buenas notas se había convertido en mi única y obsesiva forma de sobrevivir. Me untaba las plantas de los pies colonia en los pies, una peste que inundaba el piso del Paseo Marítimo y corría por el parqué a toda velocidad hasta que explotaba un sudor súbito y me subía la temperatura, y le decía a mamá que tenía fiebre y me dolía la cabeza, y tras la corrobación del termómetro ganaba un día al triste destino y lo trileaba por 24 horas de bienestar y libertad absolutas en los confines amables de mi cama marinera, o me tragaba una tiza que había robado del saliente de la pizarra del León XIII, y vomitaba y rebañaba otro día reconfortante de goce y ocio doméstico de tele y dulce holganza.
Mi vocación era el escapismo moderno. Huir era lo que mejor sabía hacer en la vida, soñar ensoñaciones románticas y sexuales, profundamente eróticas, con Margarita, largarme a otro mundo con novelas y películas, pirarme con el pasaporte de mi imaginación porque lo que pasaba en mi fantasía tenía más peso específico que lo que acontecía en la tristona y chata realidad de estudios, comidas sórdidas y rutinas tediosas en el León XIII.

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Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.