
En la tercera temporada (y final) de la serie “Happy Valley”, Catherine ha cambiado a lo largo de los años: está más cansada, más descreída, pero también más guasona, más pasota, más deseosa de jubilarse de la policía de una puñetera vez. Incluso se ha comprado un Land Rover para recorrer mundo. Catherine también ha cambiado físicamente: ha ganado peso y arrugas. Bien por Sally Wainwright, la creadora de la serie británica, que nos muestra a una mujer lejos de los arquetipos de género televisivos.
Aunque, es verdad que se mantiene la constante de la preocupación por su nieto Ryan por parte de la mejor abuela monoparental de la historia, que sólo tendrá un giro al final de la serie que acaba a la altura de la escritura ultra intensa, ultra emocional de Sally Wainwright, quien cierra la historia, con la maestría que corresponde a esta creadora británica.
Sí, se mantiene uno de los leit motif de la serie, Catherine sigue preocupada por su nieto Ryan, tiene miedo de que el chaval se tuerza, siente terror de que el adolescente acabe tan mal como su padre.
Pero la paranoia y angustia por Ryan de Caawood se acrecienta cuando se entera de que su nieto está visitando a Tommy Lee Royce, en la cárcel, dónde está metido. Y tiene para tal acción al cómplice que más le dolerá a Caawood.
Sally sabe que en el guion quien te traiciona tiene que ser quien más te importa, el que quieres más para que la eficacia emocional en el personaje sea la máxima posible.
“Happy Valley”, el mejor drama británico
Vamos recordar la historia que nos cuenta “Happy Valley”. Un asesinato provoca que Catherine vuelva a tener relación con Royce, el psicópata que violó a su hija y provocó que ella acabara suicidándose. El suceso obliga a la sargento a reabrir una herida que no termina de cerrar, mientras vislumbra en el horizonte su jubilación y trata de reconciliarse con la idea de que su nieto Ryan, ahora un adolescente de 16 años, quiera tener una relación diferente con su padre biológico, el propio Royce. Catherine hará todo lo que esté en su mano por mantener alejado a su nieto de la influencia de Royce, desesperado por contactar con su hijo desde la prisión en la que cumple condena.
La serie Happy Valley Temporada 3 ha ganado cinco BAFTA: mejor serie dramática y mejor guion en 2015 y 2017, y mejor actriz protagonista (Lancashire) en 2017. Además, James Norton y Siobhan Finneran han sido nominados como actor y actriz de reparto, respectivamente.
Catherine Caawood cambia desde la primera temporada y completa su arco de personaje en la tercera, cumple su viaje de la heroína y crece y se desarrolla interiormente, aprendiendo una serie de verdades y claves de su vida y su mundo.
El planteamiento de guion de Sally Waingwright es propio de la tragedia clásica griega. La heroína, la sargento Caawood, se enfrenta a lo que más le duele pero, a la vez, lo siente como un gran deber moral que está más allá de su preferencia: criar a su nieto Ryan, fruto de la violación que sufrió su hija Becky. Por el camino de espinas pierde a su familia, excepto a su hermana Claire.
Pero no hay que olvidar que ya Freud decía que tu carácter es tu destino, y la rectitud moral, la decencia más básica reinan en la personalidad de Caawood. Su decisión de hacerse de su nieto, en vez de entregarlo al Estado, cuando todo el mundo mira hacia otro lado y huye de la quema, marca su vida y define al personaje.
Intensidad emocional
En esta tercera temporada de ‘Happy Valley’ regresan los personajes principales: Sarah Lancashire (‘Julia’, ‘Last Tango en Halifax’), como la sargento Catherine Cawood. James Norton (‘Grantchester’, ‘McMafia’), el criminal Tommy Lee Royce, padre del nieto de Catherine. Siobhan Finneran (‘Condena’), la hermana de Catherine, Clare Cartwright. Con O’Neill (‘Nuestra bandera significa muerte’, ‘Chernobyl’) como Neil, pareja de Clare. Charlie Murphy (‘Peaky Blinders’, ‘The Last Kingdom’), la joven oficial de policía compañera de Catherine, Ann Gallagher. Rhys Connah (‘The Runaways’), el adolescente Ryan Cawood. Y nuevos fichajes: Amit Shah (‘Inspector Venn’); Mark Stanley (‘Trigger Point: fuera de control’) y Mollie Winnard (‘Todas las criaturas grandes y pequeñas’).

Tenemos tres actos de gran intensidad emocional, una protagonista, Caawood, un gran antagonista, uno de los mejores jamás creado en una serie de Televisión, Royce, un conflicto y exterior muy claros y dramáticos, y una evolución de dichos conflictos, sobre todo en la referida a la trama personal de continuidad de la protagonista.
La evolución del carácter de Catherine hacia una mayor tranquilidad, hacia una mayor indulgencia consigo misma, se puede ver en dos apartados cruciales de su vida: en el trabajo y en su vida personal, marcada por la crianza de Ryan.
En el trabajo, Catherine va quitando el pie del acelerador, pero sus cambios interiores más importantes se producen en la relación con su nieto, en su forma de percibirlo, y a la hora de saldar cuentas imposibles de saldar con Tommy Lee Royce, el gran antagonista de esta tragedia británica actual.

Si quieres curiosear más sobre mí, échale un vistazo a mi Twitter.
Tienes algunas de mis novelas en Wattpad de forma gratuita.

Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.