“Hacia rutas salvaje”: el sentimiento adolescente de la vida

el sentimiento adolescente de la vida

“La felicidad no es real si no se comparte”, escribe Chris McCandless en el autobús abandonado del que ha hecho su refugio en las montañas de Alaska. En “Hacia rutas salvajes” (“Into the wild”, en inglés) es una de la conclusiones a las que llega Chris aka Alex Supertramp tras culminar su viaje espiritual y físico a lo largo de Estados Unidos huyendo de todo: de sus padres, de la universidad, del éxito profesional -ese invento del hombre durante el siglo XX- dice Chris, de las obligaciones, de las presiones, de las expectativas, de las mentiras e hipocresías. El sentimiento adolescente de la vida.

Todos nos hemos sentido alguna vez en la vida como Chris porque lo que el protagonista de “Hacia rutas salvajes” expresa es el sentimiento adolescente de la vida llevado a su grado extremo, afianzado en la tozuded de su radicalidad que, al final, le va a costar la vida, marcado por la hormonas, por un pesimismo y rebelión absolutas, quemado por la impronta de una visión: vivir una vida auténtica, de verdad, ir al corazón del bosque para no pensar que no has vivido cuando mueras como decía Thoreau.

el sentimiento adolescente de la vida

A principios de los años noventa, el joven e idealista Christopher McCandless (Emile Hirsch), adopta el nombre de Alexander Supertramp, deja sus posesiones y sus ahorros a la beneficencia y abandona el mundo civilizado con rumbo a la salvaje Alaska para entrar en contacto con la Naturaleza y descubrir el verdadero sentido de la vida. Adaptación del best-seller de Jon Krakauer, basado en las notas del diario de McCandless.

Chris quiere desembarazarse de su pequeño y falso yo hasta concluir su revolución esìritual. A lo largo del viaje de dos años, que supone su maduración como ser humano, adquiriendo sabiduría y conociendo a personas que le aportan mucho “llega la aventura final”: Alaska. Emula a su querido Jack London al que lee compulsivamente.

En su huida hacia adelante a Cris le acompañan amigos y mentores como Jan, su madre en el camino, Wayne, su hermano en el camino, pero también se deja arropar por escritores que le nutren y le incendian la cabeza con poesía y fuego: Tolstoi, Thoreau, London, Whitman.

Al final, uno de los creadores que más influyen en nuestro protagonistas, Jack London, le llama para que viaje al corazón de Alaska. Es la llamada de la naturaleza.

el sentimiento adolescente de la vida

Chris huye de los convencionalismos y una visión materialista de la vida que le repele. “Era inevitable que Chris se fuera y cuando lo hizo, fue con su característica desmesura”, dice la voz en off de su hermana, que relata la historia, se hace preguntas, busca respuestas.

La hamartía griega que apunta a que hay un rasgo positivo de nuestro carácter que llevado a su extremo supondrá nuestra perdición también está muy presente en Chris, y al final, la realidad se comerá su idealismo. La realidad se acaba imponiendo. Pero como fruto nos queda esta película hermosísima, llena de poesía y adolescencia, de luz y oscuridad, que nunca me canso de ver.

He leído varias veces el libro de Jon Krakauer, periodista de la revista “Outside” y escritor, en el que está basado la película, un relato que captura el rabioso intento de Chris de vivir a su manera, aunque a veces McCandless también resulte algo irritante porque, a veces, me olvido de que yo también he sido adolescente, y he compartido con Cris muchos de sus sentimientos anti sistema. A diferencia de mí, el coraje de Chris le hace llevar su experiencia de liberación hasta sus últimas consecuencias.

Sin embargo Krakauer también cuenta cómo en la revista “Outside” en la que publica un primer reportaje sobre la aventura y muerte en Alaska de Chris, muchos lectores critican al chico por ser un inconsciente, ¿a quién se le ocurre?, por ir tal mal equipado a un lugar tan salvaje como las montañas de Alaska, le afean su imprudencia, su falta de previsión y conocimiento, su romanticismo de salón.

Krakauer defiende a Chris y yo también. Aunque solo sea porque yo me he sentido como él, hastiada de nuestra sociedad, en conflicto con mis padres, en rebelión con el mundo. Yo he sido tan idealista, tan poco realista como Chris McCandless.

Chris también huye de la ira y el maltrato de su padre, de la indiferencia de su madre, de una vida hueca que no le satisface.

Chris siente la llamada de la naturaleza, el reclamo de una vida más auténtica y profunda, y responde a su canto.

-Si consigues sobrevivir, pégame un toque, mi número está dentro de las botas, Chris.

¿Con que ley condenarte si todos somos juez y parte de tus andanzas? Todos hemos sido adolescentes en la vida y nos hemos sentido como tú.

Puedes ver “Hacia rutas salvajes” en Amazon Prime Video.

Nuria Verde

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El sentimiento adolescente de la vida.

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