Mad Men Cosas horribles que hizo Don Draper

Hay un conflicto generacional entre los jóvenes y los viejos y las guerras en las que ha combatido. Roger Steerling mira por encima del hombro a Don Draper porque él lo tuvo duro, luchó en la II Guerra Mundial y eso salvó al país y al mundo entero. El jefe de creativos se irrita con el rollo más antiguo que el tebeo de que vuestra generación ha estado en la pomada y lo ha tenido más mollar.

Están en una reunión, Roger farda de su papel en la guerra del Pacífico, cómo se batieron el cobre él y sus compis. Don le mira con taciturno resentimiento.

En una secuencia posterior, Don paga al ascensorista para que estropee a propósito el ascensor porque quiere darle una lección a Roger.

Roger y Don comen ostras y beben martinis en uno de esos restaurantes de Nueva York que me chiflan y que me encantaría visitar. Don dice que las ostras le saben a sirena. Roger cuenta que les gustan las chicas pelirrojas y blancas de piel como un cuenco de leche con fresa en el centro.

Después de la opípara comida, Roger y Don regresan a la oficina. El ascensor está estropeado y tienen que subir treinta pisos por las escaleras.

Roger lo lleva mucho peor que Don, que se está vengando de su jefe.

En la agencia, los esperan Cooper y los jefes de United Fruit para los que van a hacer una publi.

-Esto es ridículo. ¿Por qué es tan alto? ¿Y si hubiese un incendio?-pregunta Roger.

-Entonces tendríamos que bajar. Eso sería más fácil.

La gente de United Fruit los reciben con los brazos abiertos.

-En United Fruit hablan de usted como si hubiera inventado el plátano-le dicen los gerifaltes a Don.

-23 pisos-dice Roger.

Roger vomita delante de todo el mundo. Echa las ostras y los mantinis en forma de papilla blanca al suelo ante el asco del personal.

-Un vaso de agua fría.

-¿Estás bien?

-Sí. Bien.

-Vale.

Don le ha ganado la partida al viejo Roger.

Roger luego no quiere participar en la campaña de la moto Honda porque se trata de una empresa japonesa y él recuerda como unos japoneses mataron a sus viejos amigos. Campbell le pone los pies en el suelo.

-Hace ya muchos años de eso. Ya nadie se acuerda.

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