Archivo de la etiqueta: guion

Málaga 82. Capítulo 63

Sinopsis

Málaga 82Sara Rojas es una adolescente que no tiene amigos. La novela relata la historia de Sara y Margarita, alumnas de BUP en la “insignificante” ciudad de Málaga hace cuatro décadas. Margarita es extrovertida, popular y ha estado con innumerables chicos, pero encuentra su vida exasperantemente aburrida. Sara, por el contrario, es tímida y no ha conseguido tener ninguna relación desde que se mudó con su familia a Málaga hace un año. 

Capítulo 63

Al salir del portal del Paseo Marítimo, un fogonazo brutal de luz me deslumbró. Ah, la luz de Málaga, qué poderosa era en la dorada mañana. La luz de Cádiz era blanca. Pero la luz de Málaga era amarilla y me hacía amar la vida.

Oí unos sollozos a mi izquierda. Torcí el cuello para mirar de dónde provenía la pena. Margarita, sentada en el escalón blanco de la entrada, lloraba como una niña, con el corazón encogido. Cuando me vio, se levantó, avanzó lenta hacia mí, me abrazó.

El corazón me dio un vuelco.

-Lo siento. He sido una gilipollas-dijo.

El corazón me latía como si se me fuera a salir del pecho. Las pulsaciones doblaron su velocidad. La garganta me dolía, y la voz me tembló al hablar:

-Ya ha pasado. Esto también pasará.

Lloramos la una en brazos de la otra.

Nos reconciliamos.

Una semana más tarde, con el dinero del concurso de relatos de la Coca Cola, Margarita y yo nos vamos a Florencia y a Roma. Al principio, cuando le propongo el plan, ella no quiere. Que si me da palo, que qué vergüenza que lo pagues tú todo, que me da mucho corte, Sara, ‘har favó’, que si es una pechá. Pero intuyo sus ganas de viajar y de tener unas vacaciones de verdad. Fébril, con increíble excitación, busco estrategias en mi mente para convencerla y tiro de una argumento que he visto en innumerables películas americanas.

-Sólo es un préstamo. Me lo devolveras. 

-¿Cuándo, Sara?

-Cuando seas rica y famosa. 

-Nunca lo seré. 

-No seas bocacabra. 

-En serio. 

-En un futuro, cuando tus cuadros cuesten un riñón. 

-Sigue soñando. 

-¿A quién hago daño soñando?

-No, si en eso tienes razón. Soñar es gratis. 

-Vamos, Margarita, hazlo por mí. De verdad. Me haces un favor. Es un viaje que siempre me ha hecho una ilusión tremenda-dije abriendo los brazos y mirando el cielo-¡Italia-.

Mi amiga se queda en silencio. Cuando termina de dar vueltas a la cabeza y de dudar, me dice amusgando los ojos y señalándome con el dedo índice, admonitorio: 

-Vale, pero sólo es un préstamo. 

-Sí. ¡Gracias!

Doy saltos de alegría. Bailo una danza india a su alrededor mientras a ella le da la risa floja.  Soy felicidad.

Nuria con sus amigas Marga y Gabi.

Tienes algunas de mis novelas en Wattpad.

Sígueme en mi Linkedin.

Málaga 82. Capítulo 62

Sinopsis

Málaga 82Sara Rojas es una adolescente que no tiene amigos. La novela relata la historia de Sara y Margarita, alumnas de BUP en la “insignificante” ciudad de Málaga hace cuatro décadas. Margarita es extrovertida, popular y ha estado con innumerables chicos, pero encuentra su vida exasperantemente aburrida. Sara, por el contrario, es tímida y no ha conseguido tener ninguna relación desde que se mudó con su familia a Málaga hace un año. 

Capítulo 62

Despues de dejarlo con Margarita, mi habitación es mi único mundo posible. Mi habitación es mi único reino. Mi habitación es el patio de mi recreo, las aguas negras de mi desesperación, el fogonazo de luz y cielo. Mi habitación es el mar fértil donde me escapo a soñar, a fantasear, a masturbarme.

Estoy tumbada en la cama, con el ánimo deprimido, arrebatada por un vértigo existencial, aplastada por una tumba en el pecho que no permite que germinen sentimientos ni vida. La vieja vampira ha vuelto a visitarme y, esta vez, quiere quedarse. Un insomnio feroz me acosa. No tengo apetito. No tengo impulso de vida. No tengo ganas de hacer nada. Sólo puedo estar en la cama. Mi madre dice que estoy insufrible pero no es verdad, no sólo estoy deprimida.

De repente, el timbrazo del teléfono rasga el ambiente submarino de nuestro piso del Paseo Marítimo. No tengo energía para hablar con nadie. No puedo con mi alma y por dolerme, me duele hasta el aliento.

Mi madre coge el teléfono. Su vozarrón de abogada arrogante, acostumbrada a hablar ante un juez, resuena y rebota en las paredes.

-Sí, dígame.

-Sí. Ahora se pone.

Mi madre grita:

-Sara, Sara, Sara.

No me apetece hablar con nadie ni relacionarme con ningún ser humano pero no tengo ni un ápice de energía para discutir con mi madre. No poseo voluntad.

-Voy, ya voy-digo, con un hilillo de voz. Y pienso: no grites tanto, joder. Tengo una angustia que me muero. Una bola negra se expande en mi cerebro. Un monstruo hambriento y maligno coloniza mi ilusión y mi esperanza, dejando tras de sí un territorio baldío.

-Sara, Sara, Sara. Es para ti-mi madre abre la puerta sin llamar y arruga al morro al verme acostada en la cama.

-Que son las doce de la mañana, hija. No puedes seguir así. Levántate.

Su voz estentórea reverbera en las paredes que aprisionan mi cerebro. Cállate, coño. Me va a estallar la cabeza. Tengo un dolor que me trepana el cráneo. ¿Y si bebo un poco de Calvados? Eso me animará.En cuanto, cuelgue el teléfono, voy a la despensa, cojo la botella y me bebo un par de chupitos, eso calmará mi ansiedad.

¿Quién quiere hablar conmigo? Tengo la autoestima por los suelos. Me siento un desecho humano, un despojo que vale menos que cero.

-¿Quién es?

-Alma.

De repente, me animo. Mi profesora favorita me llama y ese hecho me excita.

-Ah, ya voy.

Me levanto de la cama, presa de una aturdida confusión. Me dirijo a la cocina, donde está el auricular verde descolgado, encima de una silla. Abajo, en la pared, hay una caja de cambios color café con leche, con una palanquita que corta la comunicación con el teléfono del salón del fondo. Temboury, el arquitecto que vendió el piso a mis padres utilizaba ese teléfono para hablar con sus amantes. Así evitaba que lo escuchara su mujer. Pero al final ella le pilló con el carrito del helado.

-Hola-digo, fingiendo buen ánimo. Me alegro mucho al oír la voz de Alma.

-Hola, Sara. ¿Qué tal estás?

-Bien. Gracias. ¿Y tú?

-Genial.

-Me alegro.

-¿A que no sabes por qué te llamo?

-Ni idea.

-¡Felicidades!

-Ah.

-Has ganado el premio de relatos de Coca Cola.

Mi cerebro está lento y va a pedales. Tarda en procesar una eternidad lo que me acaba de decir Alma. De repente, un recuerdo: mi padre llevándonos en su BX blanco a Antón y a mí al Palacio de Congresos de Torremolinos. Papá está contento de que Alma haya escogido a su hija junto con su amigo Antón de su clase de tercero de BUP para presentarse al concurso final, tras haber seleccionado los relatos que han escrito. Habla por los codos. Antón y yo nos reímos hasta el paroxismo con sus anécdotas, excitados y muertos de miedo. Por fin, vemos el edificio blanco enorme que descuella entre bloques de apartamentos color amarillo pastel, con balcones enrejados.

Después de que papá aparque su BX, Antón y yo, temblando como hojas, nos metemos en un inmenso salón de actos donde cientos de chicos y chicas hablan en tono muy alto, creando un ruido alucinante que nos aturde y nos pone nerviosos. Realmente, estamos viviendo esta experiencia. Qué subidón.

Los organizadores nos piden que escribamos un cuento sobre la juventud. Nos reparten hojas y bolígrafos con el membrete de Coca Cola impreso.

-Anda, qué guay. Ni me acordaba-le digo.

-Estoy orgullosa de ti, Sara-me responde.

Me ruborizo. Un soplete expulsa llamaradas en el interior de mis mejillas. Me arden los ojos. Los nervios y la más absoluta euforia me comen por dentro.

-Gracias.

-Eres una escritora.

-No sé-balbuceo con falsa modestia que odio.

Quiero preguntar si hay dinero de por medio. Pero no quiero quedar como una cerda avariciosa delante de Alma, mi amor de profesora de Literatura.

Una oleada de narcótica euforia.

-¿En qué te vas a gastar el dinero del premio?

Disimulo como una perra:

-¿Qué dinero?

-El millón de pesetas.

Una dulce sensación de caída, un desmayo brusco hacia las letárgicas aguas de la oscuridad. 

Cómo crear una serie de televisión

Curiosea mi Linkedin

Málaga 82. Capítulo 61

Sinopsis

Málaga 82Sara Rojas es una adolescente que no tiene amigos. La novela relata la historia de Sara y Margarita, alumnas de BUP en la “insignificante” ciudad de Málaga hace cuatro décadas. Margarita es extrovertida, popular y ha estado con innumerables chicos, pero encuentra su vida exasperantemente aburrida. Sara, por el contrario, es tímida y no ha conseguido tener ninguna relación desde que se mudó con su familia a Málaga hace un año. 

Capítulo 61

Tenemos un plan de escapada. La vida es increíble porque ambas tenemos un plan de ir de excursión, un plan de evasión de la realidad, un plan de apagar el ruido del mundo. 

Me sentía infeliz en el colegio hasta que dejó de importarme. Me sentía una desgraciada en el colegio hasta que me bastó con mi propia compañía. 

Simpre buscaba tener amigas hasta que conocí a Margarita. 

Dos horas antes, ella apareció subida a lomos de su moto, con su pelo pelirrojo, largo y rizado. Me dio un vuelco el corazón. ¡Menuda pinta chula tiene!

-¿Qué haces, niña?¿Esperas al alguien?

-Sí. A ti. 

-¡Planazo!-dice Margarita, subiendo los brazos en dirección al cielo. 

-Estás loca. 

-Sí, por ti. 

Me embarga una inmensa alegría. Tengo ganas de saltar. Tengo ganas de reir. Tengo ganas de correr. Tengo ganas de gritar de pura euforia. 

Margarita ha cargado la moto con una pequeña tienda de campaña, dos sacos de dormir y una mochilas con bebidas y comida.

-Perita. 

Nos acercamos y nos damos un piquito. Me estremezco con una sensación de reconfortante ternura hacia ella.

-¿Qué le has dicho a tus padres?-me pregunta.

-Que me iba a pasar el finde a casa de mi amiga Mónica. 

-Como los tienes de engañaos.

-No sabes tú bien

Me subo detrás de ella. Le agarro la cintura. Margarita arranca la moto.

Frente al mar, Margarita sale de la carretera nacional. Al rato, se desvía hacia un carretera comarcal. Destino: Maro.

En Maro, una ración de paraíso congelada en el tiempo que está en dirección a Almería, hay pinsapares protegidos, una cala maravillosa, el Mediterráneo, el cielo, un dulce día de junio.  

Margarita y yo corremos por la arena, nos bañamos, nos tumbamos a tomar el sol, andamos por el bosque, fumamos cigarrillos, bebemos cerveza, nos tomamos unos deliciosos bocadillos de filete empanado y huevos duros con sal. Nos abrazamos sobre las toallas y nos besamos olvidándonos del tiempo y el espacio.

Media hora más tarde, Margarita se enfada conmigo porque le digo que quiero escribir por las tardes la semana que viene. Me asusto como una niña. La ira me hace sentir pequeña.

-Ya no quieres estar conmigo-dice.

-Claro que sí-le respondo.

-Pero no nos vemos.

-Tengo que escribir.

-¿Todas las tardes? No nos veremos.

La necesidad de acabar de escribir mi novela se hace punzante. De repente, mi manuscrito es lo más importante, lo cual me hace sentir fatal.

-Es importa para mí. Si no no acabaré mi novela.

Que egoísta y mezquina me parece oirme decir mi novela con esa voz aguda.

-Vale. Pues lo dejamos.

Un punzón de hielo me atraviesa el corazón. No respiro.

-¿Estas de coña?

-Tú qué crees.

-No me puedes tratar así.

-No quiero estar todas las tardes sola.

-¿Todas las tardes?

-Sí.

-Pero es muy loco.

-Si no me haces caso lo dejamos.

Una desazón brutal bulle en mi pecho. No respiro. La ansiedad me late en la base de la garganta.

Nuria con su hijo.

Sígueme en Linkedin.

Tienes algunas de mis novelas en Wattpad.

Málaga 82. Capítulo 60

Sinopsis

Málaga 82Sara Rojas es una adolescente que no tiene amigos. La novela relata la historia de Sara y Margarita, alumnas de BUP en la “insignificante” ciudad de Málaga hace cuatro décadas. Margarita es extrovertida, popular y ha estado con innumerables chicos, pero encuentra su vida exasperantemente aburrida. Sara, por el contrario, es tímida y no ha conseguido tener ninguna relación desde que se mudó con su familia a Málaga hace un año. 

Capítulo 60

Margarita conduce hacia la cima de una colina con su Vespino. Yo voy de paquete detrás, temblando de emoción, hecha un flan de excitación y nervios. El paisaje es impresionante: el cielo, la montaña, el mar bañados por la luz dorada de Málaga que es pura belleza. La naturaleza posee una hermosura honda y azul. Se me pone los pelos como escarpias. 

Al fondo, avizoro la plaza, el Mediterráneo con su latido azul y profundo. A la derecha, unas montañas cárdenas se recortan como un circo que nos protege de miradas indiscretas. 

Un sensación de bienestar me recorre de la cabeza a los pies.  

Me siento tan viva. La exaltación me acompaña durante todo el camino a Maro.

Nuria, con amigas.

Tienes algunas de mis novelas en Wattpad.

«Los crímenes de Atapuerca». Capítulo 9

Sinopsis

Queridas lectoras: comparto con vosotras el capítulo nueve de mi novela «Los crímenes de Atapuerca». El crimen más terrible de Atapuerca. Os recuerdo la historia:

A Miriam Sinaloa, una estudiante de 16 años que visita en yacimiento de Atapuerca, la asesinan dentro de la Sima de los Huesos.

La inspectora Luisa Baeza dirige la investigación del asesinato de la adolescente mientras se enfrenta a una profunda crisis personal y se obsesiona con un caso en el que busca una redención.

Hay secretos que no puedes enterrar para siempre.

Capítulo 9

Amaneció una mañana preciosa. Un cielo despejado, de un azul delicado como si Dios lo hubiera pintado con sus propias manos. La sierra resplandecía verde brillante, empapada en rocío. Los bosques de encinas y robles se agitaban bajo una suave brisa.

Después de descubrir el cadáver de Miriam y responder a unas preguntas de la policía, Andrea y yo nos fuimos a la casa que Max tenía en la sierra de Atapuerca. Pero yo no pegué ojo en toda la noche. El insomnio y los fantasmas me mordieron la mente hasta que no pude más y me levanté, exhausta. A mi lado, Andrea dormía como un lirón, ajena a mi angustia.

Cuando cerraba los ojos, me venían a la memoria, en vertiginosas y envenenadas ráfagas de imágenes, la cara de Miriam pegajosa de sangre, con los ojos desorbitados, las moraduras en su cara, el pelo negro empapado de sangre coagulada y negra. Esos recuerdos se mezclaban con otros jirones de mi pasado que había intentado olvidar, pero había sido inútil. Yo abriendo la puerta de la habitación de papá. Papá tendido en el suelo, inconsciente, con una espuma blanca saliéndole por la boca, bajo un gran charco de sangre oscura que se oscurecía sobre las baldosas de mármol color salmón. La ansiedad latió en la base de mi garganta con su ritmo sin aire, con su tono siniestro. Papá se había tomado setenta Orfidales. Inconsciente, se había caído de la cama al suelo, donde se había golpeado la cabeza con la pata de mi mesa de estudio, la mesa en la que yo había preparado mis exámenes de Matemáticas, Historia y Literatura durante mi adolescencia, la mesa frente a la que yo había pasado horas y horas hincando los codos, tratando de escribir una novela frente a mi cuaderno y fracasando en el intento.

Por fin, harta de mi depresión silente, harta de estar en la cama dando vueltas, anhelando un descanso que no llegaría, decidí levantarme. Fui a la cocina vacía. Toda la casa dormía. Me preparé un café. Me lo bebí de pie ante la ventana con vistas al jardín que Max había plantado cuando se construyó la casa. A Max le encantaba trabajar la tierra, le encantaba ensuciarse las manos, cavar, arar, plantar, regar, escardar, rastrillar.

Max había nacido y crecido en un pequeño pueblo del Pirineo catalán, Tallül. Sus padres eran campesinos. Allí, de niño, Max se había metido en las cuevas de la montaña acompañado de su abuela y había desenterrado fósiles, los había estudiado y coleccionado. Su habitación era un cúmulo de huesos de osos, fragmentos de cráneos humanos que había excavado, cuchillos de sílex. Una tarde encontró hasta un bifaz tallado en piedra, perteneciente al periodo Achelense.

Durante el invierno, el jardín lo cuida Martín, un chico de Ibeas de Juarros que viene una vez por semana a regar, a quitar las malas hierbas, a rastrillar las hojas que se acumulan en el césped, a podar los árboles cuando toca.

En su jardín, Max creó su propio paraíso, su Arcadia particular. Plantó todas las especies arbóreas que se le antojaron. Hay árboles frutales: limoneros, naranjos, nísperos, manzanos, mandarinos, perales. Hay olmos, magnolios, cipreses, cedros del Líbano, nogales, avellanos, robles, cedros del Atlas, bojes, eucaliptos, enebros sirios, laureles, aligustres, mahonias, castaños de Indias, cedros del Himalaya y cipreses de Portugal.

Max, arrebatado por su entusiasmo maníaco, impulsado por su energía desbordante, incansable, llegó a plantar también un tejo y un gingko biloba, cuyas hojas se ponen amarillas en invierno. Es un jardín maravilloso.

Abro la puerta de la cocina y salgo al porche con suelo de losas de piedra. Estoy descalza. El suelo está frío. ¿Qué le voy a decir a la policía? Porque la policía va a venir a interrogarnos a Andrea y a mí enseguida. Es cuestión de minutos, de horas a lo sumo. Puede que la inspectora Baeza ya esté de camino hacia nuestra casa. Hará muchas preguntas. Querrá saber la verdad. Querrá saber lo que vi. ¿Y qué vi exactamente? Los recuerdos se tornan confusos en mi cabeza aturdida. Solo hay una cosa que voy a ocultar a la policía. Andrea me lo ha pedido como favor y yo le he dicho que sí.

Ayer llegamos a las tres de la mañana a casa. Estábamos agotadas. Bebimos agua como dos desesperadas, nos duchamos, nos pusimos el pijama y nos servimos una copa de vino de una botella de Alión mediada que había sobre la encimera de la cocina. Yo quería irme a la cama enseguida, estaba exhausta, pero Andrea insistió en que descargáramos los clips de las tarjetas de nuestras GoPro y viéramos su contenido en nuestro Mac portátil.

Nos sentamos frente a la mesa de la cocina y contemplamos los planos que habíamos grabado hacia unas horas cuando encontramos el cadáver de Miriam Sinaloa dentro de la Sima de los Huesos.

—¿No te registró la policía?

Andrea negó con la cabeza.

Qué inútiles, por favor. La policía real es menos eficaz que la que sale en las series de televisión. Menuda chapuza. La cantidad de asesinos que andarán sueltos por ahí, la cantidad de equivocaciones, de errores letales que se habrán producido a lo largo de los años en las investigaciones policiales, la cantidad de inocentes que estarán encerrados en las cárceles injustamente. Me estremecí.

La luz de nuestras linternas se proyectaba en la cámara funeraria de la Sima. El cadáver de Miriam sobre un gran charco de sangre en los tablones de madera, los gritos y el horror como brochazos rojos en el cerebro, el escalofrío y una sombra que se perdía en el corredor del fondo. ¿Quién era? No le reconocí la cara. Solo era un bulto. Pero supe que era el asesino. El corazón me latió muy deprisa. Me sobresalté. Paré con el puntero del ratón el vídeo. Rebobiné las imágenes. Me fijé en una débil luz titilante que había al fondo de un ramal de la sima. Me recorrió un escalofrío frío por la espina dorsal

—¿Esta salida no estaba ciega? —pregunté a Andrea.

Si te ha gustado el capítulo, compártelo con alguien que creas que lo disfrutará. Te estoy muy agradecida. Me ayudas mucho.

Si quieres curiosear más sobre mí, échale un vistazo a mi Twitter.

Puedes leer la novela completa y gratuitamente en mi Wattpad.

«Los crímenes de Atapuerca». Capítulo 8

Sinopsis

Queridas amigas: comparto con vosotras el capítulo 8 de mi novela «Los crímenes de Atapuerca». Os recuerdo la historia. El crimen más escalofriante de Atapuerca.

A Míriam Sinaloa, una estudiante de 16 años que visita en yacimiento de Atapuerca, la asesinan dentro de la Sima de los Huesos.

La inspectora Luisa Baeza dirige la investigación del asesinato de la adolescente mientras se enfrenta a una profunda crisis personal y se obsesiona con un caso en el que busca una redención.

Hay secretos que no puedes enterrar para siempre.

Capítulo 8

Carla, angustiada, corre hacia Cueva Mayor, se acerca a la puerta enrejada de Portalón, que está precintada por un cordón policial. El juez de guardia levanta el cadáver acompañado de la secretaria judicial, que toma notas en un bloc.

Es noche cerrada. La una de la mañana. Carla siente que le vacían las entrañas cuando ve a dos agentes que salen de Cueva Mayor portando el cadáver de Miriam metido en una bolsa funeraria negra, reposando sobre una tabla espinal.

—Hija mía, hija mía, aquí estoy, hija mía —aúlla Carla.

Ese aullido animal. Luisa solo lo ha oído dos veces. Cuando le dijo a aquel hombre que su niña había aparecido asesinada en aquel pozo cerca de Castro Urdiales después de que una vidente le hubiera convencido de que su hija de cuatro años estaba sana y salva, y a sí misma cuando volvió a la cueva de Rota y Toni, su hermano, había desaparecido con el monstruo.

Carla vuelve a aullar. No es agradable escuchar ese aullido de mamífera más allá de la desesperación. Ha perdido a su cría. La pesadilla empieza. No va a acabar nunca. Nada de lo que le diga Luisa va a poder consolar a esa madre. Lo sabe porque Luisa ha estado en ese lugar que está más cerca de la muerte que de la vida.

Un solo segundo te puede cambiar la vida para siempre.

Luisa coge a Carla del brazo y la retiene mientras le dice que no se acerque. Una mano invisible presiona el corazón a Luisa, que ahora se acuerda de Toni, su hermano. Siente que dentro de ella se desencadena una tormenta helada, llena de viento y nieve y desesperación.

Toni está a su lado. Tiene seis años como cuando desapareció.

—¿Por qué no volviste a buscarme, Luisa? Te esperé, te esperé. Pero no viniste —dice el niño.

La angustia cierra la garganta a Luisa.

—Me ha matado a mi hija. Hijo de puta, me ha matado a mi hija —grita Carla.

Desde una distancia de dos metros, Jesús Sinaloa mira cómo Quique, su hermano y padre de Miriam, abraza a su mujer.

Jesús arranca a andar por la cuesta embarrada fuera de Cueva Mayor y se seca las lágrimas que arrasan su cara con las mangas de su jersey.

Los dos agentes trasladan el cadáver al coche funerario. Otro agente abre la puerta trasera. Los policías meten dentro el cadáver de Miriam.

Si te ha gustado el capítulo, compártelo con alguien que creas que lo disfrutará. Te estoy muy agradecida. Me ayudas mucho.

Sígueme en Linkedin.

Un viaje increíble a Atapuerca.

Puedes leer la novela completa y gratuitamente en mi Wattpad.

Si quieres curiosear más sobre mí, échale un vistazo a mi Twitter.

Málaga 82. Capítulo 58

Sinopsis

Málaga 82Sara Rojas es una adolescente que no tiene amigos. La novela relata la historia de Sara y Margarita, alumnas de BUP en la “insignificante” ciudad de Málaga hace cuatro décadas. Margarita es extrovertida, popular y ha estado con innumerables chicos, pero encuentra su vida exasperantemente aburrida. Sara, por el contrario, es tímida y no ha conseguido tener ninguna relación desde que se mudó con su familia a Málaga hace un año. 

Capítulo 58

-Tengo mucho miedo de que lo nuestro se estropee-me dice Margarita mientras nadamos en el mar, en la playa de El Palo. 

-¿Que es lo nuestro?

-Algo especial.

-Algo especial que no sabe nadie. Me muero ahora mismo y nadie sabría que estamos juntas.

Siento un golpe en el corazón. Pero disimulo sonriendo de oreja a oreja como si no pasara nada. Noto una luz que arde en mi interior. Noto una luz que arde en su interior.

Margarita y yo resplandecemos como faros en medio de una galerna.

-No me veo a mí misma de médico. Si hasta la sangre me da susto-me dice. 

-Cámbiate a Bellas Artes-le respondo. 

-¿Estás de coña?

-Se te da genial pintar. Todo el rato estás pintando.

-Picasso nació en Málaga aunque los franchutes se lo hayan apropiado.

-Pues tú, otra genia.

-¿Y tú?

-Madrid me espera. Periodismo.

-Seguro que si me ves por la Facultad ni me saludas.

-Nunca haría eso, Margarita.

-Vale, Bellas Artes. A la mierda el dinero.  

Nuria con sus amigas Marga y Gabi.

Málaga 82. Capítulo 57

Sinopsis

Málaga 82Sara Rojas es una adolescente que no tiene amigos. La novela relata la historia de Sara y Margarita, alumnas de BUP en la “insignificante” ciudad de Málaga hace cuatro décadas. Margarita es extrovertida, popular y ha estado con innumerables chicos, pero encuentra su vida exasperantemente aburrida. Sara, por el contrario, es tímida y no ha conseguido tener ninguna relación desde que se mudó con su familia a Málaga hace un año. 

Capítulo 57

Margarita vuelve a ver a Julia, la psicóloga del cole. Yo la espero en los aparcamientos del León XIII, al inicio de la cuesta que desciende hacia Pedregalejo, junto a un picadero donde una niña monta a lomos de un caballo negro que es pura belleza. 

-Estaba muy unida a mi madre. A veces, nos peleábamos. Ahora me da pena, por las peleas. Si lo hubiera sabido-dice Margarita a Julia. 

-Las discusiones entre madre e hija en la adolescencia son normales. 

-Me portaba como una idiota. 

-No te culpabilices. 

-Vale. 

-¿Qué más sientes?

-Se me ha quitado la ilusión por las cosas. 

-Bueno, estás de duelo por la muerte de tu madre a quien estabas muy unida. Esa tristeza que sientes es normal. Demuestra también la hondura de tus sentimientos. 

Nuria con sus amigas Georgina y Marga.

Sígueme en Linkedin.

Málaga 82. Capítulo 55

Sinopsis

Málaga 82Sara Rojas es una adolescente que no tiene amigos. La novela relata la historia de Sara y Margarita, alumnas de BUP en la “insignificante” ciudad de Málaga hace cuatro décadas. Margarita es extrovertida, popular y ha estado con innumerables chicos, pero encuentra su vida exasperantemente aburrida. Sara, por el contrario, es tímida y no ha conseguido tener ninguna relación desde que se mudó con su familia a Málaga hace un año. La historia de amor de Sara y Margarita.

Capítulo 55

Después de hacer el amor, Margarita y yo charlamos en la cama, hablamos de esto y de lo otro, de lo divino y de lo humano. 

-La gente cree que soy insoportable-digo poniendo en mi boca las palabras de mi madre. 

-No es verdad. 

-¿No?

-Eres tímida. 

-¿Y tú?

-A veces, pienso que soy tonta. 

-No es verdad. Sólo te cuesta valorarte. Eres muy lista. 

-Estoy hecha un lío. 

-Yo también. Sólo sé que me gustas-le digo mientras me acerco a ella y la beso. 

-¿Te gusta alguien del cole?

-No

-¿Y Pablo?

-No va en serio.

-Es guapo y le gustas.

-No sé.

-Ya. 

-Tú también eres guapa.

No sé qué decir después del subidón de pura alegría que me desborda.

¿Qué vas a hacer en la Uni?

-Medicina. 

-¿Te gusta?

-Lo odio.

-¿Entonces?

-A mi padre le da un perrengue si no lo hago.

-Yo te veo más haciendo Bellas Artes con lo bien que dibujas.

-Eso no lo puede hacer que no tenga dinero.

-No es verdad.

-Ya, claro.

-En serio, le das demasiado importancia al dinero. 

-Y tú demasiado poca porque lo tienes.

Touché. Bueno, yo te veo en Bellas Artes delante de un modelo buenorro desnudo. ¿Tú crees que se empalman?

-Qué va. Son profesionales.

-Ja, ja, ja.

-Ja, ja, ja.

-¿Por qué tú me ves y los demás no?

-Porque yo estoy enamorada de ti.

 -No digas eso.

-¿Por qué?

-Porque da mala suerte. 

Nuria con compañeros de Televisión Española, después de entrevistar a José Ángel Izquierdo, @Jaicano, el fotógrafo de Las Cuatro Torres de Madrid.

Tienes algunas de mis novelas en Wattpad.

Málaga 82. Capítulo 54

Sinopsis

Málaga 82Sara Rojas es una adolescente que no tiene amigos. La novela relata la historia de Sara y Margarita, alumnas de BUP en la “insignificante” ciudad de Málaga hace cuatro décadas. Margarita es extrovertida, popular y ha estado con innumerables chicos, pero encuentra su vida exasperantemente aburrida. Sara, por el contrario, es tímida y no ha conseguido tener ninguna relación desde que se mudó con su familia a Málaga hace un año. 

Capítulo 54

Me siento con Margarita en la orilla de la playa de Pedregalejo. Miramos el mar. Las olas se levantan y se rizan empapando nuestras caras, con una brisa marina salitrosa y salada, que huele a entrañas de Mediterráneo, que nutre nuestros sueños de juventud.

Yo tengo claro que quiero irme a Madrid a estudiar Periodismo y abandonar el nido familiar de víboras, quier poner tierra de por medio. Necesito pista para correr. Margarita va a estrudiar Medicina en Málaga. es lo que su padre. Pero ¿qué pasa con lo que quiere ella? Desde qiue murió, su madre se ha echado toda la responsabilidad de su familia  la espalda, una responsabilidad que no le corresponde. 

-Puedo besarte otra vez

-Sí. 

La beso con una sensación de extasis que me hace flotar bajo la luz. 

-Quítate la ropa-le pido a Margarita. 

Nos volvemos a besar. 

-Estás loca

-¿Por qué?

-No podemos. 

¿Puedo quitarme la ropa?

No, aquí no. 

-El próximo finde mis padres se van a Roma, y se llevan a Marta. El chalet estará libre. 

Nos besamos otra vez. 

-Pero te apetece desnudarte. 

-No. 

-Sólo un poquito. 

-No.

-Mentirosa. 

-Entonces, el próximo sábado. 

-Sí. 

Nuria, con sus amigas Gabi y Marga.

Sígueme en mi Linkedin.