
En el episodio quinto de “Una ola de 30 metros”, Garret descubre sus límites y también se da cuenta de que ni su cuerpo ni su mente le responden como antes. Garret se explaya sobre su auto sabotaje, su tendencia a la autodestrucción y cómo en vez de dedicarse a curarse el pie operado, se ha entregado a diversas colaboraciones con ONGs por África, enseñando a hacer surf a niños con problemas y a asistir a varios compromisos en Nueva York. Total, que cuando Garret se baja del avión en Nazaré tiene el pie como el de un elefante y no puede pillar olas gigantes. Hay un tono melancólico, de finitud, en esta parte del documental en el que Garret McNamara deja el surf de olas gigantes y se dedica a su familia y a mirar cómo los otros lo hacen, a ayudar a Cotty, su colega surfero irlandés, como ojeador desde lo alto del acantilado en Nazaré. Garret tiene que bajar de una ola de 30 metros. Entresijos profesionales de un mundo desconocido.


Y sí, “Una ola de 30 metros” sigue molando mogollón, con Maya Gabeira, la surfista brasileña que a punto estuvo de perder la vida en Nazaré, logrando pillar olas grandes y Justine, un surfista francesa súper buena que consigue un récord femenino de la ola más grande jamás surfeada, también conocemos a Kai, el surfero que ‘baila’ sobre la cresta reluciente de las olas.
Aunque, de repente, nos sentimos huérfanos al quedarnos sin la poderosa personalidad de Garret McNamara, cabalgando olas monstruo en Nazaré. Echamos de menos su buen humor y entusiasmo, y el documental tiene un bache y pierde interés. Te desinflas como espectador, porque, aunque entiendes su decisión de dejar el surf de grandes olas, de no arriesgarse más a sufrir un revolcón en el que podría ahogarse al no estar preparado ni física ni mentalmente. Sí lo comprendes, claro que lo comprendes, hacer surf no merece perder la vida y el hombre está hecho polvo, pero aún así, te da pena que Garret se quede entre bambalinas.
Entresijos profesionales de un mundo desconocido
Al ver “Una ola de 30 metros” conoces en profundidad el mundo del llamado ‘tow in surf’. sus entresijos, curiosidades, y tecnicismos, aprendes cómo los surfistas estudian las mareas y ven cuándo se acercan las gigantes olas a la costa, conoces mejor el tema tan importante de la seguridad, con las motos acuáticas, y los vigilantes desde lo alto del acantilado que avisan dónde está el surfero en caso de rescate.

Así mismo como espectador, asistes a la transformación de Nazaré, de un pequeño pueblo de pescadores a uno de los principales destinos de surfistas de olas grandes. Incluso en febrero de 2020 llega a celebrarse el “Nazaré Challange”, donde compiten surfistas de todo el mundo, hombres y mujeres. Durante el concurso se produce el accidente de Hugo y Alex, dos surfistas brasileños a los que les da un tremendo revolcón la ola. Alex está inconsciente durante dos minutos y peligra su vida.

En el sexto episodio, es curioso, por primera vez tengo la sensación de que “Una ola de 30 metros” está guionizada, sobre todo en la secuencia en la que Garret habla con Cotty acerca de la organización del “Nazaré Challenge” y le dice que le preocupa la seguridad, le comunica su miedo de que el rescate con motos acuáticas no esté bien planteado. Hasta ahora las costuras del guion no habían aparecido, y los totales de las entrevistas me contaban bien la historia, pero ahí es como venga vamos a hacer que Garret llame a Cotty y ponga la cuestión de la seguridad sobre la mesa.
Os recomiendo ver “Una ola de 30 metros” en HBO, porque transmite muy buena energía, es una experiencia excitante y relajante a la vez y la música compuesta por Philip Glass vale su peso en oro.

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Entresijos profesionales de un mundo desconocido.
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Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.