
Hoy vamos a hablar de la importancia de la mentira en el guion. De cómo meter la mentira con naturalidad, de cómo introducir la falsedad en nuestras ficciones. Voy a poner ejemplos prácticos para darnos cuenta de que nuestros personajes son como nosotros. La gente mentimos de forma natural en nuestras vidas.
La mentira en guion posee un peso muy específico, una carga de profundidad para un personaje. En la vida cuando los otros nos mienten, no solemos saber la verdad pero en la ficción, por el contrario, sí, significando que podemos meternos en el alma oscura del personaje, conocer mejor sus miedos y miserias. Y si conociéramos los miedos y desgracias más íntimos de nuestros enemigos, no los odiaríamos.
En la vida se miente por muchas razones: para protegernos, para proteger a otros, para no hacer daño, para dar una mejor imagen, para evitar consecuencias negativas, por miedo, por debilidad, por educación.
En los guiones se miente por las mismas razones que en la vida. Pondré ejemplos prácticos para entender lo importante que es manejar la carta de la mentira a la hora de escribir series de televisión.

Tony Soprano miente a Carmela cuando ésta le pilla en la infidelidad, con la prima coja de su amante rusa. ¿Por qué se entera Carmela? Porque la amante rusa la llama para largárselo. Tony lo niega, lo niega, y lo vuelve a negar. Miente, miente, y miente en una discusión que es la puerta de entrada al divorcio del matrimonio Soprano.
Tony miente en muchas más ocasiones. Adriana miente, y Pussy Bonpensiero también miente. Los federales mienten cuando le tienden la trampa a Adriana. No mentir es no sobrevivir en “Los Soprano”.

Ahora veamos el caso práctico de la serie “Merlí”. Os recuerdo la historia: Francesc Orellana interpreta a Merlí Bergeron, un profesor de Filosofía, que escoge a un grupo de alumnos de bachillerato para convertirlos en “los peripatéticos del siglo XXI”. Como si se tratara de un nuevo Aristóteles, Merlí les enseña a cuestionar las cosas y a reflexionar. Pero, por su carácter irónico e irritante, despierta antipatías en el instituto, porque no todos los profesores están dispuestos a aguantar sus manías.
Como dice Orellana en una entrevista a “El País”, Merlí también es cobarde, manipulador y mentiroso.
En un capítulo que Héctor Lozano dedica a la verdad, valor que Merlí en clase defiende, incluso presume de su capacidad para decir lo que piensa ante sus alumnos entregados, pillamos al profesor de Filosofía en un renuncio. Cuando Angie le pregunta si ha estado con otra mujer después de su relación con Laia, Merlí dice que no, repitiéndolo varias veces y los espectadores sabemos que es falso porque se ha acostado con la madre de Iván.
Pero la desfachatez y capacidad de manipulación de Merlí se desvela sobre todo en la trama en la que Carmina Calduch, la madre del profesor de Filosofía, le pide a su hijo que se busque piso propio y se vaya de su casa, porque ya lleva viviendo en la casa de la mamerta demasiado tiempo. Además Bergeron no hace más que pelearse con su hijo Bruno, lo cual desconcentra y pone de los nervios a “La Calduch”.
Menuda bola suelta a Merlí a su madre, qué rostro de cemento tiene el tío jeta. Atención spoiler.
El profesor de Filosofía le dice que está pendiente de unas pruebas porque puede tener cáncer, una mentira para que su madre no le eche de casa.
Los personajes mienten más que hablan.
Capítulo aparte es Don Draper, el protagonista de la serie “Mad Men”.

Don Draper miente a Betty Draper, su mujer, una y otra vez, hasta llega a negar su infidelidad con Bobbie, la mujer del cómico contratado por la agencia para vender patatas Utz. Aventura que pone punto y final a su relación con su esposa. Es la gota que colma el vaso.

Pero también Don se miente a sí mismo con la adicción que tiene al alcohol y al sexo, miente a los demás al no querer hablar de su durísima infancia, miente con su identidad, miente con su nombre, miente con su pasado.
En la escena final de “Mad Men”, Draper incluso tiene una irónica mentira interior en su mente porque, cuando medita en un retiro new age y sonrie, en realidad Don piensa en el famosísimo anuncio de la Coca Cola de los 70 sobre todas las razas unidas como hermanas y en paz.
El capitalismo ha absorbido la contracultura consciente de lo que vende. La gran mentira por excelencia.
Aunque Don Draper cuando suelta trola tras trola tras trola mantiene la confianza en sí mismo. Es el arte de mentir sin que se note en ese mundo de apariencias de la publicidad.
¿Cómo lo hace? Vamos a aprender de él.
- Tiene buena postura.
- No reacciona.
- No trata de convencer a los demás.
- Tiene la mentalidad de que va a estar bien pase lo que pase.
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Nuria Verde
Nací en Madrid, en 1971. Soy licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense. Trabajo como periodista en Televisión Española. También he trabajado como guionista en diferentes series de televisión (Cuatro, Canal +, Telecinco). Asimismo, soy autora del libro Cómo crear una serie de televisión (T&B Editores, 2007) y de la novela El verdadero tercer hombre (Ediciones del Viento).
En 2010 dirigí un corto, Terapia, que fue nominado a los Premios Goya.

Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.