
Lo más importante a la hora de hacer terapia con un psicólogo, una psicóloga es la relación humana que tienes, que te enseñe a reconocer tus problemas y a gestionarlos. Mi psicóloga Lucía Boto, a la que acudí cuando tenía una depresión y estaba devastada, me enseñó a tratar con compasión mi yo vulnerable, a ser amable conmigo misma y estar ahí para mí. Me ayudó mucho.
Por eso cuando veo “Stutz” en Netflix me acuerdo de Lucía. Jonah Hill, el paciente, un actor, hace un documental conmovedor y sincero sobre su psiquiatra, Phil Stutz. Es la historia de Hill y su terapeuta, que mantienen una serie de charlas honestas sobre la salud mental y el empeoramiento progresivo de los ataques de ansiedad relacionados con la promoción del cine que ha convertido el trabajo de sus sueños en una pesadilla.
“Stutz” es un viaje por la experiencia humana de alegría y dolor, un viaje por las heridas, las cicatrices y la curación. Hay confesiones íntimas, comicidad, vulnerabilidad y toneladas de terapia que me reconfortan y me hacen conectar con Stutz y con Jonah Hill.
Stutz también carga con su propia mochila. Tiene Parkinson desde que era joven, y cada vez que la cosa se pone seria con Jonah acerca de cómo se siente, de la relación que tuvo con una mujer, el amor de su vida, y ahora se ha distanciado por el empeoramiento de su enfermedad, hace bromas acerca de ello para protegerse. Hasta que deja de hacerlas.
“Todo el mundo puede dar la vuelta a una adversidad y convertirla en una oportunidad”, dice Stutz.
-¿Por qué estás aquí?-es la primera pregunta que hace Phil Stutz a Jonah Hill para abrir su sesión de terapia. En vez de reclinarse y escuchar al paciente, el psiquiatra quiere tener un papel más activo, descubrir lo que paciente quiere y darle herramientas para conseguirlo.
-Cuando era un joven psiquiatra, sólo escuchábamos a los pacientes, y se iban igual que venían. Yo quería darles algo. Mis jefes me dijeron: olvídate.
Sus herramientas se visualizan en papeles en los que Stutz dibuja y escribe, con su mano temblorosa por el Parkinson, y desarrolla estrategias y acciones para salir del hoyo.
La primera acción que dibuja es una montaña que representa varios niveles: cada vez que un paciente viene con depresión o ansiedad puede hacer acciones para fortalecer su cuerpo, su relación con los demás y su relación consigo mismo-dice Stutz.
Luego nos habla de la parte X. ¿Qué es la parte X? Es esa voz negativa que llevamos dentro de nosotros mismos que nos dice que no lo hagamos, que nunca lo conseguiremos, que vamos a fracasar, que todo va a salir mal, que ni lo intentes… Es la voz del miedo.
Seguro que la conoces.

La sombra eres tú
Luego está la sombra. La parte de tu pasado o de tus momentos débiles de la que te avergüenzas. Jonah Hill trae una foto suya tamaño gigante de cuando tenía trece años. Estaba gordo y tenía granos. Es la sombra de sí mismo de la que se avergüenza, la que oculta cuando tiene citas con mujeres.
¿Cuál es la sombra de Stultz? La versión de sí mismo cadavérica, consumida, debilitada por la enfermedad.
De repente, en la consulta, aparece la madre de Jonah con la que el actor tuvo muchos problemas en la adolescencia y se engancharon en peleas por el peso del hijo. La madre de Jonah lo llevo al nutrucionista. El hijo se sintió rechazado y tuvo ataques de ansiedad. Ahora, de adulto, cuenta:
-Mamá, tú eras mi referente femenino y lo que yo pensaba era: no me acepta.
Mamá, tú eras mi referente femenino y yo pensaba: no me acepta
Jonah Hill
La relación con la madre
Stultz interviene como psicólogo entre la madre y el hijo:
-La cuestión es lo que pasa entre vosotros. ¿Cómo es vuestra relación?
-Sé sincera, mamá.
-Estoy pensando. Espera.
Por fin la mamá de Jonah dice:
-Frustrante. Me gustaría que fuera más constante. Jonah sólo acude a mí cuando está de bajón y tiene problemas, cuando está feliz, se olvida de mí.
Ay qué genial, pienso. No sería un docu sobre psiquiatría sino apareciera la madre, ja, ja, ja.
Pero el foco vuelve a Stultz porque ahora es Jonah el que hace de psicólogo y pregunta:
–¿Tuviste algún tipo de relación tan íntima conversación cercana con tu madre?
-No. Qué va.
-¿Si estuviera viva la tendrías?
-Sí.
Mmmmm. Eso me hace reflexionar. Nunca es tarde.
-Mi abuelo era un psicópata. Mi madre creía que los hombres eran horribles. Mamá estaba atrapada en el laberinto.
Dentro del laberinto
Según Stutz, todos los seres humanos estamos perdidos en un laberinto mental. El laberinto siempre implica a otra gente, a personas que nos han hecho daño y con quien estamos resentidas.
El laberinto es un territorio del miedo que nos impide abrirnos a la vida y a los otros. En realidad, es una creación de nuestra parte X porque la parte X quiere justicia. El ejemplo típico es el paciente que está obsesionado con alguien que le ha herido y sólo piensa y quiere hablar de ese ‘enemigo’.

Salir del laberinto
Aunque Stutz nos da otra lección de vida:
–Hasta que no salgas del laberinto, no podrás avanzar en la vida. La vida es corta. No tienes tiempo para esa mierda.
Yo estoy en el laberinto. Aún tengo rencor hacia D. Alguna vez he estado fuera del laberinto. En mi infancia. Antes de ir al colegio. Tuve una buena infancia hasta los tres años, ja, ja, ja.
-Lo que queremos es que se nos compense, que todo sea justo y, equilibrado.
Pero ese equilibrio no se puede obtener de los otros.
Lo que queremos es que se nos compense, que todo sea justo y equilibrado.
Stutz
Vivimos en el mundo de la ilusión
Para Stutz, los seres humanos vivimos en el mundo de la ilusión que crea nuestra mente. Maya lo llama el hinduismo.
Jonah Hill se confiesa ante su terapeuta, cuando estaba perdido en las telarañas de su pensamiento negativo, cuando estaba atrapado en la anticipación catastrofista:
–No sabía cómo gustarme a mí mismo… No sabía cómo apostar por mí mismo. Creía que el éxito y los premios me librarían del dolor de la vida. Y gracias a mis privilegios y mi suerte tuve éxito muy pronto en la vida.
Como dice Eckart Tolle, los que triunfan, se decepcionan al no alcanzar un estado de bienestar inmediato, siguen habitando esa vulnerabilidad humana de no tener un suelo seguro bajo los pies.

¿Dónde puedes ver “Stutz”? En Netflix.
Lo mejor: Las heridas, las cicatrices y la curación.
Lo peor: Que acabe.
¿Con quién verlo? A solas. Para reflexionar.

Tienes algunas de mis novelas en Wattpad.

Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro “Cómo crear una serie de televisión” (Ediciones T&B) y “El verdadero tercer hombre” (Ediciones del Viento) “Los crímenes de Atapuerca” (Caligrama)
Periodista de RTVE.