Maternidad desgarrada, maternidad a la contra, desesperación vital, vacío y la inquietud constante por un hijo adolescente, que se ha dado a una vida peligrosa y violenta de neonazi y se ha descarriado a lo bestia. María León domina, con su presencia absoluta, la miniserie de Movistar + «El hijo zurdo», cápsulas de media hora que entran como balas en el corazón, a través de los ojos conmovidos, rotos, de la actriz sevillana, que está sumida en una gran depresión.
El personaje lo es todo y tira de la trama como de una cometa. León compone a una Lola perdedora tan frágil como fuerte, una mujer abierta en canal frente al abismo de la desesperación, su amor por su hijo le marca pero también laedetermina una frustración infinita, su adicción al alcohol, y un padre de su hijo ausente y caradura que quiere ser alcalde de Sevilla.
El formato corto es un acierto. Porque la historia se mantiene tensa como un alambre, salvo los remansos de amistad y cerveza con la madre del Loco, otra madre sufridora, ésta obrera a diferencia de Lola, que tiene una situación acomodada.
En «El hijo zurdo» es la depresión y soledad en las que está metida Lola, representa el pozo en el que ella palpa las paredes oscuras y húmedas pero no sabe salir, es incapaz de atisbar una luz de nueva vida, lastrada por sus adicciones y su desolación.
Pero la serie «El hijo zurdo» relata también la busquedad de una identidad, la de Lola, que renunció a todo al quedarse embarazadísima muy joven, con el primer novio que tuvo, en una playa de Cádiz, dulces recuerdos que no logran almidonar su amargo presente, un novio que devino en marido arribista, Rodrigo, que también está interpretado a la perfección por Alberto Ruano, un sevillano de Frascuelo y de María, érase un hombre a un móvil pegado.
El guion corre a cargo de Rafael Cobo, que adapta la novela homónima de Rosario Izquierdo. Cobo es conocido por ser el guionista de Alberto Rodriguez, destacando por su historia «La isla mínima»,
La miniserie, de 6 episodios de treinta minutos, cuenta la complicada relación de una madre con su hijo, la inesperada relación de amistad entre dos mujeres de mundos muy diferentes y la búsqueda de una segunda oportunidad vertebran la historia.
Vamos a analizar los aciertos de guion: empieza tarde, con laa historia ya avanzada, no sabemos porqué Lorenzo se ha convertido en neonazi, pero los flashbacks pocos, están reservados para León. Su estructura funciona, episodios de media hora que juntos darían lugar a dos películas pero se perdería la intensidad dramático o cansarían al espectador por los trallazos emocionales que suelta Cobo y que van directos a tu mandíbula.
Otro acierto es una Sevilla lluviosa y de arrabal, de río y ratas, diferente a cómo nos la suelen mostrar en el cine.
El guion gana cuando leemos los guasaps de Rodrigo mientras su hijo está muy grave, en coma, en el hopsital. Cuando espiamos cómo el tipo se graba un vídeo para agradecer un premio en los baños antes de entrar a ver a su hijo a la UCI.
¿De qué va «El hijo zurdo»?
Lola es una madre de clase acomodada con dos hijos, que asiste a la deriva del menor de ellos, Lorenzo, hacia las oscuridades de un grupo radical. La historia sigue la huella de la actualidad más incómoda, y abunda, al narrar el conflicto de Lola, en la maternidad temprana y el antiguo estigma de ser zurdo. En el intento por comprender y recuperar a su hijo, Lola se relacionará con Maru, madre de diferente clase social que vive una situación similar a la suya.
Un intenso thriller y un drama sobre la maternidad conflictiva, que deslumbra con su crudeza dramática, con una genial María León que borda a esa madre desesperada y perdida, azotada por los golpes de la vida y por un hostil hijo adolescente. Hay mucho que rascar en esa serie de autor que arriesga y bordea un híperrealismo sin impostura.
Una Sevilla moderna, y antigua, en la que como dice Rodrigo, el candidato a alcalde, «el fervor es lo que nos une». Fervor religioso, populista y futbolístico, con barriadas olvidadas y ratas en las márgenes del Guadalquivir que viven de espaldas a Sevilla y su relumbre.
«El hijo zurdo» es una serie de autor como la copa de un pino y se acerca más al híperrealismo británico de Sally Wainwright y su «Happy Valley» que otras series españolas que son un quiero y no puedo.
Hay una verdad en la serie que me desconcierta, me despelleja y me escalda. No es una serie fácil de ver, ni ofrece la ocasión perfecta para relajarme. Me la tomo como chupitos de tequila, poco a poco.
¿Dónde se puede ver «El hijo zurdo»? En Movistar +
Lo mejor: El guion y la interpretación de María León.
Lo peor: El gusto por dar el golpe dramático.
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Escritora. Autora junto con Gonzalo Toledano del libro «Cómo crear una serie de televisión» (Ediciones T&B) y «El verdadero tercer hombre» (Ediciones del Viento) «Los crímenes de Atapuerca» (Caligrama)
Periodista de RTVE.
