
La mentira en el diálogo
Hay un peso muy específico de la mentira y el silencio en el guion de esta película, una carga en profundidad que tira de los diálogos y las tramas.
Cuando Nina le pregunta a Madeleine cómo le ha ido con sus hijos, refiriéndose al momento en el que les ha contado que ambas se quieren, planean vender a sus pisos y e irse a vivir a Roma donde se conocieron, Madeleine responde:
-Ah, muy bien. Fenomenal.
Pero en realidad, Madeleine no ha sido capaz de decirles nada a sus hijos en la comida de cumpleaños que han compartido.
Nina también miente a la familia de Madeleine haciéndose pasar por vecina sin más, pero lo hace -no como Madeleine que miente explícitamente- sino por omisión, para que no la aparten de su amada.
Luego están el silencio, las miradas, como la mirada hosca de Frederic, el hijo de Madeline, que impide que ella les diga a sus hijos lo que les quiere decir de verdad.
-¿Qué querías decirnos, mamá?
-Que estoy muy contenta que estemos juntos en mi cumpleaños.
La vulnerabilidad del ser humano
Hay un valor en este guion que es el de la vulnerabilidad del ser humano, Madeline es madre y no quiere hacer daño a su hijo Frederic , no quiere que la deje de querer, y esa cobardía que todos entendemos hace que Madeline no sea capaz de confesar la verdad de su amor a Nina.

La historia es muy original y a la vez cotidiana, me encanta que transcurra en dos pisos y un parque,
“Entre nosotras” es una película de interiores que se observa por la mirilla de una puerta, que pasa en dos pisos antiguos y en un pasillo.
Una historia que rezuma tanto amor, tanta ternura, tanta complicidad que te duele y a la vez te agranda el alma.
El guión se apoya principalmente en la interpretación de esas dos notables actrices, Barbara Sukowa y Martine Chevallier.
Pedazo actrices que desplegan su sutileza emocional…
El director italiano Filippo Meneghetti hace su primera película, francesa (y representará a este país en los Oscar), con una historia de arrebatada, cuajada de intimidad y sensibilidad sobre un tema que ya no escandaliza a nadie, tal vez en otra época sería provocador y que ahora, o ya, no produce nada de revuelta moral ni mental en ninguna es el amor delicado y saturado de complicidad entre dos mujeres ya mayores, jubiladas, y que lo han escondido a los ojos son vecinas) durante décadas; una de ellas es viuda y abuela, y tiene hijos mayores, pero lo suficientemente jóvenes y ‘burgueses’ como para no entender que su madre se esté enamorada y feliz con otra mujer.

Un juego de delicadezas, de idas y venidas de Nina entre su piso y el de Madeleine, juegos de mirar calladamente por la mirilla mientras los otros atacan desde el exterior, los otros entrometidos: la hija de Madeline, la cuidadora obtusa, el hijo macarra de la cuidadora obtusa, el hijo frío y duro, una hija de una burguesía cerrada que se avergüenza de su madre cuando se entera de que es lesbiana, solo la dulce inocencia del nieto se salva. Solo su mirada ingenua de un niño cariñoso y sin prejuicios.

Todo se rompe en mil pedazos a causa de un giro de guion, que le añade una interesante y muy original intriga a la película. Hay elegancia en la cámara y en su manera de capturar la profundidad en los sentimientos de los personajes, y especialmente cuando han de permanecer callados por uno u otro motivo: el rostro de Martine Chevallier, su control del gesto y de la precisa expresión, es lo que prende la emoción de la historia.
No se necesitan muchas cosas para hacer una buena película y “Entre nosotras” lo es. Solo requiere unos mimbres mínimos y sólidos y una mirada sensible y acariciadora, planos que se deslizan por los pisos, a veces, fuera de campo, planos sostenidos, la vida a raudales, la cariñosa ilusión de dos mujeres mayores que bailan juntas un lento sobre su canción favorita y recuerdan sus viajes a Italia, a Roma, donde sueñan con escaparse, y aunque no se escapen ellas sabrán construirse su propio paraíso.
Puedes ver “Entre nosotras” en Movistar +.
Si te ha gustado el post, compártelo. Te lo agradezco porque me ayudas mucho.

La historia de amor de “Entre nosotras”.
Si quieres saber más de mí, curiosea mi Twitter.
Y no te olvides de seguirme en Instagram

Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.
Una respuesta a ““Entre nosotras”: el dulce y triste amor en lo oculto”
[…] por las entradas y salidas de prisión de Hans a causa de la represión a la que fueron sometidas las personas homosexuales en la Alemania de posguerra. Hans es enviado a un campo de concentración durante La Segunda […]