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«Lo que queda del día»: la metáfora del amor reprimido

Me siento agotada después de venir una tarde de la tele. Me desplomo en el sofá blanco de Ikea mientras la luz flota fuera. Hace un calor descomunal para ser abril y los días se alargan como si fuera agosto.

Pongo la tele, zapeo, en el atardecer monótono y cansado de un lunes impenitente y descubro, en TCM, la última media hora de «Lo que quede del día», una de mis películas favoritas de la historia del cine.

«Lo que queda del día» es una de las metáforas más grandiosas del amor reprimido, del amor oculto, del amor silenciado, del amor asfixiado. Hay muchas perlas de subtexto en la película y también poderosas metáforas visuales como, por ejemplo, la paloma que se queda en uno de los salones de Darlington Hall. Steven logra liberar la paloma pero él se queda atrapado dentro de la mansión.

Todo se dice a tientas, con cuidado, los sentimientos de decepción y desolación, los sentimientos de frustración, pero el gran reprimido es el mayordomo, Stevens, interpretado por un imperial Anthony Hopkins, que no se permite salirse de la corrección profesional ni un pelo pero luego lee novelas de amor a escondidados y es pillado por Miss Kenton, en una secuencia muy perturbadora.

-Un hombre no puede considerarse feliz hasta haber hecho todo por su patrón-dice Stevens.

Pero el tiempo pasa, los patrones van y vienen. Un día, Stevens siente el vacío en su alma y le pide permiso a Chrisptoher Reeves, el nuevo señor de Darlington Hall, para hacerse una escapadita por Inglaterra, con uno de sus coches, con el pretexto de que necesita reclutar a una ama de llaves que ya prestó muy buen servicio en la mansión.

Es un buen subtexto para recuperar el esplendor del pasado y el amor de Emma Thompson.

Es impresionante la secuencia en ese salón de té, cuando Stevens le pide a Miss Kenton que vuelva al servicio a Darlington Hall, y Emma Thomson le dice que se había planteado volver al servicio, que echaba de menos esa vida, dando a entender sin decirlo claramente que su matrimonio ha sido un fracaso, pero que su hija está embarazada y ella debe quedarse a su lado para echarle una mano.

Stevens dice poco pero sus ojos azules nublados por la tristeza y la pérdida lo dicen todo.

Se ha acabado su historia de amor con Miss Kenton. No puede recuperarla.

Además, se tiene que hacer a la idea de que ha desperdiciado su vida.

No es el único. Emma Thompson vive torturada por esa misma sensación de vacío.

-A veces pienso que cometí el mayor error de mi vida-dice, refiriéndose a dejar el servicio pero, en realidad, se refiere a haberse casado con su marido.

La historia de amor entre Stevens y Miss Kenton es hermosísima, pura sugerencia, amor latiendo y sofocado en el pecho de ambos, sin expresarse con palabras.

En 1958, Stevens (Anthony Hopkins), un perfecto mayordomo, viaja por Inglaterra. Ahora trabaja para un millonario americano (Cristopher Reeve) que es el nuevo propietario de Darlington Hall, mansión que vivió su etapa de mayor esplendor veinte años antes, cuando su dueño, un aristócrata británico, reunía en su casa a los personajes más influyentes de los años 30, una época crucial para el futuro de Europa. Esta circunstancia permitió a Stevens ser testigo de conversaciones sobre los hechos políticos más importantes del momento. Al mismo tiempo, su rutinaria vida personal sufría un inesperado cambio con la llegada de la señorita Kenton, la nueva ama de llaves (Emma Thomson)

«Lo que queda del día» es un melodrama poderosísmo dirigido por un James Ivory en estado de gracia. La película se realza gracias a las grandiosas interpretaciones de Anthony Hopkins y Emma Thompson.

¿Dónde puedes verla? En TCM

Lo mejor: Las interpretaciones, la puesta en escena, el guion.

Lo peor: Nada.

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¿Dónde comería Peggy de «Mad Men» en Málaga?

Peggy cuenta la historia de la incorporación de la mujer al trabajo y el ascenso de su carrera profesional. Es una publicista muy buena, destaca por su creatividad y su olfato profesional. Es disciplinada y maja. Siente un vacío en su vida personal, y a veces, al llegar a casa se pone a llorar. Cosa que yo también he hecho un huevo de veces, quemada por los sinsabores y disgustos de la oficina.

Su peor apuesta fue quedarse embarazada de Pete Campbell al perder la virginidad, tener al bebé y luego darlo en adopción a su propia hermana

Si Peggy estuviera en Málaga comería en «El merendero de Antonio Martín». Tiene unas vistas alucinantes a la playa de La Malagueta. Se pediría un arroz meloso mar y monte, unas croquetas que son caseras y espectaculares y me recuerdan a las que hacía mi abuela Manola. Para culminar, almejas con vino blanco, aceite y perejil, y para beber, vino rosado.

Un diez.

Peggy saldría de las trapacerías, intrigas y emboscadas de Madison Avenue y se relajaría a solas. Luego podría visitarla Stan, su amor. Pero me imagino a Peggy sola en Málaga, deambulando a su aire por las callejuelas del centro, y alquilando un apartamento cerca de la catedral.

El merendero de Antonio Martín ha sustituido al tradicional restaurante Antonio Martín. Cuando era niña me echaron de la entrada mientras esperaba la ruta para el colegio León XIII con mi amiga Mónica. El portero nos dijo que hacíamos mal efecto de cara al negocio.

Pero pelillos a la mar.

«Mad Men» trata de la mentira, de la falsa la apariencia, del ego y de la vida. Es una de las series que irradia más verdad de toda la historia de la televisión.

Su creador Matthew Weiner nació en 1956. No es tan mayor como para recordar la época que evoca con tanta maestría «Mad Men». Su oficina es tal y como una esperaría del creador de la serie. Rezuma estilo vintage y tiene un mueble bar de caoba con todo tipo de licores. Pero el mobiliario venía con el edificio que es de 1955, y las botellas son regalos, una pena porque Weiner casi no bebe.

Para captar la sensibilidad de Weiner necesitas una buena dosis de introspección. Una foto de los actores de la serie en el set. Hay una tarjeta casera de uno de sus cuatro hijos en la que se lee: «Dad Men» en pastel rojo y negro.

Su biblioteca está abarrotada con novelas, ensayos y poesía. Desde «Diaries of Old Manhattan» a «Moby Dick».

Fue campeón de «Jeopardy». Antes que ponerle notas en el guipn se puso a bailar «Zou Bisou Bisou» para enseñarle lo que quería a Jessica Paré (Megan Draper) Weiner da la impresión de que nunca duerme. Escribió «Mad Men» los fines de semana y por la noche mientras trabajaba doce horas en una comedia que le alimentaba y le daba para pagar las facturas. Le gusta escribir por la noche.

Weiner empieza cada temporada de «Mad Men» leyendo el prefacio de «Collected Stories» de John Cheever: «A un escritor se le ve andar con torpeza, atarse la corbata con torpeza, hacer el amor con torpeza. Casi siempre está solo. Se enseña a sí mismo».

¿Dónde está «El merendero de Antonio Martín»? Plaza de la Malagueta, 4.

¿Dónde puedes ver «Mad Men»? En Amazon Prime Video.

¿De qué va? Aclamada serie dramática que narra los comienzos de una de las más prestigiosas agencias de publicidad de los años sesenta, y centrada en uno de los más misteriosos ejecutivos de la firma, Donald Draper, un hombre con un gran talento. «Mad Men» es la mirada a los hombres que dieron forma a las esperanzas y sueños diarios de los americanos de la época. En 1960 la publicidad era considerada una de las profesiones con más glamour. Era un momento de gran ebullición en todos los sentidos; la manipulación profesional y el acoso sexual son parte del trabajo y de los negocios. Sterling Cooper Advertising diseñaba mejor que nadie las campañas de publicidad. Su lema era: «No importa lo que seas. Lo importante es cómo lo vendas..

Lo mejor: Su verdad.

Lo peor: Nada.

¿Con quién verla? Con compañeras de trabajo.

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«El hijo»: la depresión juvenil y el suicidio

Me pasa algo extraño con esta película. Creo que se adopta el punto de vista equivocado, el punto de vista de «El padre» era el del padre, y aquí en «El hijo» también es el del padre, Hugh Jackman, lo cual,desde elpunto de vista del guion, es un error. Zeller no profundiza en la depresión que está atravesando Nicholas (Zen McGrath), y se centra en el incordio que representa en la nueva vida de su papá y de su nueva familia. Pero se produce una equivocación con el punto de vista, que está demasiado distanciado.

Me siento identificada con Nicholas, el hijo de Hugh Jackman, un depresivo de libro. Por esa razón, veo «El hijo» hasta el final durante una lluviosa, gris y monónotona mañana de domingo. Cuando tenía 17 años, pasé por una depresión y no quería vivir. La vida me parecía una mierda, y no sólo eso, sino que sufría y no sabía lo que me estaba pasando, no se lo contaba a nadie. Pero mis padres me encontraban insoportable, alguien difícil e inaguantable. Me fui un año a estudiar a Francia. Con el paso de los años, me doy cuenta de que estaba deprimida y devastada emocionalmente. Pero entonces sólo me encontraba en un agujero sin salida.

En «El hijo» se nos cuenta una historia parecida, con la variante de la nueva familia del padre de Nicholas, el doloroso divorcio,el bebé con na mujer más joven, el abandono de Hugh Jackman.

La madre, interpretada por Laura Dern, le dice al padre:

-Me siento un fracaso total.

La culpa de Hugh Jackman emerge como un iceberg negro en su conciencia.

-No estuve allí para él.

En otro momento de «El hijo»:

-Antes había tanta alegría en nuestra familia.

Uno de los puntos fuertes de Zeller como guionista es que sabe crear muy buenos diálogos, pero se le escapa el punto de vista en esta película y la historia se diluye. Quiero saber de lo que le pasa a Nicholas. Quiero profundizar en su enfermedad mental como en «El padre» profundizábamos en el Alzheimer.

-He intentado estar ahí para ti. He intentado darte fuerza. ¿qué es lo que te pasa? ¿estás tomando drogas? ¡Crees que puedes hacer lo que te de la gana en la vida?

-No se lo que me pasa papá-llora, Nicholas.

En una entrevista con Vanity Fair, Florian Zeller, el director de «El hijo», aseguraba que «es tan difícil ser un buen padre o una buena madre y afrontar una situación en la ya no sabes qué hacer. Me doy cuenta de que hay mucha gente con problemas relacionados con la salud mental y la familia. Hay tanta vergüenza e ignorancia acerca de los problemas mentales. Esta película es una forma de compartir lo que he aprendido y abrir una conversación».

“Como público lo que realmente quiero es estar en una posición activa, no sólo sentarme y ver una historia que ya se ha escrito y dicho sino que quiero estar activo y ser parte de la narración. Es una manera de sacar el tema y no enterrar la cabeza porque se que lleva tiempo dar con las claves. Y muchas veces es un tiempo que no tenemos si queremos evitar la tragedia».

-¿Dónde puedes ver «El hijo»? En varias plataformas.

Lo mejor: La actuación de Zen McGrath. Defiende un papel muy difícil.

Lo peor: El punto de vista distanciado.

¿Con quién ver «El hijo»?: Con tus hijos adolescentes. La depresión es la principal enfermedad del siglo XXI.

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«Los crímenes de Atapuerca». Capítulo 1

SINOPSIS

A Miriam Sinaloa, una estudiante de dieciséis años que visita el yacimiento de Atapuerca, la asesinan dentro de La Sima de los huesos. La inspectora Luisa Baeza dirige la investigación del asesinato de la adolescente mientras se enfrenta a una profunda crisis personal y se obsesiona con un caso en el que busca una redención. El crimen más oculto de Atapuerca.

CAPÍTULO 1

Andrea y yo nos ponemos los monos rojos manchados de arcilla, los arneses, los cascos de mineros con luz frontal, cogemos las linternas, nos subimos las cremalleras, nos ajustamos las cámaras Gopro en el casco antes de sumergirnos en el laberinto oscuro y frío de la Sima de los Huesos que tiene forma de calcetín.

La única investigación que importa en la vida es la de averiguar quiénes somos. Esa frase parpadea en la pantalla de la mente de Andrea ante de abismarse en el tobogán negro de la Sima de los Huesos. Baja por la escala anclada a la bocana que se balancea inestable.

Andrea es la nieta de Max Rey, codirector del proyecto Atapuerca y máximo responsable de la excavación en La Gran Dolina. Todo el mundo decía en Atapuerca que Max la dejaba bajar a la Sima sin control porque era una enchufada. Pero Andrea, que fue testigo del asesinato de su madre a los cuatro años de edad, ha soportado demasiado sufrimiento en la vida como para que le afecte a su serotonina las pullas de algunos. Su infancia es su caja negra. Sin embargo si sobrevives a los fantasmas del pasado, te haces fuerte porque ya no te importa lo que te pase.    

Yo la miro con cara de preocupación. He aceptado bajar con Andrea a la Sima de los Huesos porque quiero vigilarla. La última vez que descendió sola a excavar estuvo tanto tiempo en el agujero que se quedó sin oxígeno. Max tuvo que llamar al 112, que la salvó in extremis después de que entrara en parada cardiorrespiratoria.  

La excavación se divide en cuadrículas. El trabajo se aborda excavando en los estratos que corresponden a un fragmento de tiempo de la Prehistoria.

 

Es el yacimiento funerario más antiguo del mundo. Allí se encontró un fósil de 430.000 años de antigüedad, el famoso cráneo número cinco, también conocido como Miguelón, Homo heidelberguensis o neandertal primitivo -todavía hay polémica- conservado gracias a las increíbles condiciones de temperatura y humedad de la excavación.  

La Sima de los Huesos alberga la colección de fósiles humanos más completa de la era del Pleistoceno Medio. Se han encontrado 50 esqueletos completos de homínidos. Se ha logrado descifrar ADN humano en fósiles de hace medio millón de años. Hay muy pocos yacimientos donde se conserve ADN tan antiguo como no sea bajo el hielo. La Sima es única. No hay otro sitio donde se pueda extraer ADN mitocondrial tan antiguo.

Del techo de caliza cuelga la única planta que hay, al lado del termómetro. La temperatura se mantiene en diez grados. Estamos a treinta metros de profundidad. La concentración de oxígeno es muy baja. Movernos nos cuesta mucho esfuerzo a Andrea y a mí. 

Sierra de la Demanda en verano.

Unos huesos sobresalen como estacas grotescas del suelo de barro.

-Son fósiles de oso-dice Andrea-Los humanos están abajo-añade y se vuelve hacia mí, con esa sonrisa aniñada que me llena el pecho de emoción.

Los sedimentos han bajado hacia la base de la sima, una profunda hendidura de catorce metros de profundidad. Un puré de barro del que emergen huesos humanos que se fosilizaron hace medio millón de años.

-Me da miedo mirarlos por si se deshacen-digo.

-Ja, ja, ja-se ríe Andrea. La alegría burbujea en mis venas por haberla hecho reír.

Cada doce meses quitamos sólo veinte centímetros de barro. Es un trabajo paciente y desesperante.

-¿Qué hay?-pregunto.

-De todo-contesta Andrea-. Costillas, vértebras, cráneos, huesos de manos y pies, huesos de brazos y piernas.

Media hora antes Andrea y yo hemos estado en la Sala de los Cíclopes. El silencio era absoluto y sobrecogedor. Oía cómo caía una gota de agua al suelo con un eco que reverberaba en el túnel a oscuras. Andrea enfocó con su linterna. Era un fascinante sepulcro de calma sellada al vacío. El techo se encontraba a veinte metros de nuestras cabezas. Me invadió un gigantesco alivio por estar en un espacio más grande antes de meterme en el agujero.

Ahora, ya dentro de las entrañas de La Sima, nos adentramos en un cementerio de primitivos neandertales. Jesús Sinaloa, codirector de Atapuerca, se equivocó. Los homínidos que están enterrados aquí no encajan en la especie africana Homo heidelberguensis como él dijo años atrás.

Andrea y yo nos arrastramos por la tortuosa base de la Sima que tiene una altura de un metro cuadrado. Apenas caben cinco personas dentro. 13 grados centígrados de temperatura. 95 por ciento de humedad. Oxígeno al límite. El suelo es limoso, un barro de arcilla que se pega a los monos. La pared de roca kárstica aplasta nuestras caras. Me fijo en las manchas de color marfil en las paredes. Atisbo unas grandes piedras encima. Si la Tierra temblara, se desprenderían y nos aplastarían. La sensación de claustrofobia se puede tocar con las manos dentro de la Capilla Sixtina de la evolución humana.

La Sima de los Huesos es uno de los tres yacimientos que componen Portalón de Cueva Mayor. Los otros dos son La Galería de los Cíclopes y la Galería de las Estatuas. A Andrea sólo le interesa bajar a la Sima de los Huesos donde el año pasado desenterró los restos del cráneo 16, al que llamó Ana, por la chica de la que estaba enamorada y que acababa de morir por hipoxia mientras trabajaba dentro del gran túnel funerario.

La muerte de Ana sumió a Andrea en una depresión de la que aún no se ha recuperado del todo.

Durante esta campaña de 2019 el objetivo es excavar en la zona de paso entre la rampa y la cámara distal. Pero Andrea tiene su propia hoja de ruta.

Sin embargo, la niña bonita de Jesús Sinaloa, el director de Portalón y La Sima de los Huesos, es la Galería de las Estatuas situada a 350 metros de Cueva Mayor. La mayor parte del equipo trabaja en los sondeos de las dos catas excavadas. Allí hacen arqueología molecular en un yacimiento ideal para ello ya que está sellado. El principal problema que plantea la secuenciación de ADN de los homínidos desenterrados es que es muy cara y, muchas veces, no aporta novedades a la investigación. Pero Jesús dice que es una nueva manera de investigar la evolución humana.

Andrea y yo llegamos a la base de la Sima de los Huesos. El yacimiento tiene 700 metros de túneles bajo tierra. Nos apoyamos sobre tablones manchado de arcilla roja. Los tablones se han puesto para proteger el sedimento que se excava. Los paleoantropólogos trabajan tumbados sobre la madera.

Andrea y yo nos arrastramos sobre el suelo hasta llegar a la cuadrícula en la que estamos excavando en busca de un nuevo esqueleto de neandertal primitivo.

Me adentro en el corazón del yacimiento de fósiles humanos más rico del mundo. Me embarga una emoción brutal. Descarga de excitación efervescente. Me siento muy viva.

-Los arrojaban muertos-susurra Andrea mientras graba la claustrofóbica cavidad con su Gopro-Por una entrada que no es ésta.

-¿Se ha descubierto?

-No.

A oscuras, a tientas, al llegar a una de las cámaras funerarias donde los Neandertales primitivos amontonaban los cadáveres, de repente yo toco algo pegajoso, enfoco con mi linterna y reculo. Mi corazón me da un vuelco. Suelto un escalofriante alarido. Me estremezco de pánico.

El cadáver de una adolescente desnuda, con la cabeza reventada de un martillazo, descansa sobre un lecho de sangre, sobre los tablones de madera.

Andrea se acerca a gatas al cuerpo que tiene unas marcas tatuadas en el pecho. La toca.

-¿Quién es?-pregunta.

-Vámonos de aquí.

Me ahogo. El oxígeno no me llega al cerebro. Boqueo. Mi cámara Gopro oscila, desquiciada y graba el horror que estoy viendo en la oscuridad sobrenatural. Andrea empieza a hiperventilar. Se mete la mano en uno de los bolsillos de su mono rojo y saca un inhalador para el asma. Se lo coloca en la boca y aspira muy fuerte.

-Es Miriam-dice, con voz ahogada.

El crimen más oculto de Atapuerca.

«Los crímenes de Atapuerca» de Nuria Verde.

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El crimen más oculto de Atapuerca.

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Crítica del documental Garnet’s Gold: en busca del sentido de la vida

El protagonista del documental «Garnet’s Gold» me ha recordado a mi padre. La historia me ha conmovido hasta el hondón porque es una loa a los seres que se atreven a soñar. Crítica del documental Garnet’s Gold: en busca del sentido de la vida.

No conviene ver este documental desde unos parámetros tradicionales, incluso lógicos: narrativa, acción, giros. Esa visión os decepcionaría. Pero si buscas belleza, lirismo, y poesía «Garnet’s Gold» es tu historia, saldrás satisfecha.

«Garnet’s Gold» es una mirada tierna y lírica a los soñadores, a los excéntricos, a los fantasiosos, a los que la realidad se les queda pequeña.

Armado de montones de viejos mapas, una barca en la que entra el agua y un corazón renqueante, ‘Garnet’s Gold’ sigue la temeraria, valiente y quijotesca aventura de un hombre extraordinario en busca de un tesoro escondido, en un tardío rito de iniciación para recuperar su alma y redescubrir el sentido de su existencia. De los productores de ‘Searching for Sugar Man’ y ‘Man on Wire’, el documental toca temas universales como los sueños, la inspiración y la fuerza inextinguible de la esperanza. 

Ed Perkins dirige «Garnet’s Gold» y te hace reflexionar sobre el sentido de la vida, te hace mirar dentro de ti y revisar tus propias quimeras, sueños fantásticos -que no se cumplieran es lo de menos, que casi se cumplieran es lo de más,-porque Perkins investiga la capacidad soñadora del ser humano, la mayoría de las veces destinada al fracaso.

Pero no hay tristeza en la historia sino pura poesía. Es un claro ejemplo del llamado de documental de personaje, en el que el guion se centra en un personaje potente y la trama es casi anecdótica, el elemento que menos importa

Garnet Frost es un excéntrico hombre inglés con muchas inquietudes, que se embarca en los mas curiosos proyectos mientras cuida de su enferma y encantadora madre.

El señor Frost no consulta a ningún experto ni se documenta demasiado antes de emprender la búsqueda de su tesoro, el barco hundido con un cargamento de oro, que creyó descubrir una vez cuando se perdió en las Highlands cuando era joven.

Pero el meollo del documental es que Mr. Frost no busca el oro sino el sentido de la vida. El acierto de la realización con imágenes bellas y melancólicas es absoluto.

«Me parece haber estado dormido todo mi vida», dice Mr.Frost como si fuera un personaje de La vida es sueño de Calderón de la Barca. Todos tenemos esa sensación, Mr. Frost.

Lo mejor: La poesía que destila el documental y el personaje excéntrico y dulce de Garnet Frost.

Lo peor: Nada. Es un documental sorprendente.

Dónde ver Garnet’s Gold: En Amazon Prime Video.

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Nuria Verde

Nací en Madrid, en 1971. Soy licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense. Trabajo como periodista en Televisión Española. También he trabajado como guionista en diferentes series de televisión (Cuatro, Canal +, Telecinco). Asimismo, soy autora del libro Cómo crear una serie de televisión (T&B Editores, 2007) y de la novela El verdadero tercer hombre (Ediciones del Viento).

En 2010 dirigí un corto, Terapia, que fue nominado a los Premios Goya.

«Las ocho montañas»: amistad, verano, crecimiento interior

Estoy comiendo con mis amigas Georgina y Marga, en la casa de la primera, cuando la conversación deriva a la película «Las ocho montañas». Me viene en oleadas el recuerdo de esta historia hermosísima, llena de matices humanos, basada en una novela de Paolo Cognetti. La película me había gustado mucho pero la había arrumbado en un sótano de mi memoria. Ahora la revivo, conmovida.

Dos niños muy diferentes: Bruno y Pietro. Uno montañés, el otro urbano de Turín. A Bruno, su padre le cercena la vida que lleva en un pueblo de los Alpes italianos cuando se lo lleva a currar con él a Suiza de albañil. Pietro escribe y se siente solo mientras se rebela contra su padre. A cierta edad, hay que matar al padre.

A Bruno lo que más le gusta es cuidar de sus vacas en los pastos, a Pietro lo que le chifla es escribir pero está lleno de miedos y aburrido de ser él mismo. Bienvenido al club. Ambos comparten un profunda, honda, conmovedora, ingenua amistad.

Hay tanta belleza en esta película que se me saltan las lágrimas. Hay tantas cosas fundamentales que me gustan: la naturalidad de la narración, el realismo poético, los personajes y la montaña que es un personaje más.

El encanto y autenticidad de Bruno, maestro quesero, que decide quedarse apegado a su tierra, a los ciclos de la naturaleza porque es montañés y no quiere salir de su montaña.

-Esa planta es un poco rara. Es fuerte donde crece, frágil si la llevas a otro lado-dice.

Difíciles relaciones con sus padres, cada chico por raazones diferentes, pero ese hecho les ha marcado a fuego. Cada uno por razones diferentes.

Tras la muerte de su papá, Pietro, quien llevaba diez años sin hablarse con él, le dice a Bruno.

-No he prestado atención a las cosas que importan. Estaba ocupado en trivialidades que ahora ni siquiera recuerdo-.

Me identifico tanto con esa reflexión, que se me ponen los pelos de punta.

Pietro es un chico de ciudad, Bruno es el último niño de una localidad de montaña olvidada. Con el paso de los años, Bruno se mantiene fiel a su montaña, mientras que Pietro viene y va. Sus experiencias le harán enfrentarse al amor y a la pérdida, recordándoles sus orígenes y abriendo paso al destino

-Yo, si me gusta una cosa, la hago. Al menos lo intento-dice Bruno a Pietro por la noche en torno a una hoguera, después de trabajar juntos en la construccion de una casa, que le dejó el padre a Pietro de herencia, y que sólo era un montón de ruinas.

Pero el lirismo no es artificioso, no hay un tono presuntuoso en «Las ocho montañas». Van Groeningen mira con cariño y comprension a sus personajes.

El guion incide mucho en el desarrollo interior. Pietro hace el camino de la ascésis cristiana para evolucionar.

Los afectos infantiles, los vínculos emocionales con el padre, la relación con la naturaleza, la sanación que da la amistad contados con emoción y sinceridad.

Película preciosa, narrada con verdad. Hay momentos que disfruto tanto que se me saltan las lágrimas.

«Las ocho montañas» es rara avis en el cine actual. Me llena por dentro. Me dan ganas de ir a la montaña. Me siento acompañada por Bruno y Pietro, que son grandes tipos.

Eso sí, le quitaría la voz en off. En primer lugar, porque el guion no lo necesita. En segundo lugar, porque le da un toque antiguillo y literario que no me gusta en el cine.

Premio del Jurado en el Festival de Cannes de 2022. Premio a la Mejor Fotografía en la Seminci de Valladolid, el director de foto es Ruben Impens, que realiza un gran trabajo.

¿Dónde ver «Las ocho montañas»? En Filmin.

Lo mejor: El guion y los actores. El tono de sensibilidad de la narración.

Lo peor: Le sobra la voz en off y ciertas canciones que banalizan la historia.

¿Con quién ver la película? Contigo misma.

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Betty Draper y la maldición de la belleza en «Mad Men»

Betty Draper es un personaje desgraciado en «Mad Men». Está atrapada, tiene todo lo que la sociedad le ha dicho que debía tener para lograr la felicidad y, pese a ello, es profundamente infeliz. Como le dice Arthur, el chico casadero con el que coincide en el picadero de caballos, en la segunda temporada, cuando Betty va a montar: «Eres insondablemente triste». Por supuesto, ella lo niega porque revelar esa vulnerabilidad le restaría perfección e implicaría reconocer que muchas cosas van mal en su vida. Pero, arthur, su compañero de equitación da en el clavo.

Al mismo tiempo, como mujeres modernas empatizamos y, a la vez, no empatizamos con Betty Draper. Nos da pena. Bets sabe que Don es infiel y lo consiente, se aburre tantísimo descongelando neveras, y preparando cenas para su marido que éste no se come, y recogiendo a su hija Sally de clases de ballet encerrada en su campana de cristal mientras siente que el mundo la ha estafado, que la vida la ha estafado, que Don Draper la ha estafado. Pero Betty es una criatura paralizada dentro de un laberinto del que no sabe salir, y la paradoja es que todo el mundo a su alrededor cree que su vida es perfecta.

En una entrevista con Matthew Weiner, el creador de «Mad Men», dijo que condenó a Betty Draper a ser el personaje que iba a morir porque es la única mujer que no cambia.

La maldición de Betty es su culto a la belleza y el tener como valor supremo el físico. Ha sido modelo y su madre le ha inculcado que el fin de una mujer es estar guapa y complacer a su marido. De niña fue gorda, y se acomplejó muchísimo. Su madre le sometió a serveras dietas y cuando su amiga de equitación le comenta que está harta de que su hija no coma nada, Betty responde: «Está bien que cuide su peso desde esa edad».

En una conversación que tiene Betty con Don cuando se van a dormir: «No me puedo creer lo vieja que está (Gina Lollobrigida)»

-A todos los hombres nos gusta.

-Si me pongo así de vieja prefiero morir-dice Betty.

-Prometo congelarte las patas de gallo, Birdie-bromea Don.

Pero es evidente que Betty pese a su increíble belleza, se aburre un huevo y lleva una vida depresiva, es más, sufre ataques de ansiedad que somatiza en temblores de manos incontrolables. Una tarde, Betty lleva a los niños a casa conduciendo y sufre otra vez esa agitación incontrolable y ese agarrotamiento de las manos, pierde el contro del volante y se estrella contra la fuente del jardín de los vecinos.

No les pasa nada grave ni a ella ni a sus hijos, pero cuando el cuenta el accidente a Don:

Hubiera sido terrible que Sally se hubiera hecho una herida en la cara, eso habría arruinado su vida.

La belleza es la joya de la corona de los valores vitales para Betty Draper aunque también la juventud y ser una chica radiante. Aunque una tarde mientras Betty y Francine, la vecina, toman café y se aburren no puede evitar mostrarse vulnerable:

-De repente, empecé a sentirme tan vieja. Mi madre siempre estaba muy preocupada por el aspecto físico y el peso.  

Mi madre era tan hermosa. Siempre decia: Estás pintando una obra de arte. Que no se noten las pinceladas. Era tan guapa. Pero ¿por qué hago todo esto? Yo no soy tan superficial-le dice Betty a Francine, con la que no puede evitar sentirse superior.
-Mientras los hombres me miren así es que me conservo bien-añade.

Francine, que cree que Betty tiene una vida perfecta casada con Don perfecto, alaba la belleza de su amiga.
-Pillé el otro día al doctor Wayne mirando mi escote-remata Betty.  

Una de las múltiples infidelidades de Don Draper le sale cara al jefe de creativos de «Sterling and Cooper»: la que tiene con Bobbie Barret, la mujer y representante de Jimmy Barret, un cómico que protagoniza el anuncio de patatas Utz. Jimmy se lo cuenta a Betty, que se queda hecha polvo. No dice nada. Porque las reacciones en los personajes «Mad Men» no son inmediatas como también pasa en la vida, (sucede igual cuando Campbell chantajea a Don con revelar su oscuro pasado si no le asciende a director de cuentas) sino que hay un proceso de toma de decisiones, unos detonantes, y mientras tanto Betty tiene que preparar una cena con comida internacional (genial, gazapacho andaluz de primero) y otros platos exóticos. Para beber Betty escoge champám frances y cerveza Heinecken sin saber que su marido la está utilizando como experimento real de que las mujeres con su perfil «educadads, adineradas y con mucho tiempo para comprar» de las urbanizaciones, donde no hay bares ni cafeterías, compran Heinecken porque «Holanda suena igual que París».

Sin decirle nada a Betty, Don cena con gente del trabajo(Steerling, Duck Phillips, Crab Colson y sus señoras) y, al sacar Betty las Heineckens, todos se ríen aunque ella se siente avergonzada, desplaazada porque no entiende la broma. Don sólo levanta los brazos abiertos al cielo como diciendo: qué voy a hacer si soy un crack.

Cuando Betty y Carla, la criada negra, están recogiendo y lavando los platos de la cena, mientras Don está repantingado en el sofá viendo la tele, Betty le dice a Carla que lo deje, que ya recogerá ella mañana y que se puede marchar aa casa. Por el tono de voz de Betts, ya intuyo que se avecina una buena bronca marital.

Aquí hay una secuencia para estudiar sobre cómo el conflicto se presenta progresivamente y está basado en el subtexto. Por supuesto, conocemos la faceta falsa y mentirosa de Don Draper, y el hecho de que él conozca mejor a su mujer que ella a él.

Las cosas van de menos a más. Aquí hay un subtexto muy claro: tú me has engaañado con esa tía Barret, pero te digo que me has humillado al no contarme que sabías que iba a comprar Heinecken ni que estabas haciendo un experimento publicitario con tu propia mujer.

Betty apaga la tele que esta viendo Don. Se planta delante de él más cabreada que una mona.

-Me has avergonzado.

-¿De que hablas?

-Me has avergonzado.

-¿Qué he hecho?

-Sabías que iba a comprar esa cerveza.

-¿Y que?

-Porque me conoces tan bien. Lo sabes todo sobre mí

-Bets, siempre utilizo mi vida en el trabajo. Me pagan por eso.

-Te has reído. Todos se han reído. Es muy divertido reirse de otra.

-Venga, lo estás interepretando mal.

-Me has avengonzado.

-Lo siento. No tenía mala intención. No lo he pensado.

-Tú nunca tienes mala intención. Nunca piensas. Siempre haces lo que te da la gana.

Pero luego el conflicto evoluciona a Betty gritando a Don que Bobbi Barret es tan vieja, ¿Cómo puede estar Don con ella? Porque ella le conoce a él: no puede evitarlo. Jimmy Barret se lo ha contado.

-Jimmy Barret me odia-dice Don.

En todo momento, Don Draper actúa como Tony Soprano en sus enfrentamientos con Carmela: negar la mayor aunque la mayor sea tan obvia.

¿Dónde puedes ver «Mad Men? En Amazon Prime Video.

Lo mejor: Es una obra maestra. No es sólo una serie.

Lo peor: Que haya acabado y no se escriban más temporadas.

Tienes algunas de mis novelas en Wattpad.

Si me sigues, te sigo.

«True Detective» T4: el thriller polar que te hiela la sangre

Siempre me alegra ver a Jodie Foster en una pantalla. Es una actriz y directora que me encanta y que me ha regalado infinidad de momentos de emoción en el cine. Su presencia ilumina cualquier plano anodino y le dota de una verdad excepcional. Está especializada en hacer de mujeres obreras, de víctimas de un violación, de prostitutas y de madres desbordadas por la vida un hijo superdotado. Es una crack.

Veo, con intriga y con estimulante curiosidad, el primer episodio de la cuarta temporada de «True Detective». Ocho científicos investigan en una estación en el Ártico. De pronto, desaparecen misteriosamente.

Una canción de los Beatles suena a todo trapo mientras, en una gigantesca pantalla, Ferris Buller baila y canta durante el día en el que ha hecho pellas, en la estación vacía, donde ojito, guiño a David Lynch y a su peli «Terciopelo azul», Jodie Foster, agente de policía, encuentra la lengua arrancada de una mujer nativa.

Cinco años después de su última entrega, «True Detective» ha vuelto y busca mirarse en el espejo de su primera temporada creada por Nic Pizzolatto, lucha por reflejarse en la mítica primera parte de la saga en la que Matthew McConaughey nos quitaba las ganas de vivir, con su amargado nihilismo inspirado en la filosofía de Ligotti.

Y sorpresa, la cuarta temporada de la saga es adictiva, sorprendente, terrorífica, con grandes interpretaciones, giros de guion logrados y capaz de hipnotizarnos con su atmósfera helada.

Oscuridad, terror, y una trama detectivesca que te mantiene enganchada hasta el final, sin aliento, absorbida por su capacidad mesmerizante y lisérgica de hacernos volar como drones sobre el hielo azul de Alaska.

Aquí, Issa López, la directora y guionista mejicana, coge los mandos de la ficción y regresa a las raíces de la serie. Investiga en la oscuridad interior de las dos detectives protagonistas. Les hace enfrentarse a sus peores demonios.

Me encandila la cabecera hipnótica de «True Detective»: esos planos lisérgicos y oníricos de paisajes cuajados de nieve azul, lobos, muñecas que se bambolean en un mecedora, pesadillas y obsesiones al ritmo de un música hipnótica y muy triste.

«True Detective» bebe de las fuentes de David Lynch y Jane Campion. Es rarita de cojones. Hay negrura, nihilismo, terror, elementos sobrenaturales e inquietud desasosegante por un tubo. Bienvenidos a la noche polar del Alaska.

-¿Qué pasó en tu último caso con Navarro?-le preunta un agente joven a Jodie Foster.

-Fue bien hasta que no lo fue.

Un hombre ha asesinado a su mujer.

-Llegamos tarde. No pudimos hacer nada.

Ahora Jodie Foster tiene un nuevo caso.

-Estoy trabajando en un nuevo caso. Ocho científicos desaparecidos. Encontrados en la entrada del pueblo. Congelados-dice Jodie Foster.

En «Noche polar» hay una realidad insoportable, la de la vida.

Me apunto en bloc de notas del móvil un diálogo de Jodie Foster que me hace gracia mientras cae la noche polar sobre Madrid.

Su compañero añoso ha encerrado en el calabozo de la comisaría del pueblo a una mujer que estaba borracha y armando follón. Al poco rato, el tipo la suelta. Llega Jodie Foster que le dice al agente que ha liberado a la detenida:

No la voy a soltar sólo porque te la chupe.
-Para que lo sepas, estoy prometido.
-Sí, con la del catálogo.
-No, se llama Natalia. Es de Vladivostok.

True Detective Temporada 4 da frío sólo de verla pero esa sensación aterida es también parte de su encanto. Bienvenidos al thriller polar con inquietudes metafísicas, desasoiego sobrenatural, perspectiva obrera y feminista.

Es una lástima pero el capítulo piloto se tuerce cuando el conflicto se dispersa. Miedito me da en el momento en el que aparece ese oso polar en medio de la carretera. La trama da bandazos y pierde mi atención en algunos instantes del visionado.

¿Dónde puedes ver «True Detective Temporada 4»? En Movistar +

¿De qué va? Cuando la larga noche de invierno cae en Ennis, Alaska, los ocho hombres que operan la Estación de Investigación Ártica Tsalal desaparecen sin dejar rastro. Para resolver el caso, las detectives Liz Danvers y Evangeline Navarro tendrán que enfrentarse a la oscuridad que llevan dentro y escarbar en las atormentadas verdades que yacen enterradas bajo el hielo eterno.

Lo mejor: La dirección de Issa López y la interpretación de Jodie Foster.

Lo peor: A veces se para la trama y se dispersa el conflicto.

¿Con quién verla? A solas y bien abrigadita.

Tienes algunas de mis novelas en Wattpad.

  1. «True Detective» bebe de las fuentes de David Lynch y Jane Campion. Es rarita de cojones. Hay negrura, nihilismo, terror, elemenos sobrenaturales e inquietud desasosegante por un tubo. Bienvenidos a la noche polar del Alaska.

  2. True Detective Temporada 4 da frío sólo de verla pero esa sensación aterida es también parte de su encanto. Bienvenidos al thriller polar con inquietudes metafísicas, desasoiego sobrenatural, perspectiva obrera y feminista.

  3. -Estoy trabajando en un nuevo caso. Ocho científicos desaparecidos. Encontrados en la entrada del pueblo. Congelados-dice Jodie Foster.

  4. Me apunto en bloc de notas del móvil un diálogo de Jodie Foster que me hace gracia mientras cae la noche polar sobre Madrid.
    Su compañero añoso ha encerrado en el calabozo de la comisaría del pueblo a una mujer que estaba borracha y estaba armando follón. Al poco rato, el tipo la suelta. Llega Jodie Foster que le dice al agente que ha liberado a la detenida:
    -No la voy a soltar sólo porque te la chupe.
    -Para que lo sepas, estoy prometido.
    -Sí, con la del catálogo.
    -No, se llama Natalia. Es de Vladivostok.

Málaga 82. Capítulo 60

Sinopsis

Málaga 82Sara Rojas es una adolescente que no tiene amigos. La novela relata la historia de Sara y Margarita, alumnas de BUP en la “insignificante” ciudad de Málaga hace cuatro décadas. Margarita es extrovertida, popular y ha estado con innumerables chicos, pero encuentra su vida exasperantemente aburrida. Sara, por el contrario, es tímida y no ha conseguido tener ninguna relación desde que se mudó con su familia a Málaga hace un año. 

Capítulo 60

Margarita conduce hacia la cima de una colina con su Vespino. Yo voy de paquete detrás, temblando de emoción, hecha un flan de excitación y nervios. El paisaje es impresionante: el cielo, la montaña, el mar bañados por la luz dorada de Málaga que es pura belleza. La naturaleza posee una hermosura honda y azul. Se me pone los pelos como escarpias. 

Al fondo, avizoro la plaza, el Mediterráneo con su latido azul y profundo. A la derecha, unas montañas cárdenas se recortan como un circo que nos protege de miradas indiscretas. 

Un sensación de bienestar me recorre de la cabeza a los pies.  

Me siento tan viva. La exaltación me acompaña durante todo el camino a Maro.

Nuria, con amigas.

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