Las ideas sobre las que se apoya la trilogía de La caza

Mientras desgasto mis piernas en la bici del gim y apenas fundo mis michelines, aprovecho para ver las tres temporadas de “La caza”. “La caza. Monteperdido”, “La caza. Tramuntana” y “La caza. Guadiana” que todavía están echando en Televisión Española, (los jueves a las 22:00h) y en RTVE Play.

Voy a Málaga a ver a mi madre por Semana Santa, y entre paseos, playa, comercio y bebercio, vemos una promo en la 1 que nos anuncia que van a echar capítulo doble de “La caza. Guadiana” este jueves santo. Mi madre y yo nos miramos y decimos:

-Planazo.

La televisión llena muchos vacíos y da mucho tema de charla a una madre y a una hija.

La trilogía de “La caza” se apoya sobre varias ideas a la hora de escribir sus guiones: se centra la trama policiaca en un lugar geográfico, natural, ligado a un pueblo, aprovechando sus leyendas y cuentos, su simbología popular, y sus espacios naturales, se ficciona un caso de actualidad que pertenece a la historia negra de España aunque los guionistas le dan variantes originales y lo cambian, con oficio, para dar un aire nuevo a las tramas (Las niñas de Alcasser, los abusos y trata de menores en un centro de acogida en Mallorca)

La imaginación vuela, por supuesto, es ficción, no un true crime.

Tras el quinto y sexto episodio de “La caza . Guadiana”, y tras mi madre apostillar:

-Pero qué mala.

-Y encima reza. Uy esa tía está loca.

-Lo que hace la gente por dinero. Es horrible, horrible.

Mi madre dictamina:

-Pues engancha.

Y es verdad, engancha. A ver: no es “Happy Valley”, pero se ve fácil y entretiene. Los actores están bien, la dirección y el guion también. No le pido más a la Semana Santa ni a la tele.

La estructura se revela tan eficaz como repetitiva, pues sigue el hilo conductor del falso culpable, indicios apuntan a un tipo o tipa que luego resulta ser inocente hasta la gran traca del enfrentamiento emocional final y la sorpresa de quién lo hizo. Además, hay golpes de efecto y sorpresitas en forma de muertes inesperadas, y otros giros bien escritos, a mitad de capítulo, cuando la quietud ha remansado la trama.

Las ideas sobre las que se apoya la trilogía de La caza

La primera parte de la trilogía. “La caza. Monteperdido” es la más interesante y la más sólida de guion porque se nota que está basada en la novela homónima del escritor y guionista Agustín Martínez. Sobre todo la historia se asienta sobre un conflicto muy potente que nutre las ramificaciones de otros conflictos: un hombre secuestra a dos niñas en el bosque. Al cabo de cinco años, un habitante del pueblo tiene un accidente con su coche en la montaña. Dentro está Ana, una de las chicas secuestradas, quien conmocionada, no recuerda nada. Pero la otra chica sigue prisionera.

Se inicia una carrera contrarreloj. Se asegura la intensidad emocional, bien administrada por Agustín Martínez y el resto de guionistas.

Sin embargo la segunda y la tercera parte están escritas tirando de oficio, a veces con el piloto automático puesto, pero aún así consigue captar mi atención e interés porque hay una capacidad narrativa e imaginativa en los guiones que me hace fiel a la serie.

Ahora estoy disfrutando de “La caza. Guadiana”.

Ya tengo mi candidato sobre quién es Duarte. Pero eso lo dejo para otro post porque no quiero hacer spoiler si acierto.

Voy a hacer caso a mi amiga Georgina y escribo como colofón:

Lo mejor: el enganche de la trama policiaca y unos personajes que interesan.

Lo peor: algunas secuencias están muy repetidas. Los guionistas se gustan.

Donde verla: En RTVE Play. Es gratis.

Las ideas sobre las que se apoya la trilogía de La caza

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