Mi nombre es Alfred Hitchcock un viaje por la mente del mago

Pesco de mi memoria un momento envuelto en ámbar que se ha quedado paralizado y almacenado en los polvorientos anaqueles de mi recuerdo. Tengo doce años, la misma edad que tiene ahora mi hijo, voy con mi abuela Manuela, la persona a la que más quería en el mundo, a ver “Vértigo” de Alfred Hitchcock en un viejo cine de Madrid de cuyo nombre no quiero acordarme. Las paredes tapizadas de rosetones concéntricos de un color rojo muy vivo de poliester, con círculos más oscuros granate.

La experiencia es un ritual estático para que me produce una delectación increíble. En el juguetón y estimulante documental de Mark Cousins -una lección de cine, que sobre todo me da unas ganas frenéticas de sumergirme y perdermepara siempre jamás en el cine de Alfred, el director divide la historia en bloques diferenciados según las obsesiones del propio Hitch. Halá, lo interesante de “Me llamo Alfred Hitchcock” son los singulares ángulos desde los que mira Cousins la mente del realizador de “Los pájaros”.

El primer bloque temático gira en torno a la evasión. Hitchcock quería que nos olvidaramos de nuestros problemas cotidianos, de esa insignificante insidiosa pelea con tu marido, de las presiones y frustraciones del trabajo, de la obligación de pagar la factura de la luz. Escapismo hacia el placer que aviva los sentidos en la Costa Azul en “Atrapa a un ladron”. Cary Grant muy moreno flotando en el mar y oliendo a verano. Aunque también, en su estapa de cine mudo, cuando aprendió el lenguaje cinematográfico, el plano vertiginoso de una chica subida a una atracción de feria, el carrousel de risa y de diversión.

Aunque evasión también significa huir de alguien que nos oprime, de la sociedad que nos presiona y nos quiere linchar, “y la sociedad también somos usted y yo”, dice Alfred.

En “Rebeca”, Joan Fountain está atrapada en una tela de araña y ella es la mosca con la que juega Miss Danvers, la araña-por cierto, ha habido muchas reinterpretaciones en clave lésbica y moderna de la relación entre Miss Danvers y Rebeca, aunque eso lo dejo para otro post-y en “Encadenados”, sobre el rostro de Ingrid Bergman se dibujan los barrotes de una cárcel.

En muchas peliculas del mago hay un hombre y una mujer que huyen. Hay personajes encarcelados injustamente, ‘aprisionados’ en un confesionario como Montgomery Clift en “Yo confieso” o a punto de ser linchados por una multitud enloquecida y furiosa con Igor Novello en The Lodger: A Story of the London Fog. Hay que tener en cuenta que, aunque no se definía como un artista católico, Hitchcock a menudo empleaba la iconografía.

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Alfred Hitchcock (1899-1980) posa con una gaviota y un cuervo en una promo de “Los pájaros”.

El segundo momento que capturo de mi memoria es a los 17 años, estoy con H. un chico almemán del que estoy enamorada, en un cine de Aviñón, Francia, viendo “Encadenados” con otros compis de clase. Estudio en el liceo Frederic Mistral. Tiemblo por dentro. Todo en la película es emocionante: el hermoso velo del blanco y negro que se rasga, la perspicaz y vouyeur mirada de Alfred, la historia de amor de Ingrid y Cary, los nazis, el McGuffin, la madre dominante y absorbente, los celos de Cary, la escenas de fusión amorosa mística de los besos de los amantes. Bien, el segundo bloque temático de este documental es el deseo, pero no desde un punto vista positivo únicamente sino también desde un ángulo oscuro: la celotipia, la autodestrucción, la inmovilización como ser humano como le sucede a Gregory Peck en el “Proceso Paradine”.

Rescato otro momento de mi memoria. Mis padres, mi hermana Laura y yo ya vivimos en Málaga. Un sábado vamos a ver juntos “La ventana indiscreta” en los América Multicines ya desaparecidos, que estaban delante de la estación de autobuses y al lado de estación de trenes María Zambrano. La película es una orgía perpeua para mis sentidos. Desde lo cool y guapos que me parecen Grace Kelly y James Stewart al glamour sofisticado de los vestidos verde manzana satinados que ella. Qué pasada. Que experiencia extática.

Al salir del cine, mi padre:

-Una pareja que podía centrarse en sus cosas eróticofestivas, y venga a espiar al pobre vecino.

-Jolínes el vecino ha matado a su mujer.

-Pero Papá, si James Stewart no espiara al vecino no habría película. Quiere escapar de su vida encerrado ahí en su piso.

Como yo. Lo pienso pero no lo digo. Soy más escapista que Houdini.

-Ya. Pero es raro. Estas películas americanas son raras. Con una chica tan maja como la Kelly-dice mi padre, que como Hitchcock también tenía ángulos insólitos desde los que mirar la vida

Como curiosidad descubro que el propio Alfred incluyó su propia declaración de amor a Alma, su mujer, en la película “Foreign Correspondant”.

También en su cine está la rabia del hombre que no se siente deseado.

El tercer bloque temático es la soledad. Hitchcok hace cine porque se siente solo. ¿Y qué es la película “Yo confieso” sino una historia de soledad, la que sufre Montgomery Clift acusado de asesinato y martirizado por la muchedumbre que lo persigue, cuando por su fé no puede traicionar su misión de no desvelar el secreto de confesión?

Pero a Hitchcock también le encantan las mujeres solas, una mujer sola es interesante, dice. Aparece Tippi Hedren en “Marni la Ladrona” andando por una estación de tren o caminando por el pasillo de un hotel captando nuestra atención.

Otro memento que rescato de mi relación con Hitchcock, es cuanado empiezo mi relación con G. Estoy muy enamorada de él, en nuestra fase A. Vamos al Museo del Cine de Londres, escondido en el corazón de Covent Garden, porque me lo había recomendado mi madre ya que un alumno suyo, José Ramón, lo había visitado. Cuando entras en el baño, de repente, suena la música de “Psicosis” compuesta por Bernard Hermman que va in crescendo. El susto me lo llevo porque soy muy ingenua.

Nadie había rodado un asesinato como el que sufre la protagonista en “Psicosis”.

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Cary Grant e Ingrid Bergman en “Encadenados”, qué ganas de volver a ver la película.

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Otro eje temático es el tiempo. Cuando quieras que un personaje desee acelerar el tiempo,

El último eje temático es el ojo como cámara, la forma de mirar de Alfred Hitchcock. Cousins profundiza en la muy personal manera de observar de Alfredito, insólitos ángulos, soluciones visuales imaginativas, creativas, tensión por un tubo, juegos con el tiempo.

La cámara como instrumento con el que enfrentarse al mundo.

Planos cenitales sobre Gregory Peck, un abogado que se siente insignificante, en “El caso Parradine”, pero tambien cuando Paul Newman mata al agente sovietico en “Cortina rasgada”. Lo vemos desde arriba forcejeando con la ayuda de la mujer rusa, en la secuencia en la que Hitch nos cuenta lo dificil y trabajoso que es matar a alguien.

El guion también lo firma Mark Cousins. En la historia del documental, reexamina la vasta filmografía y el legado de uno de los cineastas más grandes del siglo XX, Alfred Hitchcock, a través de la propia voz del director.

Es un docu divertido, sombrío, juguetón y estimulante. Reconozco que soy una gran fan del cine Alfred.

Viajo al cine mudo, a la creación de lenguaje cinematográfico cuando no había guiones y la imagen era esencial para contar historias. Viajas a la obsesion del director británico por las actrices rubias que no le deseaban. Viajas a la tensión que debe tener toda buena narrativa.

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“¿Hay alguna forma bonita de contar un asesinato?”

No, no la hay Mr. Hitchcock, pero, al menos usted nos ha enseñado que matar no es fácil como le pasó a Paul Newman en “Cortina rasgada” aunque también lo hizo con humor, con una pata de cordero como arma homicida, ya Almodóvar le hizo su guiño utilizando Carmen Maura una pata de jamón.

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Mark Cousins es un director y guionista autor de decenas de películas documentales sobre el cine y de la serie “La historia del cine: una odisea”. También es autor de “Women Make Film: A New Road Movie Through Cinema”.

En esta historia, es el propio Alfred Hitchcock quien revisa y comenta sus películas, con la voz del actor McGowan.

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Alfred Hitchcock en Marnie, la ladrona

¿Dónde se pueder “Me llamo Alfred Hitchcock”? En el cine.

Lo mejor: Como en las mejores película de Hitchcock sales con los sentidos afinados.

Lo peor: Es una miaja presuntuoso el docu.

Para ver: A solas como lo he visto yo.

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