
Rich Hill, un pueblo de Missouri. Una quiere ser como ese tren de mercancías que se marcha cuando pasa por Rich Hill pero me quedó a vivir allí gracias a la nobleza e inocencia, de Andrew, un chico de 13 años que vive en la pobreza, su padre trabaja aquí y allá, su madre enferma medicada en la cama, pero él se adapta y no pierde las ganas de vivir. “Cuando los pijos ricos me miran desde su superioridad yo no caigo en esa trampa. Yo no soy basura blanca”-dice un chaval en cuya vida pintan bastos.
Andrew me conmueve y me desgarra, me emociona un chaval que no deja que el no entre en su cabeza, que se aferra al sí con toda su fe, que se cuelga al clavo de tener una esperanza en la vida, que sabe disfrutar del escaso cielo que tiene pese a vivir en el pantano de la carencia.

Lo que me conmociona del documental Rich Hill es que cuenta cuestiones complejas, si hacer demasiadas entrevistas, profundizando en la narrativa y en la labor de acompañar a esos chicos en sus días cotidianos, en sus días lentos, en días frustrantes.
Una empatiza con ellos como espectadora al ponernos en su piel, como lo han hecho Tracy y Andrew Dagoz, los directores del docu.
Si alguna vez te encuentras viajando por la autopista interestatal 49 a través de Missouri, trata de no parpadear para no pasar de largo de Rich Hill, de 1.396 habitantes
Desde que Andrew, de 13 años, habla por primera vez a cámara en su jardín lleno de trastos, frente a las vidas destrozadas de sus padres, me lleva con él, quiero que le vaya bien. También a los otros dos chicos aunque por sus traumas del pasado y sus personalidades lo tengan más crudo.
-La gente pasa y nos mira por encima del hombro como si fueran mejores que nosotros. Pero yo no me lo trago-dice Andrew, un adolescente de expresión bondadosa, que pese a toda la adversidad a la que se enfrenta, es pura resiliencia.
Más allá del pensamiento positivo naif o de las frases manidas de si quieres puedes, Rich Hill disecciona las limitaciones en la vida que suponen la falta de dinero, las cargas familiares, la falta de referentes educacionales, o el tener a unos padres en perpetua lucha por la vida y por mantener la cabeza sobre el agua, a duras penas, padres que se mudan porque no pueden pagar el alquiler o las facturas.
Andrew quiere a su madre y su padre, trabaja con su progenitor los jardines aquí y allí con tal de ganarse 20 dólares al día, va al instituto, ayuda a su mamá y sueña con una vida mejor.

La historia de Tracy y Andrew Dagoz (son primos) ganó el premio a Mejor Documental en el Festival de Sundance de 2014.
No hay nada explicativo en su documental. No hay voz en off. La imagen manda y cuenta. La cámara acompaña a los tres chicos en su vida cotidiana de ‘white trash’ marcada por el entorno en el que han nacido, por la pobreza, por sus agobiados progenitores con su desesperanza contagiosa.
Aunque hay momentos también para el disfrute de la vida, por ejemplo, cuando Andrew va a la feria, o cuando los adolescentes se disfrazan de Jugaloos (los fans del grupo de Hip Hop Insane Clown Pose) y vacilan por la calle.
A esos chicos hacer los deberes no solo les cuesta sino que carece de sentido para ellos. Cuando se despiertan, se asoman a la fealdad y desorden de sus patios traseros. Viven en el caos y en la falta de oportunidades.
Lo mejor: Los directores hace que empaticemos con los tres adolescentes protagonistas. Hay imágenes simbólicas. Se narra, no se explica.
Lo peor: Nada. Es el documental que más me ha impresionado este año.
Donde puedes ver “Rich Hill”: En Amazon Prime Video.

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Crítica de “Rich Hill” o cómo lo material determina la vida.
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Nuria Verde
Nací en Madrid, en 1971. Soy licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense. Trabajo como periodista en Televisión Española. También he trabajado como guionista en diferentes series de televisión (Cuatro, Canal +, Telecinco). Asimismo, soy autora del libro Cómo crear una serie de televisión (T&B Editores, 2007) y de la novela El verdadero tercer hombre (Ediciones del Viento).
En 2010 dirigí un corto, Terapia, que fue nominado a los Premios Goya.

Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.