
La historia de “El suplente” me la sé, aún así la película me aporta muchas cosas buenas. Me suceden dos fenómenos extraños: me flipan las películas de profesores, mis padres eran profes, yo misma hubiera acabado como profesora de literatura si el veneno del Periodismo no me hubiese engolfado y mi amor por Buenos Aires, aquí el Gran Buenos Aires, ese que nunca visitamos los turistas y sólo lo vemos de refilón en el taxi mientras vamos del aeropuerto a nuestro hotel.
La historia de “El suplente” no es nueva, pero me ha flipado, enamorado, seducido el protagonista, y el actor que lo interpreta: Juan Minujín, y ahí le sigo donde vaya, me emocionan sus alumnos, con esa candidez de perdedores, de limitados por la vida y las circnstancias socioeconómicas, por el sitio donde han nacido.
Yo soy yo y mis circunstancias…
No sabemos para qué sirve la literatura, como pregunta Lucio al inicio de su primera clase pero sí sabemos qué nos ha aportado: hacernos la vida más soportable, dar una pizca de sentido a las vidas de los que amamos leer y escribir y hacer más interesantes nuestras existencias absurdas, fugaces, etéreas, difíciles a veces, otras veces fáciles.
Lucio es profesor en la carrera de Letras de la prestigiosa Universidad de Buenos Aires. La vida académica, sin embargo, ya no lo motiva: quiere llevar su conocimiento donde pueda marcar la diferencia, como enseñar literatura en un barrio de la periferia de una zona marginal del conurbano bonaerense. Lucio deberá apelar a todo su ingenio para sacar adelante sus clases y, al mismo tiempo, cruzará todo tipo de límites morales y prejuicios sociales para intentar salvar a Dylan, su alumno favorito, que está siendo perseguido por un grupo narco en busca de venganza.
El relato es sencillo y no hay nada que sorprenda demasiado, destila un cierto clasicismo, una sobriedad que se agradece, una puesta en escena muy notable, que tiene enjundia y es muy meritoria por parte de Diego Lerman.
Me interesa más cómo Diego Lerman cuenta la historia que la historia que cuenta.

El acierto del guion, ademas de apuntalar a un buen personaje y a un puñado de secundarios que parecen sacados de la vida real, es no centrarse sólo en la trama educativa sino trascennderla hacia un cine social, explorando el barrio más allá de la fronteras del instituto. Hay tramas fuera del ámbito escolar, que nos hacen respirar e ir hacia un cine más social, retratando la marginalidad bonaerense.
¿Dónde puedes verla? En Netflix
Lo mejor: La realización, Juan Minujín y un Buenos Aires desconocido.
Lo peor: Es poco original.

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Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.