Estudiamos los tipos de arranque de una serie que hay que evitar por estar muy manidos, pero oye, si eres capaz de darle un giro de guion a estos puntos de partida, adelante.

La muerte de un familiar

Clásico entre los clásicos tanto en el cine como en la televisión. La familia entera se reúne tras la muerte del padre, la madre, el familiar que más nos interese y sino es familia: el amigo del alma. ¿Os acordáis de?:

Exacto. Quien moría era Kevin Costner, el amigo del alma.

Aunque es uno de los arranques más utilizados, sigue empleándose con mayor o menor acierto. Lo hemos visto en series como Cinco hermanos, con Calista Flockhart como protagonista, que también brilló en Ally McBeal.

Cinco hermanos es un drama, con cruce de culebrón, que narra la vida de los hermanos Walter tras el repentino e inesperado fallecimiento del padre del clan.

Entre la progenie de los Walter tenemos a todos los tipos de personajes posibles: la republicana, el demócrata, el soltero, el gay que quiere formar familia… Tampoco falta el negocio familiar, ese recurso narrativo que se presta tanto a la traición, los celos y las rivalidades más viscerales.

El último episodio de la quinta temporada no estaba previsto que fuera el final de la serie, pero como corría el peligro de ser cancelada, se cerraron todas las tramas lo mejor posible.

Otro ejemplo de esta tipología a la hora de comenzar una serie es el de Cinco en familia, ficción de 1994 que estuvo en antena seis temporadas, que narraba las aventuras de los hermanos Salinger, tras la muerte de sus padres.

Esta serie, de carácter más realista que la anterior, contaba las dificultades de cinco hermanos, entre los cuales, el mayor no pasaba de los 25 años, para salir adelante como una familia más.

Cinco en familia iba a ser cancelada cuando en 1996 ganó, por sorpresa, un Globo de Oro a mejor serie, lo que aseguró su supervivencia.

En España se llevó a cabo una adaptación de la serie que se llamó Cinco en el Paraíso, sin embargo no cuajó y no duró más de una temporada emitida en la Sexta.

Hago un inciso para comentar una circunstancia especial que ha pasado en el universo de las series que tanto amamos, queridos lectores. A veces, por mucho que se esfuerce un creador de series, guionista o productor ejecutivo por tener todo amarrado, la teoría del caos es imprevisible y en un nanosegundo un giro de la vida cambia la ficción. Es lo que pasó con la mítica serie Con ocho basta.

Con Ocho basta es la primera serie que recuerdo haber visto en la televisión junto con Raíces.

La serie contaba las vicisitudes de una familia, con una prole numerosa, y sufrió un cambio inesperado al detectarse un cáncer a la actriz Diana Hyland, la madre de la familia, con apenas cinco episodios grabados. Diana murió. Este trágico hecho provocó que la segunda temporada tuviera un arranque nuevo: la pérdida de la madre y sus consecuencias familiares.

El despertar de un coma

Hace años que este arranque ha caído en desuso ya que, además de estar muy visto, ahora los espectadores son más inteligentes y saben que, cuando alguien se despierta de un coma no lo hace con una sonrisa en los labios y tan fresco como una lechuga. Se trata de un proceso largo y complicado.

Un ejemplo de este arranque es 7 Vidas, una de las grades comedias de la historia de las series españolas, creada por Víctor García y José Camacho, entre otros.

7 vidas fue pionera en el género sitcom en España. Durante años tuvo el honor de ser la ficción más longeva de la televisión española, pero ahora lo es la serie Cuéntame de RTVE.

David, interpretado por Toni Cantó, despierta de un coma que dura ya 18 años. Se lo provocó un golpe que se dio en la cabeza cuando escuchó un 23 de febrero de 1981 que Tejero entraba en el Congreso de los Diputados.

Extracto del libro “Cómo crear una serie de televisión” de Gonzalo Toledano y Nuria Verde (Ediciones T&B)

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