Cinco lobitos la tragicomedia de la maternidad

Hay en “Cinco lobitos” una frescura y una intención de hablar de lo que se conoce, hay un intento de desmitificar la maternidad, y de mostrar cómo nos cambia la vida a las mujeres, sobre todo si no cuentas con ayuda familiar.

La clave en la que está contada esta historia de maternidades entre varias generaciones, habla también de frustración y deseo, de trabajo y cuidados, y de cómo necesitas y quieres a los hijos y, a la vez, te sientes atada a ellos.

Sobre la maternidad, hay cosas que nadie te cuenta, ni siquiera por asomo, sobre todo esos meses agotadores, extenuantes, somnolientos, e irritables, que se unen a la alegría y responsabilidad de cuidar a una criatura humana, tras el nacimiento de tu bebé. Alauda lo cuenta, con gracia y con una voluntad de estilo, presentes en el guion y en la realización.

Luego los actores hacen el resto porque están impresionantes. Esta historia no se sostendría sin la buena labor de los intérpretes y la directora lo sabe. No hay un pelo de sobreactuación en ninguno de ellos aunque yo siento especial querencia por Ramón Barea, que interpreta el papel del padre de la protagonista porque le he cogido tanto cariño al verlo en la pantalla que ya es como si formara parte de la familia.

Aunque mi verdadero descubrimiento es Susi Sánchez, que interpreta a la madre de Amaia.

Amaia (Laia Costa) acaba de ser madre y se da cuenta de que no sabe muy bien cómo serlo. Al ausentarse su pareja por trabajo unas semanas, decide volver a casa de sus padres, en un bonito pueblo costero del País Vasco, y así compartir la responsabilidad de cuidar a su bebé. Lo que no sabe Amaia es que, aunque ahora sea madre, no dejará de ser hija. 

“Cinco lobitos” es un historión sobre madres modernas y añosas, que retrasan la maternidad hasta el último momento por la falta de estabilidad laboral y sentimental. De repente, se ven solas ante el peligro y, con la enorme responsabilidad de cuidar a un recién nacido, con la carga extra de la repentina ausencia de su pareja.

Sin embargo echo de menos algún momento de alegría más de Amaia con su beba durante la crianza, algún respiro, algún relajo y ternura porque esos momentos existen pese a todo lo que se te viene encima. Pero también se justifica ese vacío porque Amaia se siente culpable y deprimida.

Hay detonantes de su desquiciamiento como la falta de sueño, la carencia de ayuda. La guionista motiva su bajón natural tras la caída de su bebé y las peleas con su pareja.

Según mis amigas viejunas, todo de lo más normal, pero, con la diferencia de la resilencia generacional y del hecho de que ellas han sido madres a los 29, y nosotras, a los 39.

La baza de la necesidad de los padres está bien jugada. También se guioniza con gracia la irritación y enervamiento que provocan el papá y la mamá. Está muy bien contadas la carga mental y fisica, y la implicación en viejas dinámicas familiares que siente la protagonista.

Cinco lobitos la tragicomedia de la maternidad

Ruiz de Azúa muestra su talento y su pericia con una historia personal y profesional que demuestra, con creces, en su ópera prima, que tiene cosas que contar y me importan.

El cuarteto protagonista, muy bien elegido por la directora, exhibe su naturalidad y simpatía-antipatía orgánicas a la hora de interpretar a unos personajes que siento cercanos y reconocibles.

El cambio de escenario y casa es también un acierto, pues volver al hogar y a nuestro entorno, el nido en el que nacimos y abandonamos como vuelta de tuerca al rol de madre que se vuelce hija es también una cualidad de Ruíz de Azúa al escribir el guion de “Cinco lobitos”.

Me creo todo lo que me cuenta Alauda Ruiz de Azúa porque cada momento huele a verdad.

La directora y guionista pertenece a esa nueva generación de directoras espoñolas que se esfuerzan por contar las historias que les importan y se licencian con honores, en su debut y defensa de su punto de vista.

La capacidad de síntesis, de tensión creciente, de emoción callada a través de acciones, de detalles nimios y de miradas de los personajes encuadrados dentro de un contexto también familiar del matriarcado vasco, brilla por méritos propios de la autora.

“Cinco lobitos” augura una larga y prometedora carrera a la director,a que proviene del mundo de la publicidad y se ha unido al coro de miradas femeninas sobre la maternidad.

Felizmente, no hay extraños trampantojos de guion ni finales edulcoramientos porque la película la configura una directora que ha preservado su material, una realizadora que no piensa como productora.

Es verdad que, a veces, no se entiende la ira de la madre de Amaia, pero sí se comprende la angustia vital de su hija, que baja de hormonas, se enfrenta a cada día de crianza y a sus padres como un esfuerzo y también como una batalla alejada de la costumbre, encajada en una rutina de cuidados que requiere todo crecimiento humano pero que ha sido ajena a ella.

Agradezco el realismo de la directora, un cinema verité que roza la fibra sensible de quien se enfrenta a “Cinco lobitos” sin prejuicios, con los ojos abiertos.

Hay perlas de diálogo como éstas:

– Con cuidado Aita.

Aita baña a la bebé en el fregadero bajo el grifo.

-¡Que se te va a caer, Aita!

Y luego la madre de Amaia a su hija:

-¿Habéis pensado ya cómo os vais a organizar con la niña?

-Bueno, yo puedo trabajar desde casa.

-No lo habéis pensado.

Cinco lobitos la tragicomedia de la maternidad

¿Dónde puedes ver “Cinco lobitos”? En Movistar +

Lo mejor: La frescura y la tensión dramática de la historia.

Lo peor: Está dirigida, sobre todo, a una generación de mujeres.

Cinco lobitos la tragicomedia de la maternidad

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