
Desde que, a los 17 años, estudié un año en Francia, soy súper fan del director galo Luc Besson. “El gran azul” me hizo sumergirme en un mundo mágico, soñador, peligroso y fascinante: la apnea en el salvaje océano.
El agua siempre ha sido mi elemento. Cuando tenía un mes, mis padres me llevaron con mis abuelos y Angelita, mi tata, que me cuidaba, a Rota, en Cádiz. Una mañana de glorioso verano, mi tata se metió en el mar conmigo en brazos. Una ola me arrancó de sus brazos. Angelita, desesperada, me buscó en el torbellino de agua y espuma. Tras mucha tensión, mi cabeza emergió y respiró una bocanada de benéfico oxígeno.
Me había salvado.
Hay gente que es aérea. Hay gente que es terrestre. Yo soy acuática. Los momentos más felices de mi vida los he pasado cerca del agua, metida en el agua, nadando y buceando. Me crié en una playa. Cuando me fui a Madrid a estudiar Periodismo en la Universidad Complutense echaba tanto de menos el mar que me angustiada y no podía respirar ni dormir bien. Sentía que me faltaba horizonte, el horizonte del silencio último.
Imaginaros cuando descubro en Netflix el documental “La inspiración más profunda”. Me da un vuelco el corazón. El mismo tema que el de la película “El gran azul” basada en la carrera del frances Jaques Mayol: el universo del Free Diving, la apnea, en español.
“La inspiración más profunda” trata de las obsesiones, versa sobre llevar las cosas al extremo, de cómo lo muy bueno se transforma, en un segundo, en lo muy malo, habla del peligro de los absolutos, del riesgo de no saber tratar como a grandes impostores tanto el éxito como el fracaso.

Pero el documental también se focaliza en una idea central: cuando el ser humano no sabe parar, las consecuencias son trágicas.
Se perfectamente que en el deporte de élite hay que ser obsesiva. En la escritura, también. Si no me hubiera obsesionado durante meses jamás habría acabado mi novela El verdadero tercer hombre.
Pero, a veces, en la vida, si no paras, mueres.
Cómo una vez me dijo mi admirada psicóloga, Lucía Boto, que me ayudó a superar una depresión y mi problema con el alcohol, si mueres, ¿quien va a escribir esa novela?
Cuando en Daheb, en Egipto, miro las fotos y nombres de los buceadores de apnea que murieron en ese abismo oceánico, recuerdo a Lucía.
A veces, nos olvidamos de que la vida es lo único que somos. No tenemos la vida, somos la vida y una obsesión, por muy buena que parezca, si la llevas al extremo, te fuerza a dejar de ser.
Alessia Zechinni lo dice en “La inspiración más profunda”: cuando tienes miedo y nervios, ya no escuchas las señales de alarma que te manda tu cuerpo.
Si “La inspiración más profunda” fuera un documental sobre la élite de la apnea no os lo recomendaría.

¿Dónde puedes ver “La inspiración más profunda”? En Netflix.
Lo mejor: la realización de Laura McGann. Es preciosa. Sientes el océano en tu casa. Te dan ganas de bucear y de estar cerca del mar, y viajar a Dahab. La gran Natalia Molchanova que nos da el mejor consejo: céntrate en mantener tu calma interior.
Lo peor: no profundiza en los personajes principales realmente. Es una pena. Podría haber sido un documental a la altura de”Free Solo”.

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Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.