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«Sucesión»: las argucias de un viejo psicópata

Hace años hicieron un estudio sobre psicopatía en grandes empresas, la mía salió en segundo lugar por detrás sólo de la Bolsa. Logan Roy tiene mucho de psicópata, por lo visto su modelo real es Rupert Murdoch, el magnate de la comunicación, y mueve los hilos, hasta el final, en su mezquina familia, pero Roy Logan también es un viejo y amargado pringado, que mientras se está muriendo conectado a un respirador en el ala de lujo de un hospital, sus hijos se pelean por el dinero, y el poder que ha logrado en vida en vez de sufrir y compadecerse por él. La psicopatía en la familia.

Los hijos de Logan son cómo niños avariciosos y egoístas que quieren comerse la tarta solitos, sin compartir con el otro, y sin dejar si quiera las migajas. Su padre agoniza, y ellos en el salón, en el que esperan en la suit privada de ese hospital, se dedican a pelearse, a discutir, a sacarse los ojos -cría cuervos-para hacerse con el control de la empresa de su padre.

No disimulan. Qué triste, señor Logan, no ser amado por tus propios hijos, qué mierda el que tu progenie codiciosa y malcriada te haga vergonzosamente la pelota, sólo porque quiere quedarse con la parte más jugosa del botín familiar.

Estarte muriendo y que tus hijos se peleen por tu herencia, sin tener ni un minuto de compasión por ti, el padre enfermo que sufre a solas.

Los diálogos hirientes y ácidos de los hermanos Roy en el hospital son impagables.

-Mientras tú estás hasta el culo de cocaína, un unicornio dirigirá la empresa-dice Kendall a su hermano ex adicto.

Greg soy yo

Mientras tanto, en medio de toda esta vorágine de rapiña y buitreo, pulula un desheredado: Greg, el sobrino pobre al que el patriarca Joe prometió vagamente un trabajo antes de sufrir un ictus y entrar en coma. Ahora la familia, muy ocupada en controlar la corporación de los medios de comunicación, pasa de Greg como de la mierda.

Greg intentando caer bien a Kendall.

Greg está pelado. No tiene donde caerse muerto. Está más tieso que la mojama, y huele a desesperación mientras comenta, de pasada, muy nervioso a la segunda mujer de Logan que su marido le prometió un trabajo en la corporación. Ella lo manda a casa a buscar unas zapatillas de estar por casa de Logan Roy. Greg obedece.

Greg sufre, intenta caer bien, sólo quiere un curro, no tiene ni un miserable dólar en el bolsillo. Pero es humano. Tiene alma. A los hermanos Roy se las comió un halcón al nacer.

Greg llamando a su madre para decirle que la ha cagado en la vida.

Coge lo que es tuyo

«Coge lo que es tuyo». Ese es el slogan de «Sucesión». El éxito de la maldad, ese el tema de «Sucesión». Los repugnantes juegos de poder en el seno de una familia corrompida por el privilegio. La psicopatía en la familia.

La especie humana lucha por el privilegio. La especie humana codicia el estatus y se rinde al becerro de oro desde el principio de los tiempos.

Tener más que mi hermano es el leit motif de los vástagos Roy.

Hay muchos Roy Logan en este mundo, hombres ricos y poderosos que dicen que aman a España y Perú, mientras guardan su dinero, calentito, en las Islas Vírgenes, hombres que dicen que hay que «votar bien» en democracia y dan lecciones de moral mientras son titulares de una sociedad en un paraíso fiscal.

Hombres como Mario Vargas Llosa, que quiso ser Flaubert y al paso que va, pasará a la Historia como Logan Roy en «Sucesión».

Puedes ver «Sucesión» en HBO.

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«Succession». La historia de amor de Gerri y Roman

La relación original y bizarra y morbosa y enfermiza y peculiar y única entre Gerri y Roman empezó como un ligue raruno y fetichista llenos de complejos edípicos de Roman hacia Gerri. Pero luego te das cuenta, y flipas porque no te lo esperas, claro que no, porque unir a estos dos es como mezclar agua con aceite, de que hay una ternura entre ellos que te resuena, un vínculo de cariño especial. Roman y Gerri son los únicos personajes que cuidan el uno del otro en la serie de HBO, «Succession». La historia de amor de Gerri y Roman.

Flípalo, al principio de su relación, Roman el hijo mas truculento, psicopatilla y enfermo mental de la mezquina familia Roy, siente una atracción sexual hacia Gerri, una señora ejecutiva mayor, gran profesional de Waystar, que le sigue el juego porque siente simpatía hacia el chico y también porque se siente superada por Roman, con su carga en profundidad de locura y necesidad, Gerri se paraliza, le sigue la corriente, y regaña a un Roman, que tiene filias masoquistas y si una ‘mamá’, papel putativo de Gerri, le regaña y le dice lo malo que es, se tiene que masturbar con urgencia y correrse.

Bueno, una de las tropelías locuelas de Roman Roy.

Pero no, amigas, luego la relación entre Roman, el chiflado, y Gerri, la ejecutiva juiciosa, evoluciona.

Resulta que Roman es humillado por su padre, quien le aleja de la empresa porque le considera un inútil sin ninguna experiencia profesional. Pero Gerri le consuela y le aconseja que se apunte y se tome en serio estudiar un curso de gestión empresarial desde abajo. Y Roman, aunque sea un zumbado, le hace caso.

Cuando Logan traiciona a Shiv después de haberle prometido el oro y el moro, y juega con las candidaturas dentro de la empresa para la dirección, Roman defiende a Gerri.

Roman y Gerri forman una pareja imposible, y sin embargo se quieren.

Puedes ver «Succession» en HBO.

La historia de amor de Gerri y Roman.

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¿Dónde comería Kendall de «Succession» en Málaga?

Kendall es un ser débil y vulnerable, no excesivamente listo, que quiere matar al padre, Logan Roy, pero no puede, en la serie «Succession», creada por Jesse Armstrong.

Kendall pasa de los sueños de grandeza al patetismo, de la ilusion a la decepción mas amarga y frustrada, de las ganas de sacar la cabeza a mantenerse a ras de tierra, con la autoestima por los suelos.

Es un gilipollas.

Fantaseo y visualizo a Kendall encerrado en su hotel El Málaga Palacio en la ciudad, demasiado deprimido y agobiado para dar una vuelta por el centro y comer.

Veo a Kendall deprimido en su habitación, sin ganas de salir a la calle, sin ganas de levantarse de la cama. Pero una punzada de hambre lo pone en maarcha. Se levanta. Se ducha. Se pone un traje Armani nuevo aunque hace demasiado calor para llevar traje y ya ni te cuento, corbata. Sale de la habitación. Llama al ascensor. Entra. Sale del ascensor. Se dirige a la recepción y le pide a la chica de la recepción, guapa y morena, que habla bien inglés, un taxi. También le requiere que le recomiende un restaurante bueno. A Kendall, le gustan las ostras y el champán.

La recepcionista le recomienda el restaurante «Jacinto». Kendall coge el taxi y se dirige allí.

Pide ostras, champán, y gambas a la plancha. Le desagrada que las gambas lleven la cabeza porque en EEUU las decapitan pero, aun así, disfruta. Todo lo que puede disfrutar Kendall porque es un pobre hombre.

Kendall Roy es un gilipollas que dice cosas como:

-Arriba los patriotas-al entrar a un acto acompañado de una rubia despampanante.

-¿Cómo estáis? Yo necesito una mamada-dice a sus empleados al entrar en la oficina.

-Feliz cumple, viejo bromista-Su padre le cuelga de inmediato

Kendall destroza el cuarto de baño de su rica mansion.

-Si puedes tratar con la gente, puedes trabajar con conejos.

Es alucinante ver crecer tanto a Kendall Roy para que siga siendo el mismo.

La evolución de Kendall como persona, el ciclo de su arco de personaje, está clara y prística.

Pasa de hacerlo bien en la empresa paterna, de ganarse la confianza de papi a intentar arrebatar el poder a papá, a vivir empapado en la juerga y la cocaína convencido, con un exceso de confianza en sí mismo, creyendo que todo va a salir bien a cometer errores de bulto y decidir con medio cerebro, a intentar coger el poder y fallar cayendo en un bajón emocional devastador, a repetir desde el principio todo el arco del personaje.

Brutal.

Sin embargo, con el paso de las temporadas, los guiones de «Succession» se vuelven pomposos, los actores autocomplacientes, y la serie me acabó resultando enervante, insoportable de seguir viendo.

No hay ningún personaje en «Succession» con el que me pueda identificar, no con Kendall, eso fijo, ni con Shiv, claro, que es la única chica, ni con Mathew MacFadyen, el marido de Shiv, pusilánime y corrupto hasta la médula, que me recuerda a R.R. un compañero de RTVE.

La familia Logan es tan disfuncional, el padre es tan cabrón, tan egoísta que hasta te daría la risa sino te helara el corazón. Son ricos. Son miserables. Son egoístas. Son crueles. Son impíos. Son corruptos. Su padre los ha modelado a su imagen y semejanza.

¿Dónde está el restaurante Jacinto? Av. del Obispo Ángel Herrera Oria, 7, 29007 Málaga, España

¿Dónde puedes ver «Succession»? En HBO

¿De qué va? Serie que sigue a la disfuncional familia del magnate Logan Roy y sus cuatro hijos, que controlan una de las empresas de medios de comunicación y entretenimiento más importantes del mundo. Los problemas llegan cuando se plantea quién será el sucesor del patriarca.

Lo mejor: Su tono shakespeareano y la tensión dramática de la primera temporada. La locura de Logan Roy muy bien interpretado por Brian Cox.

Lo peor: Pierde fuelle a lo largo de las temporadas.

¿Con quién ver la serie? Con la familia, ja, ja, ja.

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Grecia y Roma en «Succession»

Shakespeare sale de su tumba para encontrarse en Wall Street, llamar a los de HBO y escribir» Succession». La referencias shakespeareanas, desde Hamlet hasta Macbeth pasando por Enrique V, «Oh you, happy few», podía decir Kendall Roy a sus mermadas huestes cuando se enfrenta en la batalla a su padre, son tan variadas como brillantes. Succession es Roma.

La disfuncional familia de Logan Roy y sus cuatro hijos, que controlan una de las empresas de medios de comunicación y entretenimiento más importantes del mundo. Los problemas llegan cuando se plantea quién será el sucesor del patriarca.

Succesion es Roma

Pero «Succession» también es Roma, los últimos días del Imperio, la decadencia de Roma cuando el emperador temía que los miembros de su propia familia le envenenaran la comida y la bebida y un esclavo las probaba antes de que las catara el emperador.

«Succession» es la amoralidad y el libertinaje, la corrupción del Senado, la arrogancia de César al manejar el Imperio.

Porque «Succession» es una historia sobre la degeneración del capitalismo y sobre los degenerados que produce un capitalismo enfermos.

Logan Roy podría ser Nerón, Marcia opodría ser Agripina, y Roman podría ser Calígula.

Nihil novum sub sole.

-Tú también hijo mío-le dice César a Brutus.

Lo mismo le podría decir Logan Roy a Kendall.

Las referencia clásicas no acaban ahí. Está el caballo de Troya que le regalan a Kendall después de haber apuñalado a su padre. Las guerras troyanas donde los griegos consiguen vencer, Aquiles y compañía, aquí son guerras corporativas con OPAS hostiles y consejos de administración.

Alea jacta est.

Jaque mate en los Emmy

En los pasados Emmys, «Succession», incluso en una temporada muy competitiva y con HBO ya teniendo presencia en la categoría de mejor serie dramática con Juego de tronos, se había colado en la quiniela.

Los actores no habían hecho mella en sus respectivas categorías pero el día de la ceremonia la familia Roy dio un buen sablazo sobre el escenario: Jesse Armstrong, el creador, se llevó el Emmy al mejor guión por su retrato de la familia Roy, la más poderosa de los Estados Unidos y en control de los medios de comunicación más importantes.

«Succession» también se llevó el Emmy a mejor serie dramática. La predicción se cumplió. Los idus de marzo acertaron.

De no tener actores nominados a tener un total de nueveJeremy Strong y Brian Cox compiten como protagonistas, Sarah Snook como secundaria, Nicholas Braun, Kieran Culkin y Matthew McFadyen se ven las caras como secundarios y en las categorías de invitados están James Cromwell, Cherry Jones y Harriet Walter.

Estados Unidos se vende como una meritocracia. Sólo hay que ver «Succession» para desengañarte. O eres de la familia o eres una mierda. Los políticos trabajan al servicio de la familia. Incluso el presidente curra a favor de la familia Roy.

Puedes ver «Succession» en HBO.

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«Sucesión»: la manía de llevar a los personajes al extremo

Estoy disfrutando con «Sucesión» en HBO, la serie basada en la familia Murdoch, poseedora de un imperio de medios de comunicación y entretenimiento. Sin embargo, hay algo que me molesta en el guión, como una abeja que me ronda durante una maravillosa comida de verano, y amenaza con picarme: la manía de los guionistas de la serie de llevar a los personajes hasta el extremo, de tal manera, que muchas veces se vuelven caricaturescos y pierden verdad. El gran defecto de Succession.

Una lástima porque «Sucesión» me encanta. Es la serie que veo en mi móvil cuando hago bici en el gym. Es adictiva y tiene unos diálogos geniales.

Logan: el viejo rinoceronte

Sin embargo esa molesta sensación de que los rasgos más acusados y tóxicos de las personalidades de los personajes se enfatizan demasiado no me abandona. Me sucedió sobre todo en la segunda temporada, en la secuencia en la que Logan Roy lleva a los hombres de la familia y a ciertos dirigentes de Waystar a cazar y monta un numerito de lo más humillante para descubrir al traidor que quiere sabotear su trato con Pierce.

Me pasa también con Roman, y su psicopatía, su retorcida y enfermiza personalidad cuando involucra a Gerri en sus jueguecitos sexuales. El gran defecto de Succession.

También me sucede con Siobhan aka Pinkie, quien cae en el exceso excelso cuando se trata de manipular a su marido.

Siobhan desea ser la sucesora de su padre.

Fauna humana de lo peor

El personaje más natural al final resulta ser Greg «the Egg». Su ambición rastrera, su servilismo, nerviosismo y confusión resultan creíbles y muy humanos.

Y Kendall Roy, por supuesto. A ese tipo me lo creo totalmente. Kendall está deprimido y parece deprimido. Sus ojos están deprimidos y también su voz. Verdad cien por cien la que expresa Kendall, sometido a la tortura emocional de su padre. Jaque mate.

El hijo desgraciado mira a su padre, el magnate.

Tom aka «Mr. Potato»

Y luego está Tom. ¿Puede ser Tom tan rastrero y dócil? ¿Tan egoísta y mundano? Es una marioneta en manos de su mujer y de Logan Roy. Sí, es creíble. Tom «el suavón» que aguanta lo que le eche sin perder su cara inexpresiva, sin despeinar ni un pelo en su estilo de Mr.Potato. Sin embargo Tom está exagerado. Cae en su desarrollo en el trazo grueso del pintor de personajes.

Dan ganas de matar a Tom por ser tan pusilánime.

Es una pena, porque la serie es muy buena, pero los personajes pierden complejidad psicológica porque los seres humanos somos contradictorios. Y esas contradicciones a veces desaparecen en «Sucesión».

Puedes ver ya la cuarta temporada de «Succession» en HBO.

El gran defecto de Succession.

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Nuria Verde

Nací en Madrid, en 1971. Soy licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense. Trabajo como periodista en Televisión Española. También he trabajado como guionista en diferentes series de televisión (Cuatro, Canal +, Telecinco). Asimismo, soy autora del libro Cómo crear una serie de televisión (T&B Editores, 2007) y de la novela El verdadero tercer hombre (Ediciones del Viento).

En 2010 dirigí un corto, Terapia, que fue nominado a los Premios Goya.

Cómo la familia corrompe a una pareja. «Succession»

Me pregunto cómo habría sido la relación de Shiv y Tom si ella no hubiera pertenecido a la familia Roy, si la pesada y ominosa sombra de su padre no se hubiera proyectado sobre el matrimonio. Porque la tragedia de esta pareja es que la familia de Shiv corrompe a la pareja y la intoxica hasta la médula, con su letal aliento en la serie Succession.

Tom traga mucho por estar con Shiv, demasiado, y Shiv traga mucho de su padre, sacrificando a Tom por el camino, abortando una y otra vez la pureza que podría tener la relacióncon su marido.

Es paradigmático que, cuando Tom está angustiado por la posibilidad de ir a la cárcel por culpa del escándalo de los abusos sexuales a bordo de los cruceros de la familia Roy, e intenta que su mujer le escuche y consuele, Shiv no le presta atención. Cuando la llama su padre por el móvil, atiende la llamada y deja a su marido en la estacada, una y otra vez.

Desaliento y desolación. Es el sino de Tom.

La relación se ve lo mal que está cuando Shiv, fóbica al compromiso, engaña con un periodista amigo a su futuro marido, poco antes de su boda, incluso le dice a Tom la misma noche de su boda que prefiere una relación abierta de pareja para devastación de su marido.

Tom exuda tristeza, apesta a pena y desgracia, desprende infelicidad por cada poro de su piel y vive con una depresión latente y una cantidad industrial de autoengaño y negación.

¿Qué ve Shiv en Tom?

Otra pregunta que te haces viendo «Succession» es:

-¿Qué cojones ve Shiv en Tom?

Porque, seamos sinceras, Shiv podría tener al hombre que quisiera, y sin embargo, elige a Tom como marido, un tipo pusilánime, amorfo, sumiso y sin personalidad, que nunca se planta y que pide voluntariamente a su suegro ser el chivo expiatorio del caso de los abusos sexuales en los cruceros cuando es inocente.

Logan Roy ilumina la relación de Tom y Shiv, cuando le dice antes de su boda:

-Sólo te casas con él porque sabes que no te va a traicionar.

El silencio de Shiv lo dice todo porque muchas veces el silencio es infinitamente mejor que cualquier frase de diálogo.

Por fin, la verdad

Hay un escena grandiosa en la segunda temporada de «Succession» en la que por fin, ¡aleluya! Tom se enfrenta a Shiv y le dice la verdad.

-No sé si estoy más triste estando sin ti o estando contigo.

Viendo «Succession» sólo nos queda un consuelo: los ricos están destruyendo el mundo, pero qué infelices son.

Puedes ver «Succession» en HBO.

La serie Succession.

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«Succession»: el rap de Kendall

Momento de vergüenza ajena, admiración por su valentía, escalofríos y risas durante el rap que canta Kendall Roy a su padre compuesto por él, durante la fiesta de los 50 años de carrera de papá en «Succession». La rebelión de Kendall.

Es un momento icónico en la historia de las series de televisión. El rap de Kendall es un hit, una muestra de su talento artístico que roza lo ridículo y lo sublime a la vez y no podemos dejar de contemplar y sonreír como bobas.

Qué tío, fucking crack.

Kendall Roy gana como personaje a medida que la serie avanza.

Es una secuencia tan icónica y digna de ser recordada como ésta en «Mad Men».

Giro de guion

Es un buen giro de guion, cuando te crees que el tristón de Kendall está súper deprimido y al borde del suicido, con esa vocecita de vuelo bajo de pájaro herido, de repente, se marca este rap en honor a su padre que te hace sonrojar y disfrutar a partes iguales.

Kendall está a punto de perder el hilo de su rap cuando le acerca el micro a su hermano Roman, el nefasto Roman, y este grita: ¡necesito que pares de una vez! Por un segundo tememos que Roman le agüe la fiesta a Kendall, y éste se desmorone encima del escenario delante de todos los invitados a fiesta no-sorpresa de su padre, lo que sería súper triste para tristón, pero no, Kendall le echa agallas y sigue rapeando como si no hubiera un mañana para agradar a su padre, para conseguir la aprobación de papá.

Jeremy Strong interpreta con sutileza y convicción a Kendall Roy.

Su novia le dicea Kendall en un momento de la fiesta:

-Hablas mucho de tu padre ¿no?

El pobre Kendall sobrevive como puede y apechuga con su mala racha en el seno de esa familia tóxica que es la famila Roy.

Kendall es mi favorito junto a Greg the Egg. Por favor Gregg, no te vayas de Waystar. ¿Qué íbamos a hacer sin ti?

Por cierto, Tom. ¿Cómo diablos puedes ser un tío tan servil e hipócrita? Vamos, macho, échale huevos por una vez en tu vida y no te dejes pisar por los Roy porque es muy triste haber vivido solo para haber servido de felpudo a Sibhon Roy.

Cuanto me irrita el pelele de Tom.

Puedes ver «Succession» en HBO.

La rebelión de Kendall.

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«Sucesión»: la traición como tema

Un círculo de traición, un mundo infernal, un averno de Dante y la familia Roy burbujeando, en su caldero de odio y ambición humana demasiado humana. En «Sucesión», el tema es la traición. La traición vista desde todos los ángulos, ejercida por todos los personajes, cada uno a su manera, y por sus propios y espantosos motivos.

Tan malos que son entrañables

Donde las dan las toman, el viejo magnate propio de una novela de Scott Fitzgerald, sin el glamour y la pátina idealizada del escritor americano, crea una progenie que de mala y miserable y ruin, al final, se te hace entrañable.

En Los Roy hay debilidad, también una miseria moral tan acendrada, tan profunda e inevitable que deben estar en la vida número uno de las reencarnaciones y todavía les toca reencarnarse un millón de veces para progresar espiritualmente.

-Tú eres Kendall Roy. Eres el puto Kendall Roy-le dice Kendall a su propio reflejo en el espejo del baño.

Pobre Kendall. Al principio de la segunda temporada, tras la tortura emocional sufrida por sí mismo y por su propio padre, Logan Roy, ese T Rex de los medios de comunicación y del entretenimiento, está deprimido, jodidamente deprimido. Se le nota en la voz y en sus ojos vacíos y angustiados.

El viejo Rey, magnifico Brian Cox, es correoso. Es un matón. Aunque a veces juega la carta del falso sentimentalismo negociante, con maestría, como hace, con su hijo al final de la primera temporada en Inglaterra durante la boda de Shiv. Es un traidor y un traicionado, porque uno no puede traicionar toda la vida sin ser traicionado alguna vez.

Todos son unos traidores

Kendall tiene una relación peligrosa con Stewy, un listo calisto de mucho cuidado, un amigo serpiente que se alía con Kendall mientras le asegura que no es de fiar. La sonrisa débil de Kendall como reacción. ¡Oh esa sonrisa que supura miedo! Despierta mi compasión, Kendall.

Eres el personaje que más me gustas Kendall por una sola razón: eres capaz de entristecerte y ponerte melancólico. Tu hermano Roman no puede. Tu hermana Shiv tampoco. Por no hablar, del psicópata de tu padre. Esa tristeza te salva Kendall.

«Sucesión» desarrolla, con virtuosismo increíble, el alcance de la puñalada trapera intrafamiliar. Todos son unos traidores.

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«Sucesión»: Tom, el personaje más irritante

Tom es tan irritante y bien educado, tan relamido y pelota que dan ganas de darle un cachete. Me recuerda a un compañero -por llamarlo de alguna manera- de mi oficina, R.R. En «Sucesión», Tom es un chico majo y ambicioso que proviene de la fría Minnesota, descendiente de campesinos noruegos, un outsider en esa familia tóxica que es la familia Roy, a la que Tom está tan desesperado por pertenecer. De hecho, cuando en una de esas cenas de Acción de Gracias terroríficas de los Roy, Tom anuncia que está orgullosísimo de casarse con esa familia, de entrar en esa gran familia, un miembro de esa familia, que te pone los pelos como escarpias, le dice que sólo se ha casado con Shiver, su hermana. A Tom Wambsgans, lo interpreta Matthew Macfadyen con gran credibilidad.

Mr. Potato

Hay algo torpe y asustado en Tom, que le salva de ser un psicópata como Roman, Logan, o Shiv. «Mr. Potato», así le llama con crueldad Nate, el amante de Shiver, mujer de Tom, se convierte en mentor aturdido y metepatas del gran y tierno Greg, mi personaje preferido en «Sucesión».

Nicholas Braun interpreta a Greg, el sobrino de Logan Roy.

Greg es el personaje más humano y, aún no descorazonado por los Roy, el personaje con el que más me identifico, solo y temeroso, inseguro y torpe en esa oficina de terror, llena de depredadores sin moral alguna, sociópatas sin escrúpulos, que gastan bromas continuamente a Greg, desconcertado y aturdido, perdido en un mundo que le supera con su crueldad, e impiedad. Adoro al sensible Greg que solo quiere esconderse en la azotea del edificio en el que se aloja la corporación Roy y fumar hierba, y recibir a fin de mes un buen sueldo.

Volvamos a Tom. Tom es un cagón pero le va la marcha. Quiere ser uno de esos ricos y poderosos que tienen privilegios y son masters and comanders en un universo en el que hacen lo que les da la gana. Tom quiere pertenecer al club de los elegidos del Olimpo de la casta del privilegio, porque la vida es increíble si eres rico, le cuenta Tom a Greg, su protegido, durante una cena en uno de los restaurantes más exclusivo de Nueva York.

Darwinismo social y económico

Pero la supervivencia es dura en «Sucesión», donde rige la ley del Darwinismo social y económico en ese mundo terrible donde o comes o te comen.

La serie es una brillante alegoría sobre el capitalismo más salvaje en el que el reina el rocoso y arrogante Logan Roy.

Tom es un peón en el tablero
de ajedrez de los Roy.

Lo que me pone de tan de mal humor con Tom es que, no siendo malo, imita los modales groseros de Roman, muestra un servilismo vergonzante con su futuro suegro, Logan Roy, y se muestra dócil y acomodaticio con Kendall cuando está en la cumbre.

Tom es un arribista, y como buen arribista es muy manipulable. Un tío interesado de la peor ralea, esclavo y servil, quien se somete a las caprichosas órdenes de su fría y mentirosa mujer, Shiver, con la ductilidad de un patito de goma.

Tom es un tipo al que insulta su suegro Logan delante de toda la familia Roy, diciendo a su hija que es una cobarde porque se va a casar con un tío dócil que no la va a traicionar. Y Tom se la envaina. Porque Tom se la envaina siempre.

Los Roy están enfrentados en una guerra intestina por conseguir el poder, como los romanos del Imperio, se apuñalan por la espalda, intrigan hijos contra padres, hermanos contra hermanos, en una batalla frenética, cocainómana, brutal y agotadora por matarse los unos a los otros para conseguir dominar una empresa millonaria de medios de comunicación y entretenimiento.

Shiver miente descaradamente a Tom, su marido, le engaña con Nate y le toma por un tonto útil y complaciente del que se sirve a su antojo.

Pobre Tom. Pobre, pobre Tom, quien es su peor enemigo.

En realidad el único que apoya a Tom no es el propio Tom, sino el lindo y patoso Greg, como fiel Sancho Panza de ese no Quijote que es Tom Wambsgans.

Tomo y Shiver, una pareja que es lo peor.

Greg y Tom forman un dúo genial. Creo que son los únicos que se quieren en «Sucesion». En este vídeo, los tenemos en acción.

Puedes ver «Sucesión» en HBO. Se acaba de estrenar su tercera temporada.

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«Sucesión»: Kendall, la historia de un pringao

Kendall Roy quiere ser un master del universo. Kendall Roy quiere ser un macho alfa. Kendall Roy quiere ser el CEO del conglomerado mediático de papá. Kendall Roy quiere ser un millonario sin escrúpulos. Pero en realidad es un pringao, un aprendiz de psicópata, sin nada en la mollera, un desgraciado sin dos dedos de frente, al que la realidad, más lista que él, frustra una y otra vez. Kendall más pringao no nace.

No debe ser fácil ser el hijo de Rupert Murdoch o de Robert Maxwell o de Randolph Hearst. La sombra del padre es demasiado alargada e hiriente. Kendall Roy sufre como un loco pese a sus mezquinas ambiciones y falta de alma.

¡Ay qué oír el tono de su voz, tristísimo, cuando Kendall ve que su padre ha vuelto a ocupar su despacho tras sufrir un ictus!

-Cuanto me alegro-dice Kendall, desfallecido, con voz lánguida y con aire de no alegrarse en absoluto de volver ver a papá en la oficina. Lo prefería muerto y enterrado.

Kendall y su papá, Logan Roy.

Mientras su padre está muy enfermo, Kendall se entera de que la empresa ha contraído una importante deuda con un banco, y ha firmado un contrato, con dicho banco, por el que la familia Roy deberá reembolsar su deuda si las acciones bajan de cierto precio. Y es justo lo que pasa. El ictus y coma de Logan Roy provocan un pánico en la bolsa y las acciones de su corporación se desploman.

Se ve exactamente cómo es Kendall Roy cuando negocia con el tipo del banco la posibilidad de aplazar la deuda del conglomerado de los Roy y se muestra chulito, gallito, cuando en realidad está en un posición de debilidad, y cuando el tipo del banco se defiende como gato panza arriba y se niega, correoso como un viejo y coriáceo lagarto, Kendall suelta:

-Jódete.

Como si fuera un pandillero del Bronx.

Silencio sepulcral al otro lado del hilo del teléfono. Si había alguna posibilidad de renegociar la deuda de la corporación Roy, se ha esfumado.

La cara de Gerri, una jefa veterana de la empresa, es todo un poema. Pero ¿con qué gilipollas me toca currar? Con un gilipollas que se apellida Roy y por eso está sentado en ese despacho, negociando como un mamón con un pez gordo del banco al que debe una fortuna y que podría aplastarle como una cucaracha pero al que dice, de farol: ¡Jódete!

Kendall idea una salida fácil para salvar de la ruina a la empresa de su padre pero es una trampa de los peores enemigos de papá. Cuando papá despierta, del coma, hace llamar a su hijo:

-Eres un jodido idiota-le espeta papá a Kendall.

Kendall más pringao no nace.

Pero, ¡ojo! Las apariencias engañan. Kendall tiene su arco del personaje y, a medida que avanza «Sucesión», te das cuenta de que Kendall sea quizás el personaje con más corazón, y también el más incomprendido. Desde luego Kendall Roy es el que más sufre.

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