“La inspección” (al igual que “La ballena”) cuenta una historia propia del cine independiente americano, y aún más propia de A24: la del hombre nuevo, diferente, que llega a un lugar hostil, cruel y se hace un hueco dentro de ese universo, sintiéndose perteneciente a él a su manera.
“La inspección” es un drama basado en las propias experiencias del director y su condición de persona gay en el Cuerpo de Marines de los EE. UU., después de haber pasado una década viviendo en las calles. En su primer papel de cine como protagonista, el actor nominado al Premio Tony y el Emmy Jeremy Pope interpreta a un joven que trata de lidiar con la intimidación de un sádico sargento (Bokeem Woodbine), con su admiración hacia un superior (Raúl Castillo) y sus complicados sentimientos hacia una madre que lo había rechazado (Gabrielle Union).
La inspección se asienta sobre tres pilares: la imperial y conmovedora interpretación de Pope, –cómo es ese momento de llorar en la cama del campamiento de marines después de que Raúl Castillo del que está enamorado le haya rechazado-que hace que me importe todo lo que le pase a su personaje, un guion honesto y bien construido, y que A24 está detrás.
La mecha la enciende Jeremy Pope y la gasolina la pone la generosidad del director a la hora de compartir su historia personal con una honestidad que no deja fuera la oscuridad.
Un ejemplo magnífico y lleno de claroscuros -no de matrofobia sino de hijofobia por parte de Gabrielle Union- que interpreta a una madre psicópata que rechaza a su propio hijo por ser marica, y no le da ni una sola oportunidad porque Gabrielle sólo quiere que French encaje dentro del molde mental que ha creado para él.
Pero ¿quien querría ir a los Marines?-me pregunto desde mi cómoda posición de clase media. Ese lugar claustrofóbico, cerrado, ciego, patriarcal, lleno de dureza, reglas y sargentos psicópatas. Sólo alguien que está muy desesperado como el propio French, o Ismail al que odian por ser musulmán y le llaman Bin Laden o el latino que necesita el dinero para mantener a sus hijos y esposa o el loco blanco que quiere emular a su padre y además de tener una vena sádica, entra en un cuerpo donde le permitirán ejercitar sus ‘habilidades’.
La marina parece el peor lugar del mundo para un homosexual pero es que French no tiene nada en la vida, se ha pasado diez años en la calle después de que su madre lo echara de casaa, según ella, “por su estilo de vida”.
Como dice French delante de su instructor también negro:
-¿Eres comunista?
-No, señor.
¿Has cometido un delito?
-No, señor.
-¿Eres homosexual?
-No, señor.
“La inspección” da un paso de gigante respecto a otra película que también pasaba en el ejército: “Oficial y Caballero”, incluso frente a una película de mucho más presupuesto que me gusta mucho: “Jarhead”.
Aquí no hay ningún sentido en pertencer a los marines, sólo:
-Se que voy a morir en las calles, sólo quiero morir de uniforme y ser alguien, ser considerado un héroe.
Un peliculón.
Por cierto, como curiosidad escribo que una vez fui a una master class de Linda Seger, y nos dijo que en “Tiburón” la bestía pegaba una dentellada a la chica que estaba fumando en la playa porque eso le hacía mala (están locos los americanos), así tal cuál, la fobia que le tienen en Esyados Unidos al tabaco. Bueno, pues aquí la mala también fuma como un carretero y es, por supuesto, vaya, al final va a haber matrofobia: la madre de Jeremy Pope.
¿Dónde puedes ver “La inspección”? En Movistar +
Lo mejor: Jeremy Pope y la honestidad con la que está contada la historia.
Lo peor: Odio a la madre de French.
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Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.